Aizkibel Autor de Diccionarios
Este infatigable bibliógrafo y autor de diccionarios nació
en Azkoitia en 1798. En su afán por mejorar su educación se
puso al servicio de un canónigo en Roma y logró hacerse con
una extensa cultura. Más tarde, viajó por toda Europa como
secretario particular del duque Granada de Ega y, finalmente, se estableció
en Toledo, ciudad en que la que pasó los últimos años
de su vida hasta su fallecimiento en 1865.
El Diccionario Basco-Español-Euskeratik erderara biurtzeko
iztegia es el más conocido de sus cuatro grandes diccionarios.
En gran medida está basado en el diccionario de Larramendi y no vio
la luz hasta 1884.
Esta obra, aparte de contener el único texto en euskara de Aizkibel,
nos sorprende por una particularidad: Aizkibel propone una renovación
ortográfica que rompe con el modelo castellano utilizado hasta el
momento. En efecto, abandona las letra C y Q y en su lugar emplea la K y
la Z y utiliza siempre
la G en su sonido suave, es decir unas propuestas que se vieron reforzadas
en la ortografía posterior.
"Cuando el país Bascongado tenga una Gramática
general de su lengua razonada según los principios establecidos en
ella como demuestran claramente los elementos de que se valieron para su
formación desde los primitivos tiempos de su origen hasta la época
de su apogeo, y aprendan mis paisanos su lengua nativa con reglas seguras
fundadas en las bases más sólidas de la lingüística,
saldrán desde luego buenos lingüistas y filólogos para
estudiar con más facilidad, conocimiento y seguridad las demás
lenguas, y tendrán la suya para punto de comparación y estudio
de la perfección de las lenguas."
(Toledo, mayo de 1856)
Dichas innovaciones no eran enteramente suyas, puesto que para entonces
los escritores de Iparralde ya habían empezado a escribir de esta
manera. Pero esto mismo nos muestra claramente el alcance de la intuición
de Aizkibel y su deseo de una lengua universal para los vascos.
"Razones para el cambio de ortografía en la lengua
bascongada. Convencido sin duda de la necesidad de esta reforma el Autor
del mes de María Andre Dena Mariaren ilhabethia, edición de
Bayona año de 1838, usa de una reforma de ortografía que en
su mayor parte la he adoptado, o por mejor decir, la tenía adoptada
desde el año 1832, como se ve en los cuatro tomos en folio de mi
Diccionario, copiados en aquella época por mi escribiente, siguiendo
la invariable máxima de que cada letra no debe tener mas que un solo
sonido."
Aizkibel es un producto de este ambiente. Según se dice aprendió
antes el latín que el castellano. Su honradez y cualidades intelectuales
lo llevaron a Roma para ser secretario de un canónigo. Más
tarde pasó largos años al servicio de los Duques de San Fernando
en sus viajes por Europa.
Aizkibel no hubiera sido más que uno de los numerosos escribanos
que dio la Gipuzkoa de aquellos años, a no ser por el descubrimiento
de su calidad de vasco, cosa que sucedió en el extranjero. Este hecho
cambió por completo su vida y dedicó a sus trabajos vascos
el tiempo libre que le dejaba su trabajo. El tiempo libre y el dinero, más
concretamente.
Gastó sus ganancias en la compra y colección libros vascos.
En uno de los pocos viajes que realizó a nuestro país, conoció
en Bilbao al herrero de Abando y gran vascófilo José Paulo
Ulibarri. Este, al saber que Aizkibel estaba confeccionando un diccionario,
le llevó un cesto lleno de libros.
Aizkibel le quiso dar por ellos dos mil reales de oro y Ulibarri se enfadó:
"Yo jamás he sido un logrero, se los doy para que haga
el diccionario". Anduvo revolviendo aquí y allí en
busca de libros vascos, registrando entre viejos ropajes, arcones y desvanes:
"Sé por experiencia el trabajo que da el hacer estos trabajos
en un pueblo que tan poco se preocupa por su lengua".
Aparte de los libros vascos, Aizkibel completó la más importante
biblioteca técnica de toda España: botánica, minería,
medicina, ciencias exactas, clásicos griegos, latinos y franceses...
Los 3.477 libros, clasificados en 23 secciones, del patrimonio de Aizkibel
pasaron a manos de la Diputación Foral
de Gipuzkoa al año siguiente de su muerte, ya que ésa fue
su voluntad, en consonancia con la crítica tantas veces expresada
de la pasividad de los políticos.
