Durante años
se ha defendido que la generalización de la enseñanza bilingüe
iba a traer como consecuencia la recuperación de nuestra lengua milenaria.
En la actualidad se interpreta la realidad de manera bien diferente.
En primer lugar, hemos aprendido que los objetivos de una educación
bilingüe no se pueden limitar al mero aprendizaje lingüístico.
Se necesita también interiorizar de forma equilibrada las correspondientes
culturas implicadas. De lo contrario se harían meras traducciones
de una lengua a la otra.
En segundo lugar, hemos descubierto que si queremos incorporar en el proceso
educativo las culturas asociadas a cada lengua, eso implica considerar el
medio social concreto en el que se produce la experiencia, porque es en
él donde perviven los elementos culturales que las constituyen.
Por último, necesitamos que dicha dimensión social se integre
con otras de orden personal, metodológico-pedagógico y por
supuesto lingüístico, para que tenga sentido.
Estas consideraciones podrían ser aplicables a las experiencias multilingües
en las que se introduce de forma temprana una tercera lengua, el inglés.
Por lo tanto, el interés por el estudio de la dimensión social
de una experiencia educativa multilingüe nace de dos circunstancias
concretas: por una parte, del análisis de los resultados obtenidos
con las generaciones que han terminado la enseñanza obligatoria y
por otra, por el interés que existe en que la incipiente experiencia
educativa trilingüe (euskera, castellano, inglés) se desarrolle
de la forma más adecuada posible.
Esta linea de investigación necesita una profunda reflexión
acerca de los posibles ejes fundamentales de análisis, tanto del
medio social como del resto de variables asociadas. El establecimiento de
dichos ejes nos permitirá definir las variables representativas correspondientes,
para establecer posteriormente diseños explicativos de utilidad en
la práctica educativa.
Para lograrlo, una de las principales dificultades que debemos superar es
la clásica idea de que el medio social es una variable global, como
mucho contextualizadora del proceso, para avanzar hacia su posible operativización.
Nuestra propuesta es considerar una dimensión psicosocial en la que
la variable representación social del euskera pueda jugar el papel
de articuladora. En consecuencia, los ejes vertebradores del análisis
educativo y sus correspondientes variables representativas podrían
ser los siguientes:
Variables psicosociales: Representación social del euskera.
Variables escolares: Modelo lingüístico (A,B,D).
Variables de la personalidad: Autoconcepto.
Variables sociolingüísticas: Ambiente lingüístico
familiar
Contexto
sociolingüístico.
Nuestros resultados sobre el papel que puede jugar la representación
social del euskera en procesos educativos bilingües no son concluyentes
todavía, pero todo parece indicar que efectivamente es una variable
delimitadora. Nuestro enfoque de la representación se encuadra en
la linea de la psicología social europea de Moscovici.
El modelo lingüístico y el contexto sociolingüístico
parecen ser las variables más contrastadas en la práctica.
Sin embargo, en nuestras investigaciones (1) hemos
llegado a poner en duda esta última, por las dificultades que existen
para definirla adecuadamente en nuestra compleja situación sociolingüística.
El ambiente lingüístico familiar se está manifestando
como una variable muy relevante, no solo en nuestros trabajos sino en otros
realizados en Canadá e incluso en una realidad mucho más próxima
a la nuestra como es la catalana.
La sugerencia del autoconcepto como variable eje en la dimensión
personal se debe a que nuestro alumnado es adolescente, ya que la situación
analizada es la del final de la enseñanza obligatoria,. Su posible
consideración como variable representativa está aún
por demostrar, pero existen buenos indicios al respecto.
Conclusiones.
La propuesta presentada no pretende ser un modelo explicativo de la situación
educativa vasca, es tan solo un intento de establecer un diseño de
análisis que tenga en cuenta el medio social y que permita establecer
formas de intervención educativa. Dado que esta linea de investigación
no esta aún consolidada nos vamos a limitar a esbozar las lineas
maestras de un trabajo de esas caracteristicas:
En primer lugar, es necesario conocer el contexto social y al alumnado con
el que se trabaja. Ello implica la consideración de los contenidos
de cultura del contexto concreto y la valoración del autoconcepto
del alumnado correspondiente.
En segundo lugar, y como consecuencia de las reflexiones del apartado anterior
es necesario adecuar nuestro diseño educativo a esa realidad compleja
y cambiante que hayamos descrito. Esto requiere, entre otras medidas, la
mejora de la formación psicopedagógica del profesorado de
secundaria.
En tercer y último lugar, debemos profundizar en la investigación
con el fin de precisar la forma de intervenir educativamente en las representaciones
sociales del euskera a través de informaciones adecuadas. También
debemos estudiar la forma de reforzar el autoconcepto de nuestros escolares,
al mismo tiempo que proponemos formas sociales de reunión y organización
de los adolescentes a través de la instituciones, especialmente municipales,
para intervenir a través de dichas organizaciones en su educación
lingüística.
Tenemos en definitiva ante nosotros un reto en el proceso de recuperación
del euskera ya que, si bien es cierto que es necesario controlar al máximo
la calidad del proceso educativo y procurar que se generalice, no es menos
cierto que debemos de ser capaces de implicar al contexto social, especialmente
en lo relativo a la práctica social del euskera, para superar la
idea de que lo único importante es un proceso educativo bien hecho.
(1): La redacción de este trabajo se basa en los
resultados de unas investigaciones (087.354-HA037/95 y 087.354-HA07/97 subvencionadas
por la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea).
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José Mª Madariaga Orbea,
profesor U.P.V / E.H.U. |