A.- LOS CARNAVALES, UN FENÓMENO MUY EXTENSO Y
VARIADO
Lo primero que hemos de afirmar es que estos
fenómenos de la tradición del Carnaval nos vienen en el tiempo
de muy atrás y que recogen en sus manifestaciones expresiones inculturizadas
diversas.
Por una parte, destacamos su amplitud de manifestaciones. Baste enunciar
algunos de sus significados:
- Son fenómenos de carácter religioso muy antiguos
- En sus significaciones se recogen experiencias de tipo social
- También se recogen experiencias de cambios culturales
muy interesantes
- Por supuesto que incluye también diversas formas festivas
o de corte a los trabajos más onerosos
- Hay un gran fondo de crítica satírica a la ley, el
poder y la autoridad
- Y, por supuesto, el aspecto de fiesta popular llena de participación
creativa
Por otra parte, no es difícil percibir su antigüedad. Antigüedad
porque data de tiempos pretéritos. Y tratándose de nuestras
tradiciones vascas, hemos de descubrir su presencia desde el mundo pastoril
y agrícola. Pero, ¿qué pretendían expresar con
estas manifestaciones? Sin querer englobar todas, al menos podemos destacar
estos sentimientos más notables:
- Nuestros antepasados, tras celebrar el inicio del Nuevo Año,
ante la conciencia de la dureza invernal, trataban de controlar a su favor
las "Energías Cósmicas".
- También para revivir el significado de algunos personajes mitológicos.
- Para celebrar los Ritos de Purificación y de Bien.
- Para celebrar los cambios de la persona humana, coincidiendo con la
poda de los árboles frutales.
- Para celebrar el rito de la captura del "oso", que en esta
época causaba tanto daño en el ganado.
- Para insertar el rito del "Nuevo Año" en la "novedad
primaveral" como nueva temporalidad de vida.
- Antes de emprender quienes faenaban en labores duras de la montaña,
tales como carboneros, canteros, realizadores de caminos, caleros, etc.,
celebraban los residuos alimenticios en común, en la llamada comida
campestre de asar en la varilla sobre brasas alimentos como porcinos.
- Para ofrecer a la madre-tierra las mejores semillas de sembradío.
- Para presentar ante el pueblo diversos cambios sociales:
- los desfiles: las niñeras, las ofrendas a los novios/as, burla
a los solterones..
- exhibiciones y apuestas de animales: gallos, carneros...
De este modo, está claro que los Carnavales son de gran fuerza
expresiva de la vida y convivencia rural, aunque hoy en día el mundo
del campo está quedando mucho más en segundo plano, y, por
ello, algunos estiman como algo impropio para el mundo urbano, más
afanoso en espectáculos.
No debe extrañar hoy, a quienes estén metidos en una cultura
industrial y de audiovisuales, que tantos fenómenos que han venido
celebrándose desde antiguo se merecen ser recogidos como acervo cultural
festivo y popular muy importante. Sólo de esta manera recibirán
su reconocimiento adecuado. De lo contrario, estamos abocados a copiar las
manifestaciones de culturas foráneas, tales como los Carnavales de
Río Janeiro, etc., dejando en el olvido y casi en desprecio nuestras
propias manifestaciones. Además, no debe de extrañarnos que
de seguir ese camino, todo lo exterior puede acabar en exhibiciones de unos
pocos, mientras el resto se convierte en mero espectador, empobrecido en
creatividad y ajeno a la propia cultura, tan rica y connatural de por sí,
amén del respeto que se merece por su antigüedad e identidad
cultural.
Las manifestaciones exhibicionales "foráneas" acaban
por acallar el sentimiento del propio pueblo y por fantasear todo aquello
que favorezca el consumo, la superficialidad, el ruido estrepitoso de unos
días agotadores. Y, luego... ya apenas nadie recuerda el sentimiento
festivo y humanizador que pudiera haber sido en el caso de vivir nuestra
"propia" festividad, bien sea folklórica, cultural, ritual,
religiosa, farsesca, teatral, etc.
Por esta razón, conviene saber ofrecer a todo nuestro pueblo
las raíces y las significaciones de toda esta gama festiva pre-primaveral.
