Es sabido que varios de los aspectos más
problemáticos del Gero de Axular (Burdeos, 1643) aparecen
reflejados al inicio de la obra, algunos en el título mismo incluso.
El referido a las dos partes en que el autor previó dividir la obra,
así como el correspondiente a la orginalidad o a la estructura del
libro son una muestra de ello.
Es obvio que los referentes a aspectos léxicos
e historiográficos suelen requerir un contexto especial y no se suelen
plantear hasta el comienzo del texto propiamente dicho. En el caso que nos
ocupa, esto ocurre en la carta ("Gomendiozko karta") que antecede
al libro del escritor de Urdazubi.
De hecho, las primeras líneas de la dedicatoria a Bertrand de Etxauz,
mencionan los cargos principales habidos por el baigoriarra: "Ene Iaun
Bertrand de Echaus, Tursco arzipizpicu, Franciaco lehenbizico erremusinari:
Ordenaco aitonen seme, eta erregueren Conseillari famatuari" (A mi
Señor Bertrand de Etxauz, Arzobispo de Tours, primer capellán
de Francia, gentilhombre del Orden y afamado consejero real) (Gero,
p. 3).
En este interesante retrato político-religioso del que fuera amigo
de Axular queda claramente expresado el más alto título conseguido
por Etxauz en el seno de la Iglesia Católica (arzobispo), así
como también el hecho de que fuera o llegara a ser hombre de confianza
de Enrique IV (de ahí su condición de Consejero, "Conseillari").
Pero, a su vez, -y es esto lo que ahora nos interesa- aparecen dos elementos
aún no demasiado bien explicados, a los que desearíamos aportar
alguna luz: "Franciaco lehenbizico erremusinari" y "Ordenaco
aitonen seme".
1.- Por lo que respecta al primero, es evidente que todavía
perduran las dudas que en su día suscitó la palabra "erremusinari".
Basta una ojeada al Orotariko Hiztegia para percatarse de que el
significado que ofrece el diccionario se basa en la traducción castellana
realizada por Villasante, y que, dicho sea de paso, Villasante tuvo la prudencia
de acompañar de signos de interrogación.
A pesar de sus dudas, parece claro que Villasante supo acertar plenamente
en la lógica que emplearon los forjadores de la palabra vasca:
"aumône" (limosna) = erremusina
por lo tanto, "aumônier" (limosnero, capellán) ->
erremusinari
Téngase presente que el sentido original de las palabras aumône/erremusina
cambia al pasar al segundo nivel, donde la palabra "erremusinari"
habría surgido para significar directamente "capellán".
Por supuesto, desde la lógica del idioma no parece que pueda hacerse
objección alguna a este calco construido sobre el significado de
la palabra francesa. Desde el punto de vista del testimonio lexicográfico,
correspondería a Axular la paternidad de esta palabra.
Por otra parte, en lo que respecta a la proyección histórica
de ese cargo que propició la aparición del neologismo, lleva
razón Villasante cuando dice que era algo "más que un
mero título" [Axular,..., 55]. De hecho, sólo
quien fuera fiel servidor del rey podía llegar a ostentar ese alto
honor en la administración religiosa francesa.
El acontecer histórico revela que Bernard de Etxauz, de quien a menudo
se ha recalcado su "inocencia" y su "destino fatal",
fue nombrado para ese cargo de "capellán" por Enrique IV
en 1606, y presumiblemente no de forma casual.
Quizá por ello, y más allá de indocumentadas inocencias
y buenas voluntades, se hace preciso esclarecer su figura y significación
histórica y, en concreto, dado que estamos citando su condición
de "erremusinari", hasta dónde llegó su responsabilidad
en la cruel persecución de las "brujas" que asoló
Lapurdi en 1609. Desde un punto de vista político al menos, el amigo
baigorriarra de Axular no parece carente de responsabilidad en el diseño
de la represión político-religiosa que tres años después
de su nombramiento llevaría a cabo el comisionado del rey franco-navarro
en Lapurdi, Pierres Rostegui, Señor de Lancre.
2.- Por lo que respecta a "Ordenaco aitonen seme", y
para evitar problemas sobre el sentido del segundo y tercer término,
recordemos en primer lugar que es el propio Axular quien, mediante un sinónimo,
aclara su significado en la carta que escribe al lector ("Irakurtzailleari"):
"Batak aitonen semea, bertzeak zalduna" (El uno [dice] aitonen
semea, el otro zalduna) (Gero, p. 17). El testimonio, cronológicamente
anterior, de Etxabe vendría a refrendar la versión de Axular:
"[...] principales hijos dalgo a quienes llamaban Aitonen semeak
que quiere decir hijos de buenos padres" (Discursos, p. 70).
No hay, pues, problema alguno en cuanto al significado.
Las dudas sí surgen, en cambio, con respecto al término
"Ordena", que no parece admitir como adecuada la traducción
"Gentilhombre del Orden" de Villasante (Axular-en hiztegia,
p. 460).
De hecho, en el contexto de las palabras de Axular, "Ordena" es
otra cosa. La expresión "Ordena" parece querer indicar
la "Orden" por antonomasia, que no podía ser otra que la
principal Orden de Caballería de aquella época.
A la pregunta sobre cuál pudo ser esa Orden, sólo cabe
una única respuesta: la "Ordre du Saint Esprit", Orden
que, desde su origen y por largo tiempo, fue la primera de Francia y, por
su naturaleza, la que mejor pudo extender su fama (no necesariamente buena)
entre las gentes humildes de los territorios vascos.
Las Ordenes existentes hasta entonces en Francia, y sin menospreciar
el claro espíritu político-militar que ostentaban, tenían
un carácter un tanto más clásico. De todas ellas, la
más importante durante el siglo XVI fue la "Ordre de Saint-Michel",
creada por Luis XI en Amboise en 1469 y con estrechos vínculos con
la que presuntamente menciona Axular.
La "Orden del Espíritu Santo", por su parte, fue creada
por Enrique III en diciembre de 1578, cuando las guerras de religión
estaban en su punto más álgido, y tuvo por objeto reunir bajo
su disciplina a toda la nobleza francesa. La obligacion de sus miembros,
como no podía ser de otra forma, consistía en la fidelidad
total e inquebrantable a la fe católica y a su "Maestro"
principal (es decir, al rey).
La realidad hizo que, una vez reunidas las fuerzas fácticas político-religiosas
en torno al catolicismo, la Orden adquiriera las características
de un frente político con el que combatir al protestantismo.
Amén de las innovaciones que posteriormente Enrique IV (pariente
y amigo de Etxauz) llevó a cabo, la Orden constaba de 100 miembros,
87 de ellos nobles de familias que lo habían sido por lo menos durante
tres generaciones y que tuvieran más de 35 años (los príncipes
podían serlo desde los 25) y que ya fueran miembros de la Orden de
Saint-Michel.
A su vez, eran cuatro los administradores de la Orden:
el tesorero mayor del reino, el maestro mayor de ceremonias, el canciller
y el secretario.
Es de reseñar la presencia de los eclesiásticos (nueve
en total), los cuales, en teoría al menos, eran elegidos para dar
consejo y ayudar en las decisiones relacionados con asuntos de fe. Uno de
ellos era "le gran aumônier de France", "Franciaco
Lehenbizico Erremusinari" en palabras de Axular.
Obviamente, Etxauz tuvo que ser miembro de la "Orden del Espíritu
Santo" en su calidad de "Primer Capellán de Francia".
Aunque, tal vez, no sólo por ese motivo; de hecho, parece que el
baigorriarra reunía los requisitos para ser "Gentilhombre de
la Orden": sucesor del vizconde de Aldudes, nobles en tres generaciones
y mayor de 35 años (nacido en 1556).
BIBLIOGRAFIA
- Axular, Gero, Burdeos, 1643 (ahora en facsímil: Bilbao,
1988).
- Chaffanjon, A. eta Flavigny, B. G., Ordres et contre-ordres de Chevalerie,
Paris, 1982.
- Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada,
México, 1607.
- Haristoy, M., Recherches historiques sur le Pays Basque, 2 vol.,
1883-1884.
- Villasante, L., Axular. Mendea. Gizona. Liburua, Arantzazu-Oinati,
1972.
- Villasante, L., Axular-en Hiztegia, Euskara-Español-Français,
Arantzazu-Oinati, 1979.
Patxi Salaberri Muñoa,
profesor de la UPV/EHU |