Dominar una lengua no sólo supone
tener conocimiento de las reglas gramaticales, también hay que saber
utilizarla convenientemente para garantizar la comunicación. Desde
una perspectiva que considera el texto como la unidad de comunicación,
la escuela no puede ignorar la pluralidad de estos usos del lenguaje y su
importancia en cualquier asignatura. Aquí nos referiremos a los textos
explicativos, los cuales son muy utilizados en la enseñanza. Cualquiera
que sea la materia a la que se refieran, en prácticamente todos los
libros de texto podemos encontrar algún tipo de explicación.
También los alumnos necesitan recurrir frecuentemente a la explicación
a la hora de realizar diversas tareas escolares. Pero, a la hora de producir
un texto con frecuencia surgen problemas; algunos afectan a la adecuada
progresión del tema y a la recuperación de la información
presentada con anterioridad, afectando así a la comprensión
del texto. Por ejemplo:
(1) En ciudades y pueblos como los nuestros una persona
consume 15 l. al día. Ese uso doméstico...
En esos procesos resulta importante la utilización de expresiones
anafóricas, pues de ellas dependerá en gran medida el desarrollo
de la información a lo largo del texto. Precisamente esas expresiones
han sido el objeto de la investigación que he realizado con la subvención
de Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos. Su finalidad ha sido
la de observar dificultades que tienen los alumnos a la hora de escribir
textos explicativos y analizar las expresiones anafóricas que emplean.
Asimismo se pretendía ver la diferencia entre los modelos que se
les transmiten y sus producciones. Para ello hemos partido de un corpus
de textos empleados en la escuela. En él hay que distinguir dos grupos:
el primero formado por textos explicativos de libros de texto, y el segundo
formado por producciones escritas de los alumnos. En cuanto a los libros
de texto, se han analizado tres versiones de un mismo tema de Ciencias Naturales,
cada una de ellas perteneciente a una editorial. Por lo que respecta a las
producciones de los alumnos, se trata de textos escritos en euskara por
alumnos bilingües de 12-13 años y que explican un tema tratado
previamente en la escuela.
Es difícil resumir los resultados en estas líneas, por
lo que únicamente nos fijaremos en algunos de los aspectos más
interesantes. Para empezar tendremos en cuenta dos de los grupos de categorías
anafóricas que se han clasificado, el de las anáforas pronominales
y el de las nominales. En lo que respecta al primero, son muy pocas las
retomas del antecedente por medio de pronombres, como la que podemos ver
en el ejemplo:
(2) Para nosotros el agua es muy importante, sin ella
no podríamos vivir.
El demostrativo, sin embargo, es mucho más utilizado:
(2)Debemos cuidar el agua como un tesoro, para hacer
eso ...
En los dos grupos de textos del corpus el uso de las anáforas
pronominales es más bajo que el de las nominales. Entre estas últimas
la repetición es el recurso más utilizado, especialmente en
los textos de los alumnos. Por ejemplo:
(4)El agua para nosotros es un tesoro... El agua
sirve para muchas cosas...
En el lado opuesto al anterior tenemos el caso de la sustitución
lexical:
(5) El agua también tiene su ciclo... A pesar
de que este tesoro es muy valioso para nosotros...
Mientras que en los libros de texto este recurso es bastante utilizado,
en los escritos de los niños casi no aparece. Es evidente su complejidad
y la dificultad que tienen los alumnos a la hora de utilizarlo. Además,
las pocas veces que lo utilizan tienden a imitar los modelos ofrecidos en
el libro de texto. Por otro lado, hay que subrayar que en las explicaciones
producidas por los alumnos la información aparece organizada en diferentes
bloques, al comienzo de cada uno de los cuales aparece repetido el lexema
tematizado en el título; así, no se produce la utilizazión
de organizadores textuales al pasar de un bloque a otro.
Como resultado de este análisis se observa que en todos los textos
del corpus predomina el uso de la anáfora nominal. Además,
en los textos de los alumnos aparece muy pocas veces la sustitución
lexical; estas expresiones anafóricas son más complejas y
gracias a ellas se puede ampliar la información sobre el antecedente
o incluso se puede cambiar el rumbo del tema, pero su utilización
es sin duda más difícil para los alumnos; en los libros de
texto, sin embargo, es un procedmiento más utilizado. Para ilustrar
esa dificultad prodríamos citar un ejemplo: un alumno utiliza la
sustitución lexical, pero para evitar cualquier duda sobre sus intenciones,
al lado de esa nueva expresión repite entre paréntesis el
mismo lexema del antecedente. Así pues, los alumnos preferirán
utilizar la repetición a la hora de recuperar algo mencionado anteriormente;
así evitan las dudas y pueden seguir con el tema sin problemas. En
consecuencia, y sin olvidar la importancia que la repetición tiene
al pasar de un bloque informativo a otro, el texto nos aparece organizado
en torno a un hipertema y más que un texto explicativo parece un
texto elaborado por medio de pequeñas secuencias descriptivas. Para
terminar hemos de decir que las expresiones anafóricas que aparecen
en los textos de los alumos de 12-13 años son menos variadas y más
simples que en los textos de adultos instruidos. Ines M. García Azkoaga, profesora de la UPV/EHU en el Departamento
de Lengua y Literatura |