Son muchos los cambios producidos desde la era de Guttenberg hasta la
galaxia de MacLuhan. La accesibilidad casi inmediata a la información
y a sus fuentes se ha convertido en una necesidad de primer orden para la
sociedad de este final del milenio.
La misión de las bibliotecas y de los centros de documentación
como suministradores de la información y de las técnicas necesarias
para recuperarla han venido evolucionando de forma radical en los últimos
años.
Las bibliotecas han pasado de ser las depositarias de la información,
a convertirse en el medio de acceso a la misma, sin importar el lugar en
el que se encuentre. Esta accesibilidad a la información - que se
viene denominando biblioteca virtual - no habría sido posible en
su consecución sin la integración de los sistemas de redes
de comunicación.
La culminación de la interconexión mundial y lo que nos permite,
hoy por hoy, hablar de la mencionada "virtualidad" del mundo bibliotecario,
es la red de redes, mejor conocida como INTERNET.
A las facilidades aportadas por Internet se ha unido un cambio en la mentalidad
de los profesionales de la información (bibliotecarios y documentalistas)
que se ha venido produciendo en las últimas décadas especialmente
impulsado por el mundo anglosajón. Es decir, abandonar el concepto
decimonónico de biblioteca como depósito por uno nuevo de
apertura. Cambiar la escala tradicional que primaba al documento a favor
del usuario. Potenciar el acceso del usuario a las riquezas que albergaban
sus fondos en vez de salvaguardar el libro. Obviamente estas políticas
bibliotecarias vienen condicionadas por la tipología y la misión
específica de cada una de ellas, dependiendo de sí las bibliotecas
son Nacionales, Universitarias, Públicas, etc.
Por lo tanto, difundir, además de conservar, convirtiendo la biblioteca
en un servicio público, abierto a todos y por ello, con una vocación
infinitamente democrática.
Este nuevo horizonte que nos ofrece Internet lo podemos dividir en dos
partes en cuanto a las repercusiones directas en el mundo bibliotecario:
a).- Por un lado, su influencia en el trabajo técnico (adquisiciones,
etc.), la mayor difusión de sus actividades, la situación
física que presta, estructura del fondo, los servicios que presta
y la mayor comunicación con otras entidades y sobre todo la comunicación
con los usuarios mediante el correo electrónico abriendo una gran
cantidad de posibilidades de comunicación (desideratas, información
bibliográfica, etc.) entendiéndolo como simple medio de contacto
y no como un servicio bibliotecario en línea.
b).- Por otro, en la oferta, calidad y diversificación de sus
servicios en línea.
Pero en términos generales, Internet permite trabajar más
eficazmente aunque hayan cambiado las herramientas y los instrumentos. El
trabajo en cuanto a metodología es el mismo a pesar de que haya aumentado
en cantidad, dado que no sólo se tienen que abordar los soportes
hasta ahora considerados tradicionales (libros, publicaciones periódicas,
material audiovisual, cartografía, etc.) sino que a ellos hay que
sumar los propios recursos que Internet aporta y que van a exigir no sólo
una gran sistematización si no también un aumento en todos
los procesos de normalización y aplicación de estándares.
El objetivo primordial es aprovechar y maximizar los recursos que ofrece
Internet, organizándolos, diversificándolos y ofreciendo herramientas
que faciliten el acceso a toda esa información albergada en Webs,
en publicaciones electrónicas, etc., de modo que el usuario no precise,
en la medida de lo posible, la intermediación del personal de la
biblioteca o que en su defecto, ante la dificultad de la búsqueda
o de los accesos, abandone su consulta sin los resultados más óptimos.
Este hecho nos presenta dos dificultades añadidas: la necesidad de
la formación de los usuarios y la unificación de protocolos
así como el conocimiento de ciertos comandos de los lenguajes de
interrogación a los distintos software albergados en los servidores
ajenos a nuestra Institución, aunque últimamente para la interrogación
de OPAC's se está imponiendo el interface Z39.50, que permite una
interrogación más sencilla y que no hace preciso conocer las
diversas sintaxis de interrogación.
Centrándonos en los servicios (en línea) que una biblioteca
mediante las herramientas que Internet puede ofrecer tenemos entre las principales
posibilidades, la consulta del módulo de recuperación de información
para el usuario final, llamado OPAC (online public access catalogue) no
sólo desde la misma biblioteca sino desde el ordenador personal del
usuario, permitiendo variadas posibilidades de búsquedas en su catálogo,
en el catálogo de nuevas adquisiciones, acceder al servicio de préstamo,
realizar reservas y posibilitar el acceso a gran cantidad de recursos externos
(catálogos de otras bibliotecas, catálogos colectivos y bases
de datos, publicaciones de Instituciones de la Administración como
los Boletines Oficiales, etc.) a través de enlaces.
También dentro de este abanico podemos incluir en la oferta los
servicios de información electrónica, las listas de correo,
foros de discusión, bibliografías y publicaciones, buscadores
temáticos, etc., siempre dentro del ámbito bibliotecario.
Y, ¿por qué no abrir las bibliotecas (de hecho algunas lo
hacen, como es el caso del Koldo Mitxelena Kulturunea en San Sebastián)
con salas de consultas de Internet? Con este hecho, la biblioteca cumple
sus objetivos y su papel pedagógico y democrático al extender
y facilitar el acceso a la información de todos los ciudadanos. Debemos
resaltar su papel pedagógico no solo porque familiariza al usuario
con nuevas herramientas a las que él por sí solo no puede
acceder, si no también porque la biblioteca realiza su misión
al participar en el proceso de educación permanente dado que nos
encontramos con una nueva modalidad de lectura: la lectura multimedia. Aquí
cabrían todas las posibilidades: facilitar la teledescarga sobre
disquetes, facilitar el correo electrónico, etc.
Por último, dentro de las herramientas y posibilidades se encuentra
la biblioteca virtual, también llamada digital, y que consiste primordialmente
en bibliotecas que contienen texto electrónico y/o imágenes.
Grandes proyectos internacionales se están fraguando en este sentido,
entre otros destacaremos el Proyecto Gutenberg (http://www.promo.net/pg).
Su objetivo es ofrecer, antes de finales del año 2001, 10.000 libros,
todos de dominio público, en la Red. También está el
Proyecto Gabriel (http://portico.bl.uh/gabriel) que engloba a varias Bibliotecas
Nacionales europeas.
La biblioteca digital supone un ahorro de tiempo inmenso en la recuperación
de obras así como el abaratamiento casi completo en muchos procesos
como el del préstamo a la par del ahorro en papel, suponiendo una
gran ventaja para el usuario final.
Las actitudes y los avances que las bibliotecas y Centros de Documentación
puedan hacer hoy, van a repercutir en el horizonte de los próximos
años en cuanto a la difusión y acceso a la información.
Nuestro papel social, educativo y cultural nos impone mantener estas propuestas
de accesibilidad frente a la "economía del conocimiento"
y la "industria de la información" para que no se menoscabe
el acceso democrático al conocimiento.
Iñigo Sanz de Ormazabal, Bibliotecario del Centro de
Documentación Jurídica de San Sebastián |