Hace más
de cincuenta años que dejó su Bilbao natal, camino de un nuevo
mundo que le iba a deparar profundas sorpresas y le propiciaría un
saber hacer y estar de alto valor añadido. Desde aquel Guadalajara
mexicano al que llegó en noviembre de 1946, a sus actuales emplazamientos
de San Diego y Los Angeles. De pelotari de cesta punta en el frontón
Palm Beach de Acapulco, a dealer de arte en Estados Unidos, habiendo abierto
su primera galería en Acapulco, ahora precisamente treinta años.
Agente de artistas como Moore, Chillida, Matta, Manzu, Kandinsky, Nagel.
A pesar de sus largos años en el extranjero, mantiene viva y la alimenta
cuanto puede, la llama de sentimiento filial hacia su País Vasco.
Y aunque a él no le guste hablar de ello, se ha esforzado desde su
profesión en transmitir a la sociedad americana una imagen distinta
de la acostumbrada sobre nuestro País. Ese es Jose Mari Tasende,
sencillo en maneras y gigante en hechos.
- ¿Como surge en ti la inquietud por las artes plásticas?
-A tu pregunta debo responder que mi contacto con este negocio
se inicia de forma casual. Antes de ello había contemplado el arte
como
espectador, igual que cualquier otra persona, pero debo de confesar que
la naturaleza de mi ocupación en aquel tiempo no se relacionaba mucho
con el arte.
A la sazón estaba contratado en el Frontón de Palm Beach,
cuando unos amigos y yo contemplamos la posibilidad de abrir una galería
en Acapulco. En 1965 inicio esta aventura asociado con Teddy Stauffer, personaje
legendario, conectado con todos las celebridades que visitaban aquel Puerto.
- ¿Has pensado alguna vez que podrías aportar tus
conocimientos para un avance de la presencia de los artistas vascos contemporáneos
en EEUU?
-Nunca he tenido la intención de contribuir a la carrera de ningún
artista por el hecho de que éste pertenezca a una u otra nacionalidad.
Mi propósito es mucho más prosaico: sobrevivir y esto no es
nada fácil en nuestra profesión.
El dealer debe de hacer un esfuerzo por contener sus impulsos, debe
acostumbrarse a ver el arte con los ojos de sus clientes y no dejarse llevar
por sus preferencias personales que le pueden conducir a un terreno muy
peligroso. Poniendo las cosas en un plano exageradamente resumido; busco la excelencia, pero sin arriesgar la supervivencia de mi negocio.
- La pregunta te la he formulado utilizando el término artistas
vascos. Pero, ¿crees que se puede hablar de arte vasco contemporáneo?
-No tengo idea si existe un arte vasco, desconocido para mí, pero
en mis
frecuentes visitas a Euskadi no he tenido oportunidad de apreciar su
presencia. No sé si hay alguna unidad en cuanto al propósito
o la forma de contemplar el arte, que pueda darle a éste un carácter
definido y diferenciado del arte contemporáneo en otros países.
De lo que he visto me han atraído tres artistas. Del primero, Chillida,
me tocó observar su obra en México, durante una exposición
colectiva hace más veinte años. Hoy en día es reconocido
como el escultor más importante de esta segunda parte del siglo.
A Oteiza lo conocí en su casa de Alzuza a través de mi querida
amiga y colega Arantza Zabala y su persona y elocuencia me impresionaron
profundamente. Su pensamiento es alucinante y las teorías sobre arte
de lo más sugestivas, aún cuando su obra sea escasa. Al otro,
Nagel lo conocí a través del propio Chillida y desde el primer
momento atrajo mi curiosidad su imaginación exuberante, algo mucho
más cercano a mi temperamento que los abstraccionismos de los otros
dos. Sin embargo no comencé a trabajar con Nagel hasta no estar seguro
que profesionalmente podía hacer algo con su obra.
- ¿Que te llama la atención del tipo de la pintura
que se hace hoy en día en nuestro país?
-Creo que el arte siempre, en todas partes, ha estado dominado por excepciones
luminosas. No creo que se puede generalizar en cuanto lo que se produce
en determinado país. Puede ser posible que en un momento dado, en
determinado lugar surja un movimiento artístico, así ocurrió
en Francia con el Impresionismo y después el Cubismo. En los Estados
Unidos se desarrolla el Pop Art a raíz del Expresionismo Abstracto.
Pero sin embargo, la excelencia será lo que vaya a quedar de esas
escuelas, y solo sobrevivirá el legado de unos pocos artistas privilegiados.
