El 1 de octubre de 1928,
los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia inauguraron oficialmente el Aquarium
de San Sebastián. Este proyecto fue impulsado por la Sociedad Oceanográfica
con el objetivo de impulsar la investigación oceanográfica.
Desde entonces once millones de personas lo han visitado y miles de olas
han golpeado cada día las gruesas paredes del singular edificio.
Tras unos años en crisis, 1998 ha sido
el año del cambio, el año en el que se han ampliado las instalaciones
y se ha hecho una importante apuesta de futuro. Pero además de un
cambio en las instalaciones se está gestando un cambio más
profundo en todo el conjunto de los servicios que ofrece el nuevo Aquarium.
Para saber más sobre este nuevo proyecto, hemos conversado con Carmen
Arrazola, la nueva gerente del Aquarium.
Dejando a un lado las grandes obras de infraestructura, ¿Qué
más ha cambiado en el Aquarium Donostiarra? Creo que lo que verdaderamente ha cambiado es el concepto del Aquarium. En definitiva, el concepto de organización de los trabajadores
de esta casa y el concepto de la visita es lo que ha cambiado. Nosotros
ante todo estamos trabajando para mejorar el servicio. En la visita intentamos
servir al público, ya sea en sus ganas de aprender o de sentir; así,
si vemos que hace falta tiempo para estar y ver tranquilamente, ponemos
un graderío para sentarse mientras se contemplan los peces; si la
gente lo que quiere es descansar, pues ponemos buenos documentales en el
auditórium donde además de aprender se puede descansar.
Es fundamental que el público no sienta que le están echando.
Para mi ése es uno de los principales cambios; aparte de las obras
de infraestructura, los trabajadores se han formado para dar el mejor servicio
posible.
¿Qué principales retos afronta ahora esta nueva etapa
del Aquarium de San Sebastián? Tenemos que intentar que el resto de las actividades de este Aquarium
se pongan al mismo nivel que el esfuerzo realizado en la remodelación
y modernización de las instalaciones. Es decir, que la señalítica
sea estupenda, que en la cafetería te atiendan de maravilla, que
las películas sean buenas, que las actividades para clases sean correctas.
El principal reto para el futuro es poner todo el conjunto del Aquarium
a la misma altura; que no haya un nuevo Aquarium del siglo XXI y el viejo
Aquarium siga estando anticuado.
¿Cómo se han financiado los 1.400
millones que ha supuesto la obra? Decíamos hace unos meses que teníamos 550 millones
de subvención, pero ya tengo que decir que tenemos 700 millones,
porque en estos meses hemos conseguido otros 50 más de la Diputación
y 100 más del Ayuntamiento. El resto son préstamos y los tenemos
que devolver con lo que se saca en la taquilla; por eso es muy importante
que la gente no deje de apoyar el Aquarium.
Esta es una sociedad filantrópica sin ánimo de lucro, así
es que a fin de año si se gana dinero no tengo que dar dividendos,
se vuelve a invertir en las instalaciones o a la devolución de los
créditos. El hecho de haber recibido toda esta ayuda institucional
convierte a la "sociedad en general" en los nuevos socios de la
Sociedad y hacia ella irán nuestros objetivos y nuestros beneficios.
Tras dos meses de apertura, ¿Cuál es la valoración
que hacen? ¿Cómo ha respondido el público? La valoración que hacemos es excepcional, a pesar de que
tenemos bastantes fallos momentáneos; falta información, falta
instalar la señalítica, todavía estamos de obras, más
de un día ha habido golpes de martillazos etc. Pero a pesar de todo,
la gente sale muy contenta, en parte porque todos teníamos ganas
de que en Donostia hubiera una actividad más lúdica y entonces
la gente lo ha visto con mucho cariño, sin querer ver los fallos;
creo que el público ha venido con esa actitud. Por eso estamos muy
agradecidos, también con los medios de comunicación que se
han portado estupendamente. Los medios han estado buscando lo bueno, no
queriendo incidir en lo malo, y luego valorando lo que más hemos
apostado, que ha sido la atención al público. Todo el mundo
ha valorado mucho lo bien que se trata a la gente
¿No temen que después del éxito inicial, las visitas
disminuyan considerablemente? Yo creo que no. A noviembre le tengo miedo por que es invierno,
no porque haya pasado el boom y en esta época en Donostia baja el
comercio, el cine, el turismo y todo. Sin embargo nuestro objetivo es atraer
al público durante todo el año. Dentro de poco se inaugurarán
varias exposiciones de navegantes vascos o fotografías marinas y
otra de maquetas de barcos, pinturas etc. Entonces, puede que el público
venga para ver esa exposición, y no vea los peces porque ya los vio.
Pero los chavales por ejemplo, volverán a ver el túnel y un
tercero descansará un rato mientras ve la película y después
coincidirán todos en la cafetería. Lo que queremos conseguir
es que el Aquarium sea un punto de encuentro. Por eso necesitamos más
respaldo del público para seguir imaginando nuevas ideas, propuestas
y actividades, porque si algo hay en este Aquarium es gente con imaginación.