"El abandono, y el poco aprecio que hacen de su lengua
los que dirijen los destinos del país Bascongado, sin una
Biblioteca, sin una cátedra, y (vergüenza dá
el decirlo) sin un diccionario Basco-Español, ni una gramática
medio regular, será causa de que se estinga una lengua
tan antigua, tan filosófica como económica en su
construcción, y tan rica en sus elementos, que puede servir
de modelo para los que trabajan sobre una lengua universal".
(Toledo, mayo de 1856)
Robando tiempo a su vida privada, dictando cartas y consideraciones incluso
cuando estaba enfermo y en cama, poniendo sus ganancias en libros que no
habían de aportar beneficios materiales, sacudiendo la conciencia
de un pueblo que vivía descuidadamente, impulsando investigaciones
sobre la lengua, Aizkibel es un intelectual modélico.
Si la Azkoitia del siglo XIX es modelo de lo que no hemos sido, Aizkibel
es modelo de un comportamiento a un tiempo humilde y audaz guiado por su
conciencia euskaltzale.
A pesar de ser hijo del siglo XIX, Jose Francisco Aizkibel anuncia el
siglo XX: pretende una lengua culta, nuestra y universal, capaz de expresar
todas las ideas.
"La época del dialectismo en griego coincide
con la de la literatura clásica, que se llama la época
Helénica; más tarde, de todos los dialectos el de
los Atenienses predominaba solo; pero habiendo llegado a ser propiedad
universal de todos los Helenos que no eran atenienses, fue alterado
poco a poco, y en este estado de alteración lenta, pero
inevitable, recibió el nombre (de) dialecto común.
Esto mismo quisiéramos que sucediera con nuestra Euskera,
que poco a poco se formase un dialecto clásico o literario
que comprendiesen igualmente los habitantes de todo el país
bascongado indistintamente."
(Toledo, mayo de 1856)
Aizkibel preve la necesidad de la Academia
Aizkibel conocía muchas lenguas, incluídos los dialectos
de nuestra lengua. Esto le proporcionaba un punto de vista particular sobre
la necesidad de unificar el euskara:
"Tal y como sucedió con el griego, nosotros deseamos que
poco a poco surja un dialecto literario o clásico, fácil de
comprender por los habitantes de toda
Euskal Herria".
Por esa razón consideraba imprescindible la creación de
la Academia del euskara, a fin de profundizar en la filología, implantar
las reglas para la enseñanza de la lengua y asentar la lengua literaria.
En este sentido, Aizkibel es un adelantado, un predecesor, puesto que,
casi 100 años antes que ningún otro, supo ver la necesidad
de Euskaltzaindia. Y concienció a su amigo José Paulo Ulibarri
de aquella necesidad.
Ogetalau gizon
Bear dira icentau,
Guernicaco batzarrean
Euzkeraren ganean
Eguiteco alegiñ au.
("Hay que elegir 24 hombres en la asamblea de Gernika que hagan este
trabajo en torno al euskara")
"Es indispensable la formación de una Academia compuesta
de Bascongados que hayan hecho estudios especiales sobre su lengua o que
hayan estudiado las lenguas orientales, o dedicádose a estudios lingüísticos,
admitiendo igualmente en su seno a todo filólogo o lingüista
extranjero que se dedique
al estudio de nuestra lengua."
(Toledo, mayo de 1856)
"Con buenos elementos gramaticales y lexicógrafos,
¿cuánto no se adelantaría en nuestra lengua? Pero para
esto se necesita trabajar para la unidad etnográfica por medio de
una gramática general razonada de la Euskera, aprovada y autorizada
por una Academia compuesta de hombres competentes en la
materia. Si en el día no se pudieran hallar tan inteligentes por
falta de estudios preliminares, con este estímulo se formarían
dentro de algunos años."
(Toledo, mayo de 1856)
"Es lástima que se pierdan tantos trabajos individuales
y tantos esfuerzos por no formar una sociedad literaria o filológica
de esta lengua, donde discutir y consultar sobre las dudas que ocurran,
y combatir los errores que inocentemente por ignorancia se propagan. Deseamos
que llegue este día para asegurar el buen éxito de los esfuerzos
de los amantes del País Bascongado."