B.- EXPRESIONES DEL MUNDO RURAL
En estos últimos años los investigadores de la cultura
vasca en sus múltiples tradiciones han hecho un gran esfuerzo de
recolección de manifestaciones. Gracias a ellos, vamos a presentar
aquí resumidamente tomando como criterio su antigüedad. La verdad
es que no siempre resulta fácil el situarlos en una fecha concreta;
pero al menos sí advertimos que nos provienen desde la cultura pastoril
y agrícola.
B.1.- PONER A NUESTRO FAVOR LAS ENERGÍAS SUPERIORES
Los vascos habitamos esta tierra desde hace muchos años. La mayoría
de los antropólogos afirma la presencia vasca desde hace 150.000
años. Casi desde sus comienzos, ha sido una constatación evidente
el que nuestros antepasados percibieran su vida en un entorno "limitado":
limitados, al nacer, pues la subsistencia les resultaba difícil;
limitados, al crecer, pues muchas veces se sentían amenazados por
personajes y animales que acechaban sus vidas; limitados en la duración
de los años. Por eso, creían necesitar la ayuda y favor de
las "energías cósmicas", de cuya fuente dependían.
Desde esta toma de conciencia, a partir de tantas observaciones filosóficas
y religiosas, entendían que las energías trascendentes convenía
tratarlas en beneficio propio. Así cuidaban una relación de
respeto, adoración, gratitud, ofrendas... para con el sol, el trueno,
el arco iris, el firmamento, los espíritus nocturnos, las nubes,
etc. Una de las expresiones que cuidaban con frecuencia era hacer ofrendas
a tales seres energéticos superiores, para que éstos correspondieran
en beneficio de las situaciones-límite de los humanos. Por eso, ya
desde el Comienzo del Nuevo Año (celebrado como "Solsticio de
Invierno" , entendido como el comienzo de alargarse el día),
cuidaban de hacer diversas ofrendas. Tal es el sentido que le daban a las
ofrendas de carneros, corderos, cabras, sobre todo algunas partes como la
sangre, el corazón, la cabeza, el lomo, etc. Estos ritos a veces
precedían a un tiempo de caza, o seguían tras haber cazado
alimentos. Un rito muy peculiar que se revive en los Carnavales es el de
la "fiesta del oso", celebrado como rito de ofrenda.
Estas tradiciones sacrificiales han sufrido muchos cambios con el tiempo.
Posiblemente, lo que se recauda al salir a cantar hoy en la víspera
de Santa Águeda o de San Blas obispo, son una traducción de
esos ritos ancestrales. Lo mismo que las cuestaciones realizadas por las
mocerías de casa en casa, cuidando de ofrecer a personas necesitadas
la mitad y el resto para compartir entre ellos festivamente.
Este mismo sentido de buscar protección de las energías
cósmicas bienechoras y de alejar las formas maléficas de las
mismas se viene expresando en los conjuros y rezo de invocación de
Santos protectores, que personajes sagrados o sacerdotes han venido haciendo,
haciendo dichos rezos y asperjando desde las cimas más altas todos
los pueblos del valle.
B.2.- REVIVIR PERSONAJES DE MITOS ANCESTRALES
En las tradiciones anteriores a ala cultura escrita, nuestros antepasados
tratando de dar sentido o respuesta positiva a muchas de sus preguntas vitales,
crearon unos personajes sobrenaturales pero percibidas como amigas del ser
humano, con carácter mitológico. Y para que su intervención
fuera bienechora cuidaban de revivir unas formas de relación con
los mismos.
Esta relación la expresaban de modo ritual y festivo. La cultura
romana nos ha dejado el recuerdo de varios de estos personajes inculturizados
en la nuestra: El Arco Iris (en vasco, puente-mediación de Roma,
entendida como la Ciudad de la Fe cristiana, viene a ser como "un puente
bienhechor" para obtener esos favores energéticos; era un puente
asombroso de media esfera solar y policromada. Las fiestas "Saturnales",
celebrando las ofrendas al dios saturno, al mismo tiempo que caían
en el exceso de bebidas. Las fiestas "Liupercales", ofreciendo
a la divinidad Luperco unas ofrendas a cambio de protección de los
osos salvajes, etc.