- Un dealer, ¿nace o se hace?
Me imagino que en cada caso deben ser diferentes las circunstancias que
transforma a una persona común en otra aún
más común, es decir en dealer. En mi caso fue casi accidental
el cambio que me convirtió de pelotari en vendedor de obras de arte.
- Un buen artista, ¿lo es por sí o porque se ha invertido
en él?
Ten en cuenta que mis respuestas no son las de un crítico o un
historiador de arte. No creo que sería honesto que me extendiera
aquí en elucubraciones que no me corresponden. Una amiga mía,
Mari Cruz Bilbao ha definido mi orientación hacia el arte como: "interés
por la antropología del arte." Me interesa mucho más
lo que ocurre alrededor del arte, que la contemplación estética
del objeto. Es decir, atrae más mi atención el conocer cómo
el arte actúa sobre la sociedad, su economía y las reacciones
que produce entre sus diferentes sectores. Por eso voy a contestar a tu
pregunta de una forma sencilla: el tiempo es el que determinará si
el artista y su obra tienen algún mérito o si carece de él.
Mientras tanto todo serán especulaciones.
- ¿Es cierto que a nivel mundial un artista no se puede
considerar como tal si no ha sido tenido en cuenta por el Museo de Arte
Contemporáneo de New York?
-La posición de cualquier artista contemporáneo en el mercado
está determinada por un cúmulo de circunstancias, unas más
importantes que otras, pero no por una sola. Creo que tienes razón
cuando piensas, que con el propósito de elevar el valor de alguna
obra, o la importancia de determinado artista, en algunos casos se cometen
una serie de imposturas que acaban convenciendo al público. Los artistas
que son los más beneficiados de esta conspiración, suelen
ser también los principales responsables. Aquí es cuando el
dealer, si no es cómplice, puede contribuir a aclarar posiciones
en beneficio del coleccionista.
Los museos de New York son instituciones poderosas, pero no son los únicos
que pueden dar impulso a la obra de un artista. Además están
los críticos de prestigio, historiadores y sobre todo hoy en día,
los coleccionistas. Estos últimos son ahora quienes tienen mayor
influencia para impulsar el éxito futuro de un artista, aún
cuando nada de esto asegure su paso a la posteridad.
-¿Ha existido interacción "Tasende - Artistas
Vascos" en tus años profesionales?
-Nunca ha existido interrelación "Tasende - Artistas Vascos".
Ha habido relación entre nuestra galería y mía personal,
con un par de artistas que resultan ser vascos. En una ocasión, fuera
de mi función profesional, por simpatía hacia el País,
traté de hacer posible la presencia de algunos artistas vascos en
Chicago; eso fue todo.
- El representar a artistas como Matta, Moore, Manzu, Benton, Chillida,
¿permite asomarse al mundo del arte de una manera más segura?
-En los veinte años que la galería de La Jolla lleva abierta
se han presentado exposiciones de Henry Moore, Giacomo Manzù, Matta,
José Luis Cuevas, Auguste Rodin, etc. Durante el transcurso de los
escasos dos años que han transcurrido, desde que se inauguró
en Los Angeles nuestro nuevo espacio, hemos exhibido a Chillida, Helen Frankenthaler,
Andres Nagel, Lee Krasner, Fletcher Benton, Keith Haring y estamos preparando
una exposición de Niki de Saint Phalle. Esto es parte de nuestro
trabajo y pienso que ha ocurrido porque los intereses de los artistas y
los nuestros han coincidido; a mí me interesa exhibir sus obras y
a ellos a su vez les interesa hacerlo en mi galería. Así es
de sencillo. En este momento estamos montando una exposición de fotografías
que Phil Borges ha realizado, retratando individuos de minorías étnicas
en peligro de extinción, en diversas partes del mundo. La exposición
y la presentación la hacemos en colaboración con "Amnesty
International", con ocasión del cincuenta aniversario de la
Declaración de los Derechos Humanos.
Las galerías sobreviven hoy en día dentro de un equilibrio
muy precario. Los gastos de operación son enormes y las exigencias
de los artistas en demanda pueden ser exagerados. Los dealers muchas veces
sentimos el deseo de actuar alentados por nuestro propio gusto, pero puede
resultar costoso hacer concesiones a nuestras preferencias personales. Si
hay algún artista que represente un ingreso importante para cualquier
galería, no se puede despreciar. Nuestra principal obligación
es mantener la galería abierta. Los artistas de todas partes necesitan
espacios de exposición, en áreas donde aún no son conocidos.
