Así me decía un amigo sacerdote el invierno pasado: "Manuel
Lekuona es un valor en alza en las letras vascas". No comprendí
muy bien lo que trataba de decirme. Pero, cuando en medio del verano me
han pedido que haga este breve trabajo sobre mi tío, he de confesar
que mi amigo me dio el tema _al igual que a los bersolaris_ al cual orientar
esta redacción.
A mi tío, cuando aún vivía, se le reconocía
abiertamente ser el pionero de los oralistas vascos. Su libro Literatura
oral vasca se consideraba todo un hito en los estudios sobre la literatura
popular.
En la actualidad vemos bajo una revisión las teorías, puntos
de vista fundamentales, hipótesis de trabajo, metodologías
_cimientos de nuestra cultura_ utilizados por los maestros de los siglos
XIX-XX. Los investigadores de hoy día están reexaminando la
esencia de las aportaciones realizadas por Bonaparte, Azkue, Barandiarán
y otros maestros. No es de extrañar que algo semejante ocurra con
Lekuona, puesto que es inevitable que el transcurso del tiempo y la mejora
de las condiciones de trabajo conlleven ciertos cambios. Es ley de vida.
El hecho de que Manuel Lekuona conserve su figura maestral es debido,
entre otras razones, a que utilizó una correcta metodología.
Efectuó el trabajo de Campus, tanto él solo como junto a otros
seminaristas, recopilando canciones populares y demás piezas literarias
escogidas. Posteriormente hizo una detallada descripción del material,
considerándose incluso en la actualidad algunos estudios textuales
verdaderas obras maestras, así como de algunas antiguas coplas, poemas
y leyes y técnicas de la actuación súbita. Como tercer
punto habría que citar la comparación realizada con otros
pueblos, adicionando y aplicando a nuestro tesoro las visiones y opiniones
de los principales autores oralistas de la época, sobre todo las
de Marcel Jousse. Debe asimismo mencionarse la labor que desarrolló
en la enseñanza (en escuelas y conferencias), y por supuesto, el
haber utilizado estos valores literarios en sus creaciones personales con
tanta maestría. Un trabajo modélico el llevado a cabo por
Manuel Lekuona hace 60-70 años en el estudio y desarrollo de la literatura
popular.
Hoy en día el corpus de la literatura popular ha aumentado considerablemente:
ahí tenemos las bellas y numerosas actuaciones de los artistas populares;
las arduas tareas de los recopiladores, habiéndonos Antonio Zavala
colmado el preciado tesoro; las colecciones y antologías, debido
al incremento de la librería, la discografía y la expansión
audiovisual de las actuaciones artísticas. Hoy es la Universidad
la pionera en los estudios monográficos (las tesis doctorales dan
buena muestra de ello); la Universidad es el seminario de preparación
y perfeccionamiento de los nuevos investigadores, impulsando, además
de la propia formación, la especialización en el ámbito
de la literatura popular. Por otro lado, hoy en día son cada vez
más conocidas las relaciones que mantenemos con otros pueblos, ya
sea mediante libros y escritos, ya sea por el los encuentros de los pueblos
que tenemos las mismas tradiciones. La literatura popular vasca está
progresando por los nuevos cauces derivados de la modernización.
Manuel Lekuona perdura en lo más alto del estudio de la literatura
vasca por haber realizado un trabajo concreto, opcional y preciado. A medida
que el entorno de la cultura vasca progresa, llegan al oralismo nuevos vientos
de teorización y cometidos. El trabajo de las nuevas generaciones
siempre es bien recibido. Pero la actividad de Manuel Lekuona en la literatura
popular es aún modélica. Todavía conserva en lo mejor
de sí mismo, su brillo y maestría. Es así como hoy
entiendo lo dicho por mi amigo sacerdote: Manuel Lekuona permanece todavía
muy alto en la investigación de la literatura popular vasca.
Juan Mari Lekuona, profesor, escritor y miembro de la Real
Academia de la Lengua Vasca |