En Mundaka, Bizkaia se celebran las fiestas "Aratusteak".
Chicos y hombres, (Marroak) chicas y mujeres (Atorrak) salen cantando por
las calles con similar sentido. Sin duda el personaje mitológico
femenino de las Lamias resulta la evocación de este rito.
En Ituren y Zubieta (pueblos navarros) sale un grupo de hombres corpulentos,
revestidos de piel de oveja y otros atuendos, haciendo sonar con un andar
rítmico los cencerros que cuelgan de sus riñoneras, imitando
a algún personaje mitológico que ayuda a ahuyentar los seres
malignos. Hay otros personajes mitológicos que se representan en
los Carnavales de Lanz, tales como: Miel-Otxin, Ziripot, Zaldiko...
Hay otras representaciones teatrales en la Mascarada de Zuberoa escenificando,
bien con vestidos rojos unos, o bien con vestidos negros otros a personajes
incorporados a la mitología antigua vasca. Por un lado, personajes
de bien: Txerrero, Gathusain, Zamalzain, Atxuriak, Artzana, Hartza. Y,
por otro lado, personajes peligrosos y modernos: Errumesa, Kerestuak, Kukulleroak,
Manitxalak, Zanpurrak, Xorrotzak, Kuterak...
Aunque parece algo raro, cabría preguntar si el sacrificio de
las fiestas taurinas no lleva algo de este ritual, al igual que las apuestas
de gallos, carneros, enfrentados entre sí.
B.3.- RITOS DE PURIFICACIÓN
Ha sido un sentir desde muy antiguo en las personas, al percibir que el
proceso de ser persona supone muchos cambios evolutivos, desde la infancia
hasta su plena madurez. Así, el paso del seno materno a la vida;
el paso del destete al caminar propio; el paso de la infancia a la pubertad;
o de la juventud a la nupcialidad...
En cada fase de cambio humano, cada persona es consciente de que debe abandonar
su forma pasada, para pasar a la experiencia nueva con el riesgo de enfrentarse
a lo desconocido. Ciertamente la identidad personal depende de este saber
afrontar el futuro, dejando atrás lo ya conocido.
En la cultura griega hay unos ritos del paso de la preadolescencia a
la adolescencia que reciben el nombre de "Pan". Allí, personajes
sagrados (sacerdotes) revestidos de piel de oveja y con látigo en
su mano, azotaban la espalda y riñones de los preadolescentes, probando
su capacidad de sufrimiento, circunstancia que tendrían que saber
afrontar a menudo a partir de su adolescencia. Era un rito de purificación;
al sangrar cobraban coraje, espíritu de sacrificio, generosidad,
etc. Para ser admitido en el gremio de los adolescentes como futuros jóvenes
dispuestos a coger el relevo de los adultos. En Durango se celebra el rito
de "Surrandis" (del latín, zurrar) expresando dicho azotamiento.
Algo similar ha supuesto al tomar conciencia de su primera menstruación
entre las chicas, o la tonsura del cabello en las chicas o candidatos a
una congregación religiosa.
B.4.- RITOS DE PODA
Nuestros antepasados vivían la concepción del tiempo de modo
distinto al nuestro. Ellos dividían el año en dos períodos
muy diversos: Tiempo Invernal, Tiempo Veraniego. En cada uno de ellos se
recuerdan múltiples celebraciones, hoy recogidas en los "Solsticios
de Invierno" (Navidad y Año Nuevo) y los "Solsticios de
Verano" (víspera de San Juan). Tiempo y Espacio los percibían
como ámbitos dirigidos por lo sagrado, o por las energías
mistéricas.
Diversos momentos del calendario anual nos han dejado como momentos
muy vinculados a las energías telúricas. Así: Lotazila
(diciembre): la semilla aguarda dentro de la tierra como dormida. Ilbeltza
(enero), siendo corto el día y larga la noche, por lo cual el frío
era mayor; frío y oscuridad era sinónimos de miedo. Otsaila
(febrero), época en la que los osos bajaban al valle a por alimento.