Por otra parte, lo que más interesa al dealer, es exhibir trabajos
que se puedan vender, es decir, la del artista que ya es conocido y por
cuya obra existe demanda. Como puedes ver aquí se presenta una pequeña
situación de intereses en conflicto.
- En cuanto a la promoción internacional de los artistas
vascos (arte vasco), ¿se ha hecho lo suficiente desde el lado institucional?
-La posición del gobierno y la del dealer es muy diferente con
respecto al
arte. También los intereses de las instituciones pueden variar en
muchos
aspectos de los de las galerías, y los propósitos también
difieren en gran
medida, aún cuando coincidan en cuanto al interés promocional
que el gobierno puede generar en beneficio del arte; esto último
interesa lo mismo a los dealers que a los artistas.
Siempre he pensado, que dada la abundancia de artistas y la dificultad de
legislar sobre calidad, la posición de los gobiernos debe limitarse
a valuar
los beneficios que el arte puede proporcionar al país y actuar en
consecuencia, sin correr el riesgo de erigirse en un organismo de beneficencia.
Entre las dos corrientes opuestas sobre la relación que debe
existir entre el artista y el gobierno, yo me inclino por la que reconoce,
que
es el país el que debe utilizar al artista y no a la inversa.
En la sociedad actual, donde la mitad de la población del planeta
parecen ser artistas, creo que el gobierno debe rehuir la responsabilidad
de evaluar la calidad de cada uno y evitar legislar sobre una cuestión
tan subjetiva.
Pienso que las burocracias están particularmente incapacitadas para
abordar este tema controvertido, de manera que por su propio interés
y en beneficio del propio arte, deben de pasar esta responsabilidad a organismos
privados y en última instancia, al público. De lo contrario,
corren el riesgo de proteger y reproducir una legión de parásitos.
El programa a seguir más inteligente a mi juicio, consiste en dos
aspectos.
Uno, dar incentivos razonables, no al artista directamente, ni mucho menos
a las galerías, sino a la iniciativa privada que por cualquier razón
se inclina por el arte y tiene la capacidad de impulsarlo, ya sea coleccionando,
o llevando a efecto instalaciones públicas. Esto puede incluir beneficios
fiscales. El otro plan es buscar qué utilización puede el
gobierno hacer de determinado artista, cuyo prestigio internacional, represente
un potencial beneficio para la representación del país. Creo
que el gobierno entonces debe participar activamente en sus presentaciones.
En otras palabras, yo me opongo a que el país sufrague injustificadamente
los gastos de cualquier ciudadano -sea artista o no - o invierta el dinero
de los demás en alguien, sin esperanza de retribución para
el propio país.
- ¿Te atreverías a opinar sobre el fenómeno
Guggenheim-Bilbao?
-No solamente acepto la propuesta que me haces para opinar sobre este
tema, sino que agradezco la oportunidad que me brindas de poderme extender
sobre él. Primero debo de manifestar que varios años antes
de que el Museo se abriera; la primera vez que oí hablar sobre esta
posibilidad, le dije a cuanto vasco encontré que ésta era
una oportunidad destinada a alterar el futuro del País. Me cansé
de oír voces de vascos conectados con el arte que se oponían
a la idea, a cada uno le enumeré los beneficios que se desprendían
de la asociación, Guggenheim - Bilbao y puedo decir que mis pronósticos
han resultado acertados.
Desde el día de su inauguración he visitado cuatro veces el
Museo. Las
observaciones, análisis y conclusiones que he sacado de mis visitas
-cualquier valor que pudieran tener - harían esta entrevista interminable.
Me alegra poder decir que la apertura de este museo en Euskadi pone de
manifiesto, que hay alguien que piensa dentro de ese Gobierno. Esta ha sido
a mi juicio una decisión de largo alcance político, llamada
a cambiar, lo mismo la percepción de los vascos con respecto a otros
países; como la del resto del mundo con relación al País
Vasco. No solo da nuevos puntos de referencia a los amantes del arte, también
en otros campos de la cultura contribuirá a establecer comunicación
sin interferencias con diferentes países, acostumbrando al pueblo
al mismo tiempo, a hacer lo propio y pensar en términos mucho más
amplios. El museo parece ser la inauguración de una política
más internacionalista para el arte y para otras actividades de la
cultura y la sociedad vasca.
Los resultados ya desde ahora son espectaculares. De todas las decisiones
desafortunadas que los políticos vascos han llevado a efecto desde
la muerte de Sabino Arana y Goiri, la instalación del Guggenheim
en Bilbao es sin lugar a dudas una excepción. |