Ultimamente los medios de comunicación
están dando cuentas de los pasos dados en la utilización del
euskara en el mundo del trabajo. De todos ellos destacaremos dos ejemplos:
el plan general para la recuperación del euskara promovido por Euskararen
Aholku Batzordea y los objetivos hechos públicos por
³Kontseilua². Tanto en un caso como en otro, se apunta la importancia
que para la normalización de la lengua tendrá la euskaldunización
del mundo del trabajo en los próximos años.
Mientras que la educación básica,
formación profesional y universidad están en proceso de euskaldunización,
aunque queden muchos pasos por dar todavía, los dos ámbitos
principales por euskaldunizar en nuestra sociedad son la administración
y el mundo del trabajo. Este último, en principio, parece el
más difícil. Y es que dentro del mundo laboral existen sectores
diferenciados de la economía, cada uno con sus peculiaridades. El
más difícil de entre todos ellos quizás sea el de la
industria. Aunque al ser la industria también un sector harto heterogéneo
no resulte nada fácil hacer afirmaciones generales al respecto. Con
todo, hay que tener en cuenta su tecnología interna, su economía
y un largo etcétera.
Viéndolo desde fuera, más de uno
puede pensar que existe un divorcio entre la tecnología y el euskara.
Sin embargo, la realidad es diferente. Como en tantos otros campos, hace
20-25 años los temas de tecnología punta difícilmente
aparecían desarrollados en euskara. Gracias al trabajo iniciado en
aquel tiempo por las asociaciones UZEI y Elhuyar, entre otros, se han ido
confeccionando terminologías correspondientes a diferentes tecnologías.
En la actualidad, a pesar de que según los especialistas quede mucho
por hacer, los usuarios tenemos grandes facilidades para dar a conocer cualquier
tema
tecnológico o científico en euskara. Tener a punto la terminología
es necesario pero no suficiente. La terminología hay que utilizarla
y eso, hasta el momento, en gran medida ha sucedido en la universidad. Al
haber desarrollado año tras año diferentes
temas tecnológicos y científicos en euskara en las facultades
de ciencias y escuelas de ingeniería se ha dado vida a esa terminología
tecnológica. En virtud de su utilización diaria, esta terminología
ha resultado pulida y actualizada y, al mismo tiempo, licenciados e ingenieros
jóvenes se han adiestrado en su utilización.
Estos jóvenes al dejar la universidad
se encaminan al mundo del trabajo y se sitúan ante un campo en el
que el castellano es predominante (en este punto cabe hacer el mismo análisis
con los jóvenes de las escuelas de formación profesional que
siguen el modelo D). Salvo algunas excepciones, los obstáculos para
la utilización del euskara en la nueva situación resultan
insuperables, ya que que el castellano es predominante en las relaciones
laborales diarias.
En esta situación más de un joven
se cuestiona la razón de los estudios en euskara (este caso no se
da únicamente en los estudios tecnológicos sino que también
se está dando en la economía). Así pues, podríamos
encontrarnos ante una especie de efecto dominó. El único procedimiento
para hacer frente a esta situación es la coherencia: debemos encauzar
hacia el mundo del trabajo los
deseos y voluntades que surgieron con el sistema educativo.
El joven vascoparlante que se acerca a trabajar
en la industria no puede hacer casi nada por euskaldunizar su parcela de
trabajo, aunque tenga voluntad y conciencia del problema. Tal y como sucede
en otros muchos ámbitos, en la industria (como en los demás
mundos del trabajo) es preciso aplicar una metodología específica
para su euskaldunización.
Hace unos años, gracias al trabajo de
Elhuyar se pusieron en marcha microplanes para potenciar la utilización
del euskara en determinados establecimientos industriales (Elay Balzers
y CAF por ejemplo). Los resultados obtenidos por medio de estos planes han
sido muy positivos y han demostrado la utilidad de la metodología
empleada. Así pues, en este momento
tanto la terminología como la metodología se encuentran suficientemente
desarrolladas como para realizar en euskara el trabajo diario en el campo
de la tecnología (y economía).
Siendo esto así, ¿qué falta
para que el proceso se generalice? Lo más difícil quizás.
Que el conjunto de los poderes que tienen que ver con el mundo del trabajo
(enpresarios, sindicatos, cámaras de comercio y demás) tomen
conciencia de la necesidad del proceso y, en consecuencia, pongan todos
los medios. Este es el mayor desafío de los vascos para los próximos
años y en
caso de no lograr el objetivo, la teoría del dominó podría
ponerse en marcha.
J.M. Rodriguez Ibabe, Investigador de CEIT |