Epaila (marzo), mes de la poda y de los injertos. Por esta razón,
también a los Carnavales se les ha nombrado como una de las concepciones
la de la "Epoca de la poda".
Significado similar expresan estos ritos: la sección en el pene
o en la vagina. Con la sangre derramada rociaban su rostro, sus pechos y
torso con la sangre derramada con dolor en los genitales. A cambio de la
resistencia generosa de estos ritos, luego se les regalaban "roscos"
dulces o torradas.
B.5.- RITOS DEL TIEMPO INVERNAL
Aunque ya hemos mencionado algo anteriormente, en este tiempo de invierno
y de entrada a la primavera ocurrían muchas tormentas en el espacio.
Y además de ofrecer ciertas primicias, creían conveniente
hacer unos rezos o imprecaciones para alejar al maligno.
A estas plegarias se les ha llamado Rogativas, acompañadas de
procesiones tras la imagen de un Santo o Conjuros en las cimas de las montañas
reconocidas como sagradas, por presidir la luz solar en ellas mucho tiempo.
Al asperjar desde allí se empleaban cuernos de animal, como partes
sagradas de animales domésticados.
Aunque ya inculturizados por la experiencia cristiana, similar sentido
llevan estos otros ritos: San Gregorio Ostiense, conocido como protector
de los esponsales y de los sembradíos. San Fausto, como portador
de las aguas primaverales, tan necesarias para el brote y crecimiento primero
de las semillas. San Cristóbal, protector de las nubes llenas de
agua para el campo...
B.6.-INTERRUPCION DE TRABAJOS ONEROSOS
En cualquier tiempo, en la vida de las personas siempre hay trabajos
onerosos y sacrificados. Además, ciertos trabajos revisten mayor
sacrificio, pues exigen un aislamiento en el monte para tales dedicaciones:
lejos de la familia, en soledad, con escasez de medios de aseo y comida
deficiente.
A este tiempo se le ha solido llamar periodo sacrificado, que comprende
desde febrero a primeros de mayo. Baste recordar algunas de estas faenas:
carbonero, pastorea, tala de árboles , trabajo en minas, traída
de aguas y cantero.
Y antes de subir para acometer estas faenas, durante dos o tres semanas
celebraban unos encuentros festivos llenos de comida, canto, baile y alegría.
Naturalmente todo ello significaba una gozosa interrupción a los
trabajos de la montaña.
B.7.-PRIMAVERALIDAD Y FIESTAS PRIMAVERALES
Tal como hemos planteado anteriormente, entre los dos solsticios de
invierno y verano resultaban largas las noches, y para su alivio precisaban
intercalar unas fiestas.
Además daba la circunstancia de que en este momento ocurría
la maravillosa sorpresa del despertar de la vida primaveral, es decir, "la
primavera de la naturaleza". Por eso, uniéndose al sentir de
la naturaleza, se vienen desarrollando tradiciones connaturales a la tierra:
- Plantar árboles; elevar un árbol en medio de la plaza
- Obsequiar ramilletes de flores
- Hacer coronas de laurel para los más avezados y adornar las
jambas de las casas
- Plantar flores y obsequiar a los novios mientras mientras les dedicaban
poesías (toberak)
En algunos sitios existe la tradición de plantar árboles
al nacer las criaturas. Tratándose de niños, plantaban árboles
para madera; y en el caso de las niñas, árboles frutales.
Esto es lo que se pretende revivir al implantar "el árbol de
mayo" en medio de la plaza.
B.8.- LOS ESPANTAPÁJAROS Y LOS DISFRACES
En el contexto de nuestros caseríos en época anterior
se sembraban en abundancia el maíz, el trigo y la alubia, aunque
últimamente ha decaído mucho, ya que esos terrenos se han
dedicado a pastizal para todo el año para el ganado.
