
Una ciudad se va conformando a lo largo de siglos
de historia. A la vez que ciertos elementos de
determinadas épocas se mantienen otros están
sometidos a un cambio dinámico, a una continua
renovación que puede acelerarse cuando los
hábitos de vida cambian de forma
cualitativamente importante. El siglo XX ha
supuesto para los cascos históricos de las
ciudades un periodo de tensión entre la
conservación de su idiosincrasia y la
remodelación total. Y no sólo porque el entorno
natural del extrarradio de la ciudad antigua se
ha visto transformado en una urbe moderna y de
tal envergadura que engulle al núcleo histórico
entre altos bloques de viviendas, sino porque
después de una etapa de degradación del casco
antiguo, se ha pasado a una política de
rehabilitación que muchas veces prima la
conservación de los monumentos histórico -
artísticos locales, sin tener en cuenta su
entorno urbano, el cual va siendo progresivamente
renovado.Las manzanas edificadas son las que
caracterizan el urbanismo y la arquitectura de la
ciudad, y en ellas encontramos edificios
diversos: iglesias medievales, palacios
renacentistas y barrocos y casas más sencillas,
muchas de ellas dependientes de las Ordenanzas de
Edificios, que en Estella fueron redactadas a
mediados del siglo XIX. A través de ellas, la
burguesía urbana manifestaba su preocupación
por embellecer el aspecto de la ciudad. La
edificación se sometió a las normas contenidas
en las ordenanzas, que irán imponiendo manzanas
de edificios alineados, de la misma altura, con
ejes simétricos de huecos de escaso vuelo y
aleros siempre paralelos a la fachada.
En beneficio del ornato público se obliga a
los vecinos a pintar los frontis de las
viviendas, una vez acabada la obra. Y esta norma
es la que permite el diseño ornamental de
fachadas que observamos hoy en el casco antiguo
de Estella. En superficies planas se imitan por
medio del dibujo y el color, arquitecturas,
volúmenes fingidos y materiales de mayor lujo:
fábricas de sillería, almohadillado, yagueado y
ladrillo; simulación de molduras y órdenes
arquitectónicos en vanos, cornisas, frisos y
líneas de imposta; franjas con motivos
geométricos y florales; paramentos con
decoración a candelieri. Las técnicas y
pigmentos tradicionales utilizados producen un
acabado de gran calidad estética.
Arquitectos y maestros de obras, pintores
decoradores, fueron los artífices de estos
decorados urbanos. Su formación en la Real
Academia de San Fernando y en la Escuela Superior
de Arquitectura de Madrid, o en academias y
escuelas de dibujo y de artes y oficios,
provinciales y locales, se materializó en el
gusto por el clasicismo, el historicismo y el
eclecticismo, propios del siglo XIX.
El trabajo de investigación Cromatismo en el
casco histórico de Estella, que fue becado por
Eusko Ikaskuntza en 1997 con la beca Angel de
Apraiz a las Artes Plásticas y Monumentales, nos
ha permitido sensibilizar al Ayuntamiento de
Estella de la necesidad de conservar estos
revestimientos de fachadas, dado su valor
histórico, artístico y cultural. Los edificios
catalogados de interés han sido incluidos en el
Plan Especial de Protección y Reforma Interior
(PEPRI) del casco histórico de Estella. En estos
momentos el Consistorio proyecta un Plan de Color
que sintonice con la gama cromática existente.
La aportación que suponen los trabajos de
investigación para la valoración de
determinados elementos culturales de las
ciudades, son punto clave para que las
administraciones locales protejan su patrimonio y
lo leguen a las generaciones futuras.
Blanca Sagasti
Lacalle - María José Sagasti Lacalle, historiadoras |