(Toledo, mayo de 1856)
Unica comunicación de Aizkibel en euskara
"Ha transcurrido un siglo y diez años desde que nuestro
Aita Larramendi nos dio su diccionario trilingüe; durante este período
muchos han hablado, y bien, sobre el euskara desde fuera de Euskal Herria,
tanto en Italia como en Francia, e incluso en Alemania. El prestigio del
euskara se extiende de día
en día por toda Europa, y desde que que el prusiano Humboldt ha mostrado
en su libro que los vascos actuales son del linaje de los iberos de antaño
y que la lengua de aquellos es la hablada por los vascos de hoy, las miradas
de todos los eruditos se fijan en nosotros, atendiendo a lo que escribimos
y cómo lo hacemos sobre el euskara.
En primer lugar necesitamos un buen diccionario vasco, porque hasta
ahora no tenemos ninguno. En tiempos del Padre Larramendi eran muy pocos
los libros en euskara: no incluye más que diez en el prólogo
de su diccionario, y hoy yo
mismo poseo ciento catorce libros en euskara o sobre el euskara. En Euskal
Herria cada vez se escribe mejor en euskara, tanto en Francia como en España,
y para mí siendo iguales todos los vascos que habitan este mundo,
a todos les hablo como a mis hermanos. Este diccionario mío es vasco-español
y cuando se quiera conocer el significado de una palabra en castellano,
aquí se puede
encontrar con mucha facilidad, ya que el del Padre Larramendi sirve únicamente
para conocer el significado en euskara de las palabras castellanas.
Muchos de ustedes piensan que el Euskara no tiene ningún
valor, y en esas provincias tampoco demasiados, porque ahora todos saben
hablar en Castellano".
Aizkibel, un enciclopedista poco habitual
José Francisco Aizkibel fue un erudito, un bibliófilo empedernido,
pero al mismo tiempo poseía dos cualidades que, en general, difícilmente
están presentes en la élite intelectual: la inclinación
hacia el pueblo y el seguimiento de las preocupaciones y conflictos de su
tiempo, en cuanto a
opiniones al menos, para tomar partido con conocimiento de causa. Este azkoitiarra
no fue, por tanto, el típico señorito que encerrado en su
gabinete daba la espalda a su entorno y a su tiempo.
Su preocupación y amor por el euskara lo acercaría a los
labradores, a la gente humilde, para aprender la lengua viva y poder saborearla.
Ni que decir tiene, grande había de ser la preocupación, si
tenemos en cuenta que Aizkibel
pasó en el extranjero la mayor parte de su vida. Podríamos
decir, por tanto, que con una gran nostalgia de su país, comenzó
a recoger las canciones oídas de labios de sus paisanos o rescatadas
de su propia memoria en un trabajo
de folclorista que por desgracia no pudo prolongar demasiado. Estaba igualmente
interesado por las últimas invenciones de la hidráulica que
por canciones como Lo, lochua o Dingulun Dangulun.
Era un gran bibliófilo, eso está claro. Pero esta afición
no consistía en una mero atesoramiento y resulta evidente su interés
por las obras contemporáneas; por ejemplo, la primera edición
de la obra de Chao Voyage en
Navarre pendant l'insurrection des Basques aparece entre sus libros. Es
de suponer que siendo carlista, leería con auténtica pasión
la obra del zuberotarra. Y en esto Aizkibel también rompe con un
gran tópico, puesto que hace compatible su opción política
en contra de lo que dicen los manuales de
historia con las luces, con el avance, con el progreso, en una palabra
con el enciclopedismo.
Españian da gizon bat
bear deguna maita,
Frantzizko Aizkibel jauna
euskaldunen aita;
txit da gizon prestua
eta jakintsua,
errespeta dezagun
gure maisua.
Ogei ta ainbeste urtetan
bizi da Toledon,
Izarraizko semea
ez da beti lo egon;
liburuen gaiñean
lanean gau ta egun,
gure euskera maitea
galdu ez dezagun.
Arabe eta hebreo,
denak denak beera!
Nere adiskideak,
gora, gora euskera!
Biotzean gurutza
eskuan bandera,
esan lotsarik gabe
euskaldunak gera!
Pakean bizitzeko gure mendietan
euskeraz itz egin bear da
batzarre denetan,
ta euskaldunen izena
geroko eunkietan
famatua izango da
alde guztietan.
"Arren, ez bedi galdu euskera" (Iparragirre)
Galdu dirade oitura onak
galdua degu euskera...
Ola bagoaz, eun urte barru
galdu da gure izena!
Erro, Aizkibel ziran bezela,
erakuslerik gaur ez da.
Gure euskera... Ai, galtzen bada,
gu... euskaldunak ez gera! |