Según se desprende de los últimos datos económicos,
la recuperación que la economía vasca había iniciado
el año 1994, da muestras de comenzar a debilitarse, por una parte,
porque este semestre el PIB no va a crecer tanto como el semestre anterior,
y por otra, porque las exportaciones se están ralentizando. Asimismo,
los precios han subido y, además, las tasas de inflación de
la CAV y Navarra están por encima de la media estatal.
A pesar de que es todavía pronto para hacer previsiones, el conocido
semanario "The Economist" afirma que la economía mundial
muestra signos que pueden desembocar en una gran depresión, si bien
las de la Unión Europea y EEUU están, por ahora, fuera de
peligro. El caso de la economía del Sureste asiático y de
Sudamérica, sin embargo, no es el mismo. Por lo tanto, en los meses
venideros habremos de ver qué tendencia toman las economías
de la UE y EEUU, para de ahí inferir cuál será la situación
de la economía vasca.
Hasta ahora, tanto el Gobierno como los empresarios manifestaban que
era necesario flexibilizar el mercado laboral y que la economía creciera
para reducir el paro. En los últimos años la economía
ha crecido a un ritmo considerable, cerca de un 4%, pero apenas se han realizado
contratos laborales fijos, los salarios están bajo control y cuando
no hay trabajo los trabajadores se quedan en la calle, sin embargo, sigue
habiendo paro, aunque éste haya bajado algo. Nuestra tasa de paro
(16%) es muy superior a la de la UE, puesto que a la economía vasca
aún le falta bastante para llegar al 10% que es la media comunitaria.
Así que en la predicción de los empresarios fallaba en algo.
¿No se crearían nuevos puestos de trabajo reduciendo la jornada
laboral?
El Concierto Económico de la CAV y el Convenio Económico
de Navarra reconocen competencias para regular determinados impuestos concertados;
por lo tanto, existe autonomía para regular el Impuesto sobre la
Renta de las Personas Físicas (IRPF), y según todos los indicios,
el nuevo IRPF será más regresivo que el actual, siguiendo
la línea de los países vecinos. El nuevo texto ha dado lugar
a controversias: algunos sindicatos y partidos políticos lo han criticado
con dureza, pero no parece que vaya a haber un texto alternativo más
progresivo. Así pues, este impuesto perderá progresividad.
¡A ver si sirve para reducir el fraude!
El Concierto Económico estará en vigor hasta el 31 de diciembre
del 2001, a diferencia del Convenio de Navarra que tiene duración
indefinida. Para entonces otro texto deberá ya estar negociado, y
me da la impresión de que el alto al fuego indefinido de ETA va facilitar
las cosas.
A principios del año que viene el euro va entrará en vigor
en once estados de la UE, aunque la moneda no empezará a circular
hasta tres años más tarde. Frente esta nueva situación,
la economía vasca no puede, de ningún modo, perder su capacidad
competitiva, puesto que, al no haber instrumentos para devaluar la moneda,
habrá que reducir los sueldos o mejorar la productividad relativa
para obtener los mismos resultados. Por otro lado, los ciudadanos de la
UE no vamos a salir perdiendo con el cambio de monedas, pero sí con
los presupuestos públicos, ya que el Banco Central Europeo, que será
una institución financiera pública con un gran déficit
democrático y con poco control por parte de las instituciones públicas
comunitarias, impondrá sus criterios restrictivos a estos presupuestos
lo que redundará en detrimento de los sectores sociales más
necesitados.
Baleren Bakaikoa, economista |