Entre aquéllos que han trabajado en
la actividad cultural vasca, el convencimiento de que el futuro del euskara
está íntimamente ligado a los medios de comunicación
en euskara es muy antiguo. Ofrecer medios de comunicación en euskara
era y es necesario e inevitable, si es que deseamos que el euskara tenga
futuro. La clave del futuro del euskara radica en los medios de comunicación
en la misma medida que en la educación.
Por eso mismo concedió el Gobierno Vasco tanta importancia a la
creación de ETB y de Euskadi Irratia. El hecho de disponer de medios
de comunicación audiovisuales o verbales alrededor de Euskadi era
normal; no suscitaba ninguna sospecha. Pero no sucedía lo mismo en
los medios de comunicación escritos.
La costumbre de que los medios de comunicación audiovisuales fueran
públicos no dejaba lugar al debate entre lo público y privado.
Pero a medida que la necesidad de la prensa escrita diaria aumentaba, esa
controversia cobraba una enorme intensidad. Los medios de comunicación
audiovisuales siguen siendo públicos. Lo diario tiene una gestión
privada, pero sólo puede sobrevivir gracias a la ayuda pública.
Estoy seguro de que esta situación nos causará más
de un quebradero de cabeza en el futuro, porque el ambiente que se está
formando a nuestro alrededor poco tiene que ver con aquél del que
en su día partió el Gobierno Vasco.
Sin embargo, al observar los medios de comunicación en euskara
que yo conozco, hay un detalle en el que debemos detenernos: la tendencia
que estos medios de comunicación, de un modo u otro, por una causa
u otra, tienen de posicionarse en un extremo. Los principales medios de
comunicación escritos, en el extremo izquierdo. ETB, no obstante,
en lo que se refiere a la programación, y forzando un tanto la realidad
para enfatizar lo que trato de decir, en el extremo del deporte, del folclore
y de la carcajada.
Ya sé que debería concretar, matizar y analizar lo expresado
más detenidamente. Pero voy a dejarlo tal como está, porque
el punto que me interesa examinar es otro. El medio de comunicación
en euskara, al igual que toda la actividad cultural vasca, tiene una finalidad:
normalizar el euskara y su uso social. Hoy día, y en una sociedad
que desea ser bilingüe, no resulta nada fácil definir en qué
se basa la normalidad. Aun y todo, se mencionan, mencionamos, sin cesar
como objetivos la normalización y el uso del euskara en una sociedad
normalizada.
Y tomamos las decisiones que tomamos, decidimos los programas que decidimos,
creamos los instrumentos necesarios, como los medios de comunicación,
con el propósito de llegar a tal situación normal. Eso sí,
siendo conscientes de que lo que hacemos no es siempre, desde luego que
no, completamente normal; las medidas que adoptamos son especiales y las
decisiones que tomamos extraordinarias.
Y es cierto que no se puede dejar una lengua que se encuentra en una
situación de minoría sin defensa alguna, sin ayuda, en medio
de una competencia sin realizar esfuerzos especiales. No voy a comenzar,
pues, a cuestionar las extraordinarias ayudas especiales.
Pero teniendo en cuenta el futuro del euskara y su normalidad, me parece
necesario lanzar una interrogante. ¿No deberíamos de vez en
cuando salir del refugio y hacer la prueba de la normalidad para ver si
vamos por el buen camino, para que la anormalidad de la extraordinariedad
esté cada vez menos asegurada para el euskara, para que la finalidad
de la normalidad no se encuentre cada vez más lejos, para que el
euskara no se nos quede en un extremo cual los medios de comunicación,
quieto, ahogado?
Aquellas personas que son siempre tratadas como enfermas suelen tener
la tendencia de verse a sí mismos sólo como enfermos. El euskara
y los medios de comunicación en euskara necesitarán la protección
que se les debe, pero también probar la fuerza de la realidad competitiva,
si no queremos que su carácter sea eternamente el de enfermo.
Joseba Arregi, parlamentario de
EAJ-PNV |