Así y todo, cuando el dueño del caserío preparaba
el subsuelo de la madre tierra, y la señora del caserío sembraba
las semillas mejores, la tierra se hacía cargo
de acogerla en su seno, florecerla, crecerla y madurarla. Y al cabo de seis
meses, cada grano podía entregar, unos el 50% y otros el ciento por
uno. Pero en este momento, también la intención de las personas
resultaba de importancia. Ya que, las personas correspondían a las
Energía Superiores (sol y agua), entregando como don las primicias
o décima parte de lo recogido. Por otra parte, buscaban la protección
de las aves rapaces, destructoras de las mieses en muchas ocasiones. Por
eso, los labradores inventaron a los "espantapájaros" (asustadores
de las aves) para situarlos en medio de las cosechas para tal fin.
Y estos espantapájaros llevaban en su configuración tantos
elementos y trastos viejos. La cabeza y su cubierta asemejaban al firmamento;
los ojos, redondos como el sol; los dientes, de madera; los brazos, cual
ramas de árbol; las manos y los dedos, provistos de plumas de aves
de rapiña; las mejillas, a semejanza de las nubes; y en torno al
cuelo, un pañuelo de colores vistosos, imitando al arco iris... De
este modo, estos espantapájaros acogían en su forma los símbolos
de los elementos naturales favorables al ser humano. Por eso, como la madre-tierra
se sentía protegida, cuidaba de hacer su labor fertilizadora y reproductora
con el mejor agrado para las personas labradoras. Así no es extraño
que el agricultor se sintiera como el eje mediador religioso entre el cosmos
y la naturaleza.
Años más tarde, los disfraces que conocemos en la actualidad
tienen su semejanza con los espantapájaros mencionados, al igual
que con las representaciones críticas y farsescas de los griegos.
Por ejemplo:
- Los que eran de la servidumbre, teniendo en cuenta los fallos observados
a lo largo del año a sus dueños, procuraban vestirse con
elementos que denunciaran a su amo pícaramente.
- Los feligreses, muchas veces bastante sometidos a su autoridad clerical,
trataban de disfrazarse con elementos de fuerte denuncia a su autoridad.
Es lo que hoy tratan de expresar las fiestas de San Nicolás obispo
y San Blas, en algunos pueblos rurales.
- Entre los mozos que les había llegado la edad del casamiento,
los chicos se disfrazaban vestidos de mujer y las mujeres vestidas de hombre;
sin duda, para denunciar formas artificiales de cada sexo.
- Y los que habían sido castigados por la autoridad o la justicia,
hartos de tanto abuso, denunciaban a sus legisladores con vestidos llenos
de crítica y denuncia.
- Algo parecido han venido haciendo los escolares para con sus profesores
respectivos.
- Y en los pueblos pequeños, los niños más tontos
del pueblo eran erigidos en jueces y autoridades para desde ellos denunciar
ante todo el pueblo actuaciones injustas de la autoridad. Tal es el sentido
de las representaciones llamadas Txaribariak o Pastoralak.
B.9.- OTRAS COSTUMBRES
No resulta fácil querer describir todas las tradiciones de carnaval
del mundo rural. Aquí quedan reflejadas bastantes experiencias y
expresiones que aún se pueden recoger en pueblos algo lejanos de
la ciudad urbana. Deberíamos darnos prisa para saber recoger y situarlos
a tiempo dentro de la gran oferta cultural actual.
Así, cuentan en lo ocurrido a la Zorra, que ésta escapaba
de las zarpas del águila, con la cabeza gacha y la cola bajo sus
pies (representación que se refleja en la constelación de
la Osa Menor). Así cuentan en lo ocurrido a "Juan oso",
siendo éste personaje andrógino, medio hombre y medio mujer.
Así, cuentan en lo ocurrido a la Osa Mayor, tiran dos bueyes, dos
jóvenes, la hija, el perro y el señor, como representación
de las generaciones que nos han precedido. Y así cabría recoger
episodios humanos, que han quedado mitificados en la constelación
boreal, para eternizarlos en la memoria popular.
Quienes buscan a tiempo, saben recoger. Y la generación actual
se enriquecería no poco sabiendo escardar en el estrato cultural
y lleno de sabiduría de nuestros antepasados, como el acervo más
prestigioso de este Pueblo nuestro.
C.- BIBLIOGRAFÍA
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Emeterio Sorazu, antrópologo. |