El trabajo en colaboración es el instrumento
principal de la comunicación en euskara, de toda la cultura vasca,
y, necesariamente, de la nación vasca en su globalidad. Constituímos
un pueblo y una cultura pequeños, y tenemos junto a nosotros a dos
culturas gigantes; tal vez en lugar de "junto a nosotros" debiera
decir que los tenemos "sobre nosotros", o mejor aun, que las culturas
más poderosas de la tierra nos contienen. ¿Qué es una
actividad en euskara en Laburdi, en medio del aluvión que lo invade
en francés? ¿Qué pinta una iniciativa en euskara en
Bizkaia, en un rincón de todo un mundo que vive en castellano?
Los pasos que el euskara y las principales herramientas en euskara han
dado en los últimos años son fruto del trabajo en colaboración.
Esta colaboración ha posibilitado superar algunas carencias que el
propio euskara como instrumento tenía (y sigue teniendo), sacar nuestra
lengua de la marginación y hacerle un hueco en la sociedad del País
Vasco, mejorar la calidad y la competitividad de las producciones en euskara...
Y si no ha habido más avances ha sido muchas veces debido a la falta
de una mayor colaboración entre los militantes vascófilos,
los profesionales que están dispuestos a vivir en euskara y los responsables
políticos que entienden que este tema es de primacía para
las instituciones públicas.
El final de siglo ha provocado que todos tomemos cociencia sobre los
enormes cambios que se nos vienen encima. Para no extenderme, no voy a empezar
a enumerar los que han ocurrido a lo largo de la década de los 90
en el Euskal Herria, en Europa y en el mundo. Pero los cambios están
ahí, y nos han colocado en puertas de otros mucho más grandes.
La principal obligación que tenemos quienes actuamos en los medios
de comunicación en euskara es la de no perder nuestras posiciones
en los movimientos que están produciéndose en el mundo de
la comunicación. Dicho de un modo más optimista, tenemos que
aprovechar las nuevas oportunidades de estos tiempos de cambio para mejorar
nuestra posición ante los medios de comunicación que se mueven
en las culturas gigantes, para de este modo garantizar la supervivencia
de la comunidad vasca en el campo de la comunicación y aportar nuestro
grano de arena a esa Euskal Herria vasca y vascófona (bilingüe
o multilingüe, por supuesto) que anhelamos.
Para que poder conseguirlo, tenemos dos requisitos que cumplir. Por un
lado, la profesionalidad de quienes nos movemos en los medios de comunicación,
enlazada a la competitividad de nuestras herramientas, nuestro nivel de
calidad. Por otro lado, una actitud de colaboración, para poder competir
con los grandes.
Estoy preocupado con respecto a la segunda condición. Veo que
empleamos demasiadas fuerzas en la pelea por imponernos (unos sobre otros)
en este pequeño mercado que hemos conseguido que funcione en euskara;
al tiempo que empleamos demasiado demasiado pocas en el trabajo de ensanchar
ese ámbito. Es demasiado poco lo conseguido hasta ahora. Demasiado
escaso para garantizar la supervivencia de la sociedad vasca, demasiado
pequeño para asegurar el avance de nuestros proyectos y empresas.
Mirando al futuro, el trabajo de colaboración debe en mi opinión
sustentarse sobre estas dos ideas. Primera: considerar normal el fenómeno
de concurrencia dentro del mundo cultural euskaldun y proceder a su regulación,
creando instrumentos de solución de conflictos. Si existe algún
campo en que la importancia de la pluralidad sea relevante, ése es
el de la información y comunicación. Ya que nos referimos
a trabajar en colaboración y en modo alguno a las unanimidades, es
muy importante enfrentarnos a este tema sin complejos.
Segunda idea: organizar sinergias que nos permitan ser competitivos frente
los gigantes que nos rodean. Tenemos que mejorar mucho en este aspecto,
tanto para potenciar las sinergias dentro de cada campo (en lo que a nosotros
respecta, el de los agentes de comunicación), como para explotar
las posibilidades que hay entre los distintos sectores.
La supervivencia del euskara se ha basado en gran medida en actos de
amor, y, como se sabe, el odio es hermano gemelo del amor. Tenemos que superar
las dinámicas de amor-odio y poner en su sitio las actitudes hegemonistas
alimentadas al amparo (o con la escusa) de ideas-mitos; superar esas dinámicas
para competir entre nosotros con normalidad y a al mismo tiempo ser dolectivamente
competitivos como pueblo y como cultura en un centro del mundo que cambia
sin cesar.
¿Que son sólo palabras? Podemos empezar a asignarles nombres
de personas, de grupos, de empresas y de instituciones, mientras nos tomamos
un café. Eso sí, siempre que nuestra intención sea
la de mejorar las cosas.
He mostrado mi preocupación, y no puedo dejar sin mencionar la
esperanza. Desde el otoño de 1998, el ciudadano vasco vive en un
ambiente nuevo; ambiente que creo liberará muchas ataduras, prejuicios
y antiguos miedos. El terremoto provocado por las nuevas tecnologías
y los cambios que en general están aconteciendo nos está despertando
de nuestro sueño profundo, mostrándonos nuevos desafíos
-con frecuencia muy duros-, y ofreciéndonos al mismo tiempo nuevas
y grandes oportunidades. Y además, nadie podrá detener al
mejor antídoto contra la inercia: la llegada de las nuevas generaciones.
Si somos bobos, será la necesidad la que nos una. Si actuamos
con inteligencia, nos anticiparemos juntos a las necesidades.
Pello Zubiria
Camino, director de la revista "Argia" |