No hay duda que la gran atracción es el nuevo oceanario
y el túnel de metacrilato. Pero, ¿Qué novedad más
destacaría usted del nuevo Aquarium? Para mí la gran novedad es el equipo de gente, una sociedad
privada sin animo de lucro: una junta activa sin límite de horas
que no cobra dinero. Su nuevo proyecto operativo, la nueva dirección,
el proyecto de seguir avanzando y buscando medios con la propia estructura
de lo que da nuestra sociedad. No queremos trabajar de espaldas a lo que
podemos ofrecer a la sociedad vasca, por eso, entre otras cosas, hemos puesto
en marcha varios proyectos de colaboración con distintas universidades
de Euskal Herria, para que los estudiantes puedan hacer prácticas
en el Aquarium.
¿Qué lugar ocupa el nuevo Aquarium en un contexto
europeo? No me gustan este tipo de comparaciones. Yo quisiera que para Euskadi
fuera lo mejor que pueda tener en cuanto a ocio cultural. Pero no quiero
meterme en competir con los aquariums europeos porque todos tienen una virtud.
Además yo estoy en colaboración constante con todos ellos
y no puedo decir que seamos mejores o peores. Creo que todo el mundo hace
lo que puede para mejorar día a día su trabajo. El nuevo Aquarium
tiene una especialidad, que es la de tener un museo naval y un viejo Aquarium
junto a un túnel de metacrilato de última generación.
¿Qué nuevas especies se han incorporado a la familia del Aquarium?
¿Cuál es la más delicada o la que más dificultades
presenta a la hora de adaptarse a la cautividad? Por suerte, al ser un Aquarium antiguo ya tenía muchos peces.
Por ejemplo, los peces del Indopacífico, que son de los más
bonitos, estaban ya de antes; en el año 92 con motivo de la Expo
de Sevilla el pabellón de Australia, por no llevárselos de
vuelta, nos regaló la colección. También se han incorporado
peces de aquí, de la fauna cantábrica y luego hemos tenido
que comprar los del Caribe. Pero en cuanto a lo novedoso o lo que más
expectación ha levantado, son los tiburones toro.
Creo que todas las especies son delicadas, pero últimamente estamos
teniendo problemas con los peces Luna, porque son muy tímidos y tontorrones
y se están golpeando contra las esquinas y los cristales y cuando
les dan de comer, las tortugas les quitan la comida. Por lo tanto hay que
estar muy pendiente de ellos, para controlar si han comido o no.
La manera de saber si una especie se está adaptando a la cautividad
o no es ver si comen. En cuanto se niegan a comer es mal síntoma
y empiezan los problemas
En esta nueva etapa también se han incrementado las visitas de grupos
escolares. ¿Qué novedades de carácter pedagógico
se incorporan en las nuevas instalaciones? En el año 1997 pasaron por el Aquarium 12.000 niños
en todo el año, este año se ha superado ya esa cifra solo
entre abril y mayo. Además se les ofrece algo distinto, ya no pueden
corretear por todo el Aquarium sin un responsable. Tienen una visita guiada,
se trasmiten unos valores, se enseña a visitar un museo y luego las
clases de medioambiente son obligadas. Intentamos que en estas clases los
niños se impregnen de un mínimo sentimiento medioambiental,
que salgan siendo conscientes de que nuestro origen es el mar, que la tierra
está cubierta en gran parte por el agua, que el agua es vida pero
que el agua hay que cuidarla y respetarla.
¿Qué es lo que más le sorprende del mundo
oceanográfico?
A mí me ha sorprendido mi desconocimiento total de este mundo. Para
empezar yo vengo de otro mundo laboral y no tenía ni idea de la importancia
de la oceanografía y de la de años que lleva aquí gente
trabajando en el tema. Y luego, sobre todo, la importancia que el mar ha
tenido en el desarrollo económico y cultural de nuestra sociedad.
El mar ha tenido muchísima importancia en Euskadi; ahora supone un
10% de P.I.B, pero en el siglo XVIII fue una fuente de recursos impresionante:
los balleneros, el corsarismo, los piratas, La Compañía de
Caracas, los astilleros etc.
Y creo que vamos a terminar mucho más cerca del mar; en un futuro
no muy lejano, habrá cultivos en alta mar de distintos tipos de alimentos
y de productos naturales que serán beneficiosos para nuestra sociedad.
¿Cuál es el mensaje que recibe tanto un niño
como un adulto después de una visita al Aquarium? Intentamos que el mensaje sea completo y que a cada cual le llegue
algo. A uno a través de los peces, a otro a través de los
barcos, o a través de la vista, queremos que a cada cual se le remueva
un poquito de su interior. Para ello solo se requiere un mínimo de
sensibilidad.
Alguien se quedará feliz porque ha visto la cara de la raya, pero
otro que está aburrido de ver peces le reconfortará el conocimiento
adquirido sobre los corsarios vascos y a un tercero simplemente tomarse
un café con esta fabulosa vista le llenará de paz. Lo que
queremos es que cada uno saque sus conclusiones y el fondo del mensaje que
quiera captar, pero que sea un sitio importante para el ocio en San Sebastián.
Fotos de I. Otegi cedidas por Irutxulo. |