Ignacio Arregui Cendoya, nacido el 6 de agosto de
1931 en el pueblo guipuzcoano de Oñate, ingresó a los diecisiete
años en la Compañía de Jesús, y comenzó
sus estudios de Filosofía y Teología en el colegio San Franciso
Javier, en Ona (Burgos), finalizando ambas licenciaturas en la Universidad
de Deusto, en Bilbao.
Queriendo iniciarse en el mundo periodístico, obtuvo la Diplomatura
en Medios de Comunicación Sociales en la "Scuola di Giornalismo
di Bergamon", en Bergamo (Italia), especializándose en radio
y televisión.
Su labor como locutor en la Radio Popular de Loyola comenzó
en 1966 y permaneció en ella hasta 1982, durante los últimos
cuatro años en calidad de director. Durante este periodo ganó
el premio Ondas al mejor programa musical popular.
En diciembre de 1982 hasta 1985, tras haber dejado Radio Popular,
trabajó como director de "Eusko Irratia, radiodifusión
Vasca, S.A.".
Desde 1986 trabaja para Radio Vaticano como subdirector de programación
y director de informativos.
Hace ya cincuenta años que ingresó en la Compañía
de Jesús. ¿Qué fue lo que le impulsó a trabajar
en los medios de comunicación?
Fue por decisión de mis superiores. En 1962, tras haber finalizado
mis largos estudios (trece años) en la Compañía de
Jesús, me enviaron a cursar comunicaciones, ya que los jesuítas
estaban preocupados por el mundo de los medios de comunicación. ¿Qué
hacer? ¿Por dónde empezar? Primero instruirían a los
maestros que posteriormente deberían formar a los estudiantes jesuítas
sobre los medios de comunicación. Yo realicé mis estudios
de medios de comunicación en la Universidad Católica de Milán.
Entre los profesores que tuve, resaltaría al conocido sociólogo
Alberoni. Más tarde hice un curso de realizador en la Televisión
Española, y también prácticas durante un verano.

¿Cómo recuerda la época en la de sus comienzos
en Radio Loyola?
El Gobierno de Madrid hizo enmudecer la Radio Popular de Loyola tras haber
actuado en onda media. La única salida que fue la de emitir en FM,
pero en esa época poca gente sabía lo que era eso; precisamente
entonces empezaban a verse las primeras radios de FM. Creo que fuimos la
única radio privada del estado que emitía sólo en FM.
Pero lo más especial fue el vínculo creado entre la radio
y la audiencia. Eran más de cinco mil las personas que mes a mes
nos pagaban como suscriptores. Pocas