Una abundante cosecha
Traducción al español del original en euskera

Así como la uva se recoge hacia septiembre-octubre y el trigo en julio, en el País Vasco la recolección de los libros suele tener lugar a principios de diciembre, en la Feria del Disco y Libro Vasco de Durango, porque es entonces cuando se publican las novedades más importantes y cuando, al mismo tiempo, realizamos el balance anual. Hagámoslo también nosotros.

El año 1998 ha sido copioso, nos ha traído muchas y muy variadas obras. ¿Por dónde empezar a resumir? Al igual que con el vino, podemos hacer una clasificación según la edad. Tenemos varios autores conocidos que oscilan entre los 45-60 años, los cuales, como sucede con las "grandes reservas" que permanecen en toneles de roble, han mejorado su obra en sazón, ofreciéndonos anualmente brillantes lecturas. En cuanto a este año, Bernardo Atxaga ha reunido varios artículos y conferencias en un libro lleno de gusto e imaginación como es Groenlandiako lezioa; Anjel Lertxundi ha concluído su proyecto "Ifrentzuak" con su cuarta novela, Argizariaren egunak, y Koldo Izagirre ha realizado una novela tan densa como emocionante en torno a la muerte del anarquista Angiolillo: Nik ere Germinal! egin gura nuen aldarri. Cambiando de género, Joan Mari Irigoien llega con un libro de poesía, Hautsa eta maitemina, y Joxan Artze ha publicado su colección personal: Mundua gizonarentzat egina da, baina ez gizona munduarentzat. Para alegría de los lectores, Arantxa Urretabizkaia ha regresado con la novela Koaderno gorria. Para terminar con la sección de los clásicos, no podemos dejar sin mencionar a Joxe Azurmendi, que este año no ha publicado un ensayo, sino dos, que aun tratando distintos ámbitos, ambos son profundos y sustanciosos: Teknikaren meditazioa y Oraingo gazte eroak.

Tenemos asimismo "Reservas" y "Crianzas", creadores de entre 35-45 años, que hace tiempo que empezaron a cultivar el ámbito literario y buscan su lugar y voz con gran dinamismo; algunos han obtenido ya la fama de los grandes escritores; otros siguen conservando la frescura de su juventud. Dentro de este grupo, que ofrece la producción más numerosa de todas, pero también la más variada, se integran narradores como Pello Lizarralde (Un ange passe _ isilaldietan), Andoni Egaña (Frai Kandido), Xabier Montoia (Plastikozko loreak erregearentzat), Pako Aristi (Urregilearen orduak), Juanjo Olasagarre (Mandelaren Afrika), Pablo Sastre (Gauzak apur bat konplikatu dira), Xabier Mendiguren (Gure barrioa 1975), Antton Luku (Botoiletan), Jon Alonso (Camembert helburu); los libros de poesía han venido de la mano de Iñigo Aranbarri, Rikardo Arregi, Itxaro Borda y del mismo Aristi. Otros cuantos pertenecientes a este grupo están orientados hacia la literatura juvenil, tales como Patxi Zubizarreta, Joanes Urkixo y Aingeru Epaltza.

Sucede lo que en un catálogo de vinos: hay muchos nombres, pero no apagan nuestra sed. Si aceptarais una sugerencia mía, me gustaría proponeros los vinos jóvenes, aquéllos que tienen el crudo y agrio sabor de la tierra, un color rojo vivo, y la fuerza e ímpetu de la naturaleza. Dejando de lado las metáforas tontas, tenemos a nuestro alcance maravillosos libros de nuevos autores. En los últimos años la criba de las editoriales se ha vuelto mucho más rigurosa, y, como consecuencia, el número de escritores noveles ha disminuído, si bien es verdad que su calidad ha mejorado considerablemente. El joven Igor Estankona ha publicado un libro de poemas llamado Anemometroa, delatando una voz sensible e inteligente; otra cantera de jóvenes es el género de la crónica: Alberto Barandiaran ha realizado un atroz reportaje sobre los vascos desaparecidos en Argentina, Ez zaigu ahaztu, e Imanol Murua nos invita a visitar los territorios ocupados de Palestina con Intifadaren biharamuna, para mostrarnos los deseos e impedimentos de un pueblo en una situación que ni es de paz ni es de guerra. Tampoco falta alguna que otra enérgica voz joven en la narración. Es el caso de Harkaitz Cano, poseedor de una imaginación poderosa y de habilidad, autor de la colección de relatos Bizkarrean tatuaturiko mapak, donde refleja las experiencias y experimentos vividos en 49 ciudades; y, por último, la elgoibarresa Jasone Osoro, que ha escrito Tentazioak, 25 cuentos tan sensuales como divertidos, líder de ventas de este año.

Nuestros vinos, nuestros libros, han prosperado tanto en cantidad como en calidad. La comparación no funciona tan bien en el caso de los consumidores: mientras que el vino goza de gran aceptación en nuestra sociedad, todavía somos una minoría quienes nos embriagamos con el hedor de la literatura. Si te propones unirte a ese club de sibaritas, no lo vas a lamentar. Acércate a la feria de Durango; en sus bodegas hallarás mensajes contenidos no en botellas, pero sí en libros; mapas secretos de nuevos tesoros.


Xabier Mendiguren Elizegi
Fotografía: Aitor Bayo/Euskal Kultura Gaur. Liburuaren mundua (Joan Mari Torrealdai)
 


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