La mayor parte de la Comunicación
humana tiene contenidos nobles, pero la que se refiere al conocimiento científico
supera en trascendencia a todos los tipos de información inventados
por el hombre. El siglo que se nos va, pasará a la historia entre
otros hechos positivos y negativos, por haber iniciado la profesionalización
de una actividad que en el pasado era minoritaria y casi podríamos
decir que se carácter benéfico.
El periodista científico desarrolla tres funciones que cabría
resumir así:
- Función informativa del divulgador que transmite y hace comprensible
el contenido difícil de la ciencia, al mismo tiempo que estimula
la curiosidad del público, su sensibilidad y su responsabilidad
moral. Si los medios de comunicación en general tienen el doble
objetivo de difundir hechos e ideas, en la divulgación de la ciencia
esta misión puede decirse que alcanza sus fines más altos.
- Función de intérprete que precisa el significado y el
sentido de los descubrimientos básicos y de sus aplicaciones, especialmente
aquellas que están incidiendo más radical y profundamente
en nuestra vida cotidiana: electrónica, telecomunicaciones, medicina,
biología, nuevos materiales, etc.
- Función de control en nombre del público, para tratar
de conseguir que las decisiones políticas se tomen teniendo en cuenta
los avances científicos y tecnológicos y con la vista puesta
en el ser humano y especialmente al servicio de su calidad de vida y de
su enriquecimiento cultural.
La divulgación de la ciencia se propone fines y objetivos de proyección
social, educación, democracia, proyección cultural y científica,
desarrollo integral, objetivos relacionados con la comunicación,
objetivos éticos y desafíos actuales del periodismo científico.
En resumen, podría afirmarse que hoy se perfilan dos objetivos generales
de gran alcance en el campo del PC:
1- Necesidad de promover la ciencia y la tecnología en nuestras
sociedades como condición para el incremento generalizado del conocimiento,
ya que éste es la única posibilidad de supervivencia de la
humanidad, y como base para la innovación industrial y el incremento
de la calidad de vida.
2- Utilización de los medios informativos para difundir lo
que el ciudadano debe saber o recordar sobre los efectos positivos y negativos
del progreso científico y el desarrollo tecnológico sobre
la cultura, la salud, el medio ambiente y todas las restantes dimensiones
de la vida cotidiana de que se ha hablado en este capítulo. Y, por
supuesto, de la implicaciones éticas de los conocimientos y de sus
aplicaciones.
La Declaración Final de la Conferencia Mundial de Periodistas
Científicos (Tokio, 1992) es una llamada de atención sobre
la trascendencia del periodismo científico para la sociedad. Según
la declaración de Tokio, la democratización de la información
científica y tecnológica, y la formación de periodistas
especializados, sobre todo en los países pobres, son condiciones
básicas para que el periodismo científico contribuya a la
construcción de un mundo mejor.
Como en toda tarea humana, surgen problemas específicos en la divulgación
de la ciencia en los medios informativos. En mis libros analizo esta cuestión
con detalle.
La situación de las sociedades actuales, en lo que se refiere a su
interés por su difusión del conocimiento, no deja entrever
demasiadas posibilidades para el optimismo. Podría hablarse de dos
concepciones en este campo:
1- Necesidad de extender el conocimiento y popularizarlo, por un
lado.
2- Consideración de las dificultades prácticas de diverso
orden.
Un problema planteado últimamente es el uso de materiales de información
científica que están en Internet. Un investigador del Periodismo
Científico, el profesor Lewenstein, catedrático de Periodismo
en la Universidad de Cornell, acaba de iniciar un estudio sobre el periodismo
científico a través de la pantalla del ordenador.
Otra cuestión actual para el PC es la genética, que está
ya en los medios de comunicación, pero a veces de modo exagerado
y un tanto irresponsable. Los genes han invadido películas, revistas,
debates y series de televisión y radio, novelas y espacios de Internet.
Podría deducirse de algunas de estas informaciones que se han acabado
el libre arbitrio y la responsabilidad moral, no hay necesidad de ayuda
social y ha concluído el debate sobre la educación, ya que
nuestros comportamientos y nuestras capacidades, dicen estos mensajes, están
guiados por una constitución innata, un carácter inalterable,
una especie de justicia biológica inmutable.
Para las profesoras Dorothy Nelkin y M. Susan Lindee, autoras del trabajo
"Del gen como icono cultural", publicado en Mundo Científico
el fatalista "todo genético" impregna el discurso de los
medios de comunicación y la cultura popular de los años 90
ha dado a entender que el comportamiento humano es regido por el DNA. Muchos
medios hacen responsables a los genes de toda una variedad de rasgos del
carácter (alcoholismo, delincuencia, homosexualidad y agresividad,
entre otros). Se afirma que hay genes "buenos" y "malos".
En la cultura popular, el gen es menos una entidad biológica que
un icono cultural, que se pone en todas las salsas para apoyar y justificar
una cierta idea de la naturaleza humana.
Al hablar de nuevas líneas del periodismo actual, en su estudio Periodismo
de Servicio, la profesora Maria Pilar Diezhandino, de la Universidad del
País Vasco, señala tendencias y necesidades que por mi parte
creo perfectamente aplicables al periodismo científico.
Por todo ello, cursos de divulgación científica como el presente
son muy adecuados para reflexionar sobre las cuestiones pendientes y convenir
las estrategias que nos parezcan más adecuadas para obtener el resultado
final de incrementar la cultura científica en nuestras sociedades,
en el ejercicio de la más noble y exigente democracia: crear los
instrumentos y los sistemas para que la mayoría de nuestras sociedades
pueda acceder al conocimiento creado por la minoría.
Las sociedades del III Milenio van a necesitar un nuevo tipo de comunicador
que sea capaz de valorar, analizar, comprender y explicar lo que está
pasando y, dentro de lo posible, lo que puede pasar, especialmente en aquellos
campos que, hasta donde puede preverse hoy, serán los escenarios
decisivos de la transición de la nueva sociedad: la energía,
la biología (y especialmente la genética y la biotecnología),
los nuevos materiales y la información. Para cumplir tales objetivos,
el nuevo comunicador necesita afán de comprensión, amor a
la información y al conocimiento, curiosidad universal y deseo de
aprender y de enseñar.
Manuel Calvo Hernando, Presidente
de la Asociación Española de Periodismo Científico. |