La música popular como materia de composición
Mercedes García Pérez

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"...oí que la música popular baskongada no existe... cierto es que si por música baskongada debiera entenderse esa balumba de zortzikos habanerescos que nacen del fecundísimo seno de la vulgaridad con la misma facilidad que brota la mala hierba... tenía razón la persona docta a que me refiero: esa música no es música baskongada".

Resurrección María de Azkue

El empleo de la música popular en la música culta ha sido una constante en la historia de la música occidental, donde se polariza por un lado la música popular (de tradición oral) y por otro lado, la música culta; frente a otras culturas en las que ambas manifestaciones están íntimamente ligadas. La idoneidad de su utilización ha generado una abierta disputa, mientras un sector dentro de la composición musical no ve ningún tipo de inconveniente en su utilización, otro sector cree ver en su utilización un fácil recurso, consecuencia de la falta de ideas
propias, y viene a ser considerado como un "arte menor", nunca comparable con el que se basa en la originalidad del autor exclusivamente. Si bien es cierto que en toda época han podido los temas populares sacar de apuros a cuantos faltas de ideas acudieron a ellos, sin embargo hay que reconocer que los compositores que han triunfado siempre han sido los propietarios de ideas. Además existen ciertos motivos del folklore a los que el compositor otorga una expresión, un
matiz, una amplitud que antes no tenían o que permanecían ocultos para los demás, digamos que el compositor los recrea de nuevo.

El empleo de temas populares es un procedimiento que encontramos ya en el canto gregoriano, cuya música junto a la canción profana daría como resultado la música trovadoresca( H. Anglés: El Canto popular en las melodías de los trovadores provenzales. Barcelona, 1960). En el Renacimiento se sigue la misma constante, tenemos multitud de ejemplos en las misas renacentistas, donde la música popular se concentra en los
tenores. El ejemplo más llamativo quizá sea el repertorio florentino de carnaval de la época de Lorenzo Medici, época en la que la música adquiere gran esplendor. Todas las manifestaciones musicales son evoluciones de la canción popular arcaica, y de la tradiciónimprovisatoria del canto con acompañamiento instrumental. Los ejemplos
son innumerables en la música española: Vihuelistas, Cancionero de Palacio, Canto del Cavallero, Scarlatti, P. Soler... .

Pero sobre todo la utilización del canto popular, de la música popular como materia de composición se convirtió en un procedimiento clave a fines del siglo XIX y principios del XX, en el llamado Nacionalismo Musical, y que en España trajo consigo una Restauración Musical. En Euskal Herria existen innumerables ejemplos de compositores (Azkue, Donostia, Isasi, Larregla, Guridi, Usandizaga...) que desarrollaron una
importante labor de incentivación de los valores culturales, artísticos y musicales de nuestra tierra. Figuras de gran importancia en el ámbito cultural que van a desarrollar una importante actividad dirigida al conocimiento de la música popular, de forma profunda, para conocer los diferentes elementos que el pueblo cantaba y bailaba: melodías, ritmos,
timbres, acompañamientos,... para crear, a partir de estos estudios sobre música popular, composiciones musicales con un nuevo lenguaje extraído del folklore vasco. Siendo nuestros compositores punto de encuentro entre la música culta y la música popular, realizando importantes recopilaciones y estudios sobre el folklore vasco, estudios que influenciaron todas sus composiciones. A través del estudio de la utilización de la música popular como materia de composición podemos
acercarnos de manera somera a un Nacionalismo Musical Vasco y observar cómo los músicos vascos, con sus estudios y composiciones, participaron en el desarrollo de una toma de conciencia de un pasado nacional.

Principalmente, se suelen diferenciar dos maneras de tratar la música popular como materia de composición (ABRAHAM, Gerald: Cien años de Música. Alianza Música. Madrid, 1985) según sea la utilización de la música popular como materia de composición:

- la repetición de la melodía con ninguna o muy poca modificación o sobre fondos de armonía y color instrumental, por ejemplo las Canciones de Guridi.

- la segunda forma se manifiesta en formas especiales de pensar y sentir, con características propias de la música, el arte y la
literatura. Lo que realmente le da a la música popular un valor duradero como obra de arte es en cada caso el tratamiento, la elaboración del lenguaje musical sin la cita directa, y ésto es algo personal en cada compositor. La existencia de una base dada es lo que da sentido a la música, ya que parten de la concepción que todo tipo de expresión artística está basado y frecuentemente inspirado en elementos extramusicales.

En general, siempre se ha buscado en el uso de la música popular una búsqueda de la identidad. El tomar como base melodías, ritmos, acompañamientos... supuso una forma de búsqueda de identidad y así lo encontramos una gran cantidad de escritos en los que se identifica la canción popular con otra serie de valores propios, aceptando el parentesco entre tierra, clima, características étnicas y psicológicas, como bien expone Guridi (Guridi y Vidaola, Jesús: Discurso de ingreso en
la Academia de Bellas Artes de San Fernando. 9-6-1947.):

" Cada región española hablará al músico de cosas dispares, proporcionándoles matices variadísimos: Castilla, substratos fuertes, vaguedad tonal; Cantabria, el perfume campesino de sus praderas y montañas; Galicia, las viejas tonadas con alalás cautivadores, quizáreminiscencias célticas; Cataluña, la de menor violencia en sus ritmos."

Otra constante en la utilización de la música popular en la música culta es la valoración jerárquica del folklore de distintas regiones de España. Existían melodías de primera y de segunda, esto se observa en la supremacía folklore andaluz, calificado de nacionalismo universalista, frente al folklore castellano, vasco, gallego o murciano al que se calificaba de "regionalista". Esto demuestra como en ocasiones hubo una
selección arbitraria dentro del folklore español y precisamente porque para los extranjeros España era Andalucía. Guridi expresaba así este prestigio del folklore andaluz, y a la vez, oscurecedor del de otras regiones españolas:

" La música andaluza llamada, especialmente en el extranjero, música española, es conocida en todo el mundo gracias a los músicos que la han cultivado, ya que sin ellos no hubiera alcanzado el rango artístico en que se halla. Tanto y tan bueno se ha escrito sobre la música andaluza que uno piensa si será posible producir nuevas obras sin incurrir en la repetición y monotonía... Pero ¿no habremos tropezado aquí con un círculo vicioso? ¿No será precisamente porque aquellos otros filones regionales no han pasado por el crisol del compositor?."

(Guridi y Vidaola, Jesús: Discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. 9-6-1947)

Ahora bien, aunque existía un respeto por la música folklórica, no se piensa en general en los valores intrínsecos de la canción popular en sí misma. Salvo excepciones, la canción popular debe presentarse al público estilizada, adornada, tratada armónica y tímbricamente. La presentación de estas melodías podía hacerse de diferentes maneras, a continuación se
enumeran las más habituales :

1º. Mera armonización de una melodía popular, sea como obra en sí misma o como número de una producción más amplia (zarzuela,ópera, suite...).

2º. Potpourri, quodlibet o rapsodia sobre canciones diversas, apenas sin elaboración del compositor y a veces con carácter agregacional.

3º. Insertar citas de melodías folklóricas o brochazos de color
localista en una obra elaborada de lenguaje cosmopolita; resultan elementos aislados, añadidos, extraños al desarrollo orgánico de la obras.

4º. Inventar melodías al estilo de las populares, que se reconozcan fácilmente como tales. En realidad, se trata de imitar directamente el lenguaje popular, generalmente acudiendo a los elementos considerados más representativos de la música del país. Fue un recurso muy empleado por los compositores de zarzuela.

5º. Desarrollar la melodía popular, fue un procedimiento utilizado ya por los vihuelistas y Cabezón, aunque el riesgo de esta forma es desarrollar la melodía como si fuera un tema cualquiera haciéndole perder su carácter folklórico.

6º. Extrapolar otros elementos del folklore: ritmos, fórmulas tonales o modales, cadencias... y manipularlos recreando con esos elementos una obra que sepa captar el espíritu, la esencia, el aroma de la música popular. El ejemplo más representativo es Falla.

7º. Otras posibilidades se derivan del lenguaje armónico y formal elegido para tratar los elementos folklóricos: clásico-romántico, postwagneriano, impresionista, etc.

Pero lo habitual es que coexistan todas están variantes a la hora de tratar la música popular. Por ejemplo en el primer tercio del siglo XX coexisten varios de estas formas de composición en la música española.
Actualmente, en la música contemporánea no sólo existe un interés por el uso de melodías populares sino que instrumentos como la txalaparta o la dulzaina son integrados en la composición musical (Ramón Barce, Tomás Marco). Este empleo ha traído consigo la recuperación y actualización
del repertorio de tradición oral. Actualmente sigue siendo, como expresábamos, una constante en la música contemporánea donde las músicas tradicionales son sometidas a nuevas formas y medios de producción y expresión sonora.


Mercedes García, Presidenta de la Sección de Folklore de Eusko Ikaskuntza
 


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