Este artículo puede
llegar al mismo tiempo a un caserío de Beizama y a cualquier casa
del centro de San Sebastián, con el mismo coste y la misma calidad.
Basta con disponer de un ordenador y de una conexión a internet,
y saber manejarlos. Las condiciones son las mismas en ambos casos.
Hace unos tres años, un grupo de personas del entorno rural de
Gipuzkoa realizamos un viaje a Irlanda. Entre algunos de los proyectos de
Desarrollo Rural, tuvimos ocasión de visitar un telecentro que trabajaba
para unas empresas norteamericanas. Al no tener el mismo horario, los trabajos
que unos no podían terminar se enviaban a través de internet
al otro centro, para que éstos pudieran continuar con ellos. Aquella
experiencia nos resultó muy curiosa; pero más nos extrañó
el hecho de que contaran con una guardería; siete personas trabajaban
con ordenadores - todas ellas mujeres-
y dos en la guardería. Fue inevitable esbozar una sonrisa cuando
nos explicaron que algunas madres dejaban el ordenador para dar el pecho
a sus hijos, pero lo cierto es que aquel proyecto nos pareció realmente
interesante: aquellas mujeres tenían la oportunidad de trabajar cómodamente
cerca de casa, sin que los hijos fueran un obstáculo.
Han tenido que pasar casi tres años para poder ver los inicios
de similares experiencias en las zonas rurales de la Comunidad Autónoma
Vasca.
Uno de los mayores problemas de los caseríos y de las zonas rurales
en general es el de las infraestructuras. Yo mismo he conocido -
y eso que todavía me siento un chaval-
caseríos que no se podía acceder en coche, caseríos
sin agua en el interior y caseríos con una red de electrificación
tan deficiente que no servían más que para encender unas bombillas
como si se tratara de luciérnagas. El teléfono es una modernidad
con no más de 10-15 años de vida.
El problema de las infraestructuras ha supuesto una limitación
en las condiciones de vida de la población rural; mientras la ciudad
ha sido considerada como un lugar agradable, los caseríos y los pequeños
municipios rurales se han presentado como lugares llenos de incomodidades;
aspecto éste que aún hoy en día sigue: ¿y
si nieva? ¿y cómo llevar los niños al colegio? ¿y
cómo comprar el pan cada día? ¿y...? Quien toma
la decisión de vivir en una zona o municipio rural, lo toma porque
factores tales como los sentimientos, la tranquilidad, el ambiente rural,
etc., han tenido bastante influencia en su decisión; pero tan cierto
como esto es que, siempre tratará de adquirir los servicios de los
que se dispone en la ciudad.
En los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo en la
mejora de las infraestructuras rurales; no obstante, la sociedad moderna
ha ido creando multitud de nuevos servicios que requieren nuevas redes de
infraestructura. Basta observar la fuerza que están cobrando servicios
como la telefonía movil, internet (el diario por internet,...), el
servicio de teletienda, etc; y, claro está, estos servicios requieren
toda una red de nuevas infraestructuras: fibra óptica, antenas de
teléfonos móviles,... Y en este aspecto no podemos dormirnos
en los laureles. En lo que a bienestar se refiere, en los últimos
años se ha producido un acercamiento entre el mundo rural y el mundo
urbano pero esta distancia se puede acrecentar de nuevo si no actuamos en
la dotación de nuevas infraestructuras.
Con las actuaciones planteadas no sólo se pretende conseguir una
mejora de los servicios. Tal como demuestra el ejemplo de Irlanda, las telecomunicaciones
también son una herramienta de creación de empleo; la distancia
física deja de ser un obstáculo y esto es una oportunidad
que deben aprovechar las zonas rurales.
Algunas llamadas telefónicas, por ejemplo las 900,901,902,...
(seguro del coche, solicitud de reparación de la avería del
ascensor, reclamación de arreglo de la vitrocerámica, reserva
de los billetes del tren,...) son atendidas por lugares insospechados: Madrid,
Valencia,..., o Lapuebla de Álava. Para que una empresa de Bilbao
tenga un informe traducido al euskara, basta con enviarlo por internet a
cualquier traductor de Errezil, Albíztur o Alkiza y recibirlo en
muy poco tiempo.
La Consejería de Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco, percatada
de la oportunidad que el teletrabajo brindaba para la creación de
empleo en zonas rurales, empezó hace aproximadamente un año
a promover nuevas experiencias en algunos municipios rurales de Alava. El
primer paso fue organizar unos cursos específicos de formación
para la gente interesada en el proyecto. En la actualidad, contando con
la gente que ha realizado el curso,se está en fase de constitución
de una sociedad en cada municipio con el fin de ir dando respuesta a los
distintos trabajos que vayan surgiendo. Además de los trabajos que
pueda captar cada empresa, se ha creado otra entidad llamada LANALDEN, S.A.
que optará a los distintos trabajos del mercado para que posterioremente
asigne al telecentro especializado en la materia.
Junto con esta actuación se pretende acondicionar locales vacíos
existentes en los pequeños municipios rurales e intentar captar empresas
relacionadas con el mundo de la telecomunicación. Estos locales cuentan
con la ventaja de ser mucho más baratos -en
muchos casos incluso gratis- que los locales
ubicados en grandes núcleos urbanos; a su vez, los proyectos ubicados
en estas zonas gozan de importantes subvenciones para cursos de formación
e inversiones de todo tipo. Una empresa de estas características
puede ofrecer el mismo servicio estando en Donostia o en Abaltzisketa; por
contra, ubicándose en Abaltzisketa goza de importantes ventajas en
cuanto a costes de inversión y funcionamiento; y, en lo referente
a los trabajadores, ¿a quién no le gustaría trabajar
a pie del monte Txindoki, gozando de la belleza del Parque Natural de Aralar?
Al fin y al cabo, se trata de aprovechar las oportunidades que las nuevas
tecnologías ofrecen al mundo rural; no se trata más que de
un cambio de mentalidad. Xabier
Arruti, Agente de Desarrollo Rural. |