La toponomástica es la ciencia que estudia los nombres de los
lugares. La toponimia de un pueblo es un documento escrito por sus habitantes,
en el cual, valiéndose del idioma, reflejan su historia, economía,
religión, costumbres y otras realidades más.
El valor de este documento proviene de tratarse de un texto diacrónico
y vivo. En la toponimia de Navarra pueden descubrirse huellas que dan fe
de la presencia e influencia de varios pueblos y culturas: Bascones, celtas,
romanos, godos, árabes, judíos, francos (de Occitania o gascones
por la lengua), romance navarro, hasta el surgimiento de una comunidad mixta:
castellana y vasca.
Un adecuado proyecto de recopilación de nombres de lugares basado
en una metodología científica, ofrece la oportunidad de salvar
ese documento que desgraciadamente se encuentra en vías de desaparición,
como también de ilustrar la cartografía, examinar los tipos
de material y su calidad, su extensión, y la influencia que cada
una de las culturas tuvo en las regiones en cada época. En Navarra
se están realizando dos proyectos que responden perfectamente a dichas
características: Onomasticon Vascononiae y Nafarroa. Toponimia eta
Mapagintza. ("Navarra. Toponimia y Cartografía").
Los intentos recopilatorios en Navarra
1882-1936
A partir del año 1882, gracias a la iniciativa del grupo Asociación
Euskara de Navarra y al Ayuntamiento de Pamplona, se intentó promover
trabajos de investigación sobre la toponimia, pero sin éxito.
No se presentó ningún trabajo durante los años 1882-86.
El artículo que Arturo Campión escribiera en 1915, "A
los vascos de buena voluntad", en el que incitaba a los vascos a recopilar
la toponimia, resultó decisivo, y a partir de entonces la gente sí
que empezó a animarse. El primer intento recopilatorio se hizo en
1918, una vez asumidas las palabras de Campión y creada "Eusko
Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos", siendo el principal promotor
de la campaña Luis de Eleizalde Brenosa (1873-1923). En 1919 se decidió
enviar una circular a todos los municipios, solicitando "listas de
nombres de todos los dermios rurales", para que la Real Academia de
la Lengua Vasca (Euskaltzaindia) "se valga de ese preciado Tesoro para
la investigación toponímica del euskara" (Boletín
Oficial de Navarra, nº 19). Una vez que Luis de Eleizalde hubiera seleccionado
de entre los enviados los textos vascos y adaptado la ortografía,
publicó en las revistas RIEV (1922-1930) y BRSVAP (1963-1974) las
"Listas alfabéticas de voces toponomásticas vascas".
Las características de esta primera campaña fueron las siguientes:
La única finalidad era reunir la toponimia vasca.
Las respuestas y el contenido eran irregulares, en ocasiones muy escasas
e inciertas.
No tenían ningún mapa soporte.
1936-1985
Con la llegada de la Guerra civil española, aquella labor se vio
interrumpida. Más tarde se llevaron a cabo otra serie de investigaciones
toponomásticas y lingüísticas ("Inkesta Etnografikoa"/"Encuesta
Etnográfica" de José Miguel Barandiarán, Justo
Gárate, Joan Coromines, Julio Caro Baroja, Antonio Tovar, Luis Mitxelena).
La gaceta "Príncipe de Viana" a partir de 1940 (año
de su creación), publicada por la entidad homónima, y las
revistas Fontes Linguae Vasconum y Cuadernos de Etnología y Etnografía
Navarra, creadas por la Diputación en 1969, fueron medios en los
que se publicaron cantidad de relevantes investigaciones.
De esta segunda etapa destacaríamos, entre otros, estos aspectos:
Las investigaciones eran más amplias respecto a la lengua, la
recopilación no se limitaba al material en euskara.
Los proyectos y trabajos solían desarrollarse individualmente, sobre
todo por faltar una personalidad que sirviera de guía, como lo fue
Barandiarán en la etnografía.
Faltaba uniformidad tanto en los criterios de metodología como en
los objetivos de la investigación.
Los esfuerzos y logros estaban bastante dispersos, hasta el punto de desaparecer
el material de primera mano.
Se concedía poca importancia a la cartografía, utilizándola
en escasas ocasiones y de un modo indiferente y simple.
1986-1998
Onomasticon Vasconiae
Con el objeto de realizar las investigaciones toponímicas con
criterios y metodologías científicas, Ramón Ciérbide
Martiñena, catedrático de la Universidad del País Vasco
en Vitoria-Gasteiz, tuvo la destreza de reunir los materiales sistemáticamente
y publicarlos en un corpus llamado "Onomasticon Vasconiae".
Euskaltzaindia dio su aprobación al proyecto y le prestó todo
su apoyo. La obra maestra que culminara José María Jimeno
Jurío empezó a elaborarse en 1986. Desde entonces lleva ya
dieciséis volúmenes, de los cuales 7 corresponden directamente
a Navarra.
Nomenclátor de los pueblos de Navarra
El Gobierno solicitó a Euskaltzaindia que le facilitara un informe
sobre los nombres de los Pueblos de Navarra en Euskara (1987), por mandato
de la ley del euskara de Navarra.
La Comisión Onomástica de Euskaltzaindia analizó estos
nombres uno por uno, y basándose en ellos tomó sus decisiones
teniendo en cuenta los siguientes materiales:
-Las variantes del nombre procedente de la documentación, desde la
Edad Media hasta la actualidad, citando el año y la procedencia (archivo,
bibliografía, encuesta oral actual).
Estas listas fueron remitidas a la Junta de Euskaltzaindia para su aprobación.
La publicación de los datos y las listas la realizó el Gobierno
navarro en el libro Nafarroako herri izendegia (Nomenclátor de los
pueblos de Navarra).
Desde entonces, en los años 1997-98, la comisión Nafarroako
euskararen kontseiluko toponimia batzordea (Comisión toponímica
del consejo del euskara de Navarra) ha definido los nombres vascos de todos
los pueblos, puliendo los criterios utilizados en 1987 y valiéndose
de nueva documentación.
Toponimia y Cartografía de Navarra
El Gobierno de Navarra, en vista de la importancia que reviste el análisis
de la toponimia, propuso recopilar la toponimia sencilla y reflejarla en
la cartografía.
Con tal fin suscribió un convenio con "Trabajos catastrales
S.A.", siendo las principales finalidades del proyecto:
Salvar el tesoro histórico-lingüístico toponímico
que se utiliza en todo el territorio de Navarra.
Tratar la toponimia siguiendo las normas lingüísticas dictadas
por Euskaltzaindia.
Plasmarlo en los mapas y publicaciones del Gobierno navarro.
Crear un fondo para los investigadores con el material recopilado durante
la campaña.
Gracias al convenio que el Gobierno de Navarra acordó con "Trabajos
Catastrales S.A.", se han recogido todos los topónimos vivos
de los pueblos y alrededores del territorio, y un grupo de especialistas
ha finalizado el trabajo (1990-1994) valiéndose de medios científicos.
Los frutos de este esfuerzo han ido publicándose en la colección
Nafarroako Toponimia eta Mapagintza. Toponimia y Cartografía de Navarra,
colección ésta iniciada en 1992 con la intención de
publicar las listas de los dermios de todos los pueblos de Navarra, situando
cada cual en el mapa. Hasta el momento se han publicado 50 libros, y los
últimos 9 volúmenes saldrán en los años 1998-1990.
El texto superior proviene en su mayoría del libro
Navarra. Toponimia y Cartografía. (Gobierno de Navarra, Pamplona
1991)
Mikel Belasko, Coordinador
de los trabajos sobre la pequeña toponimia de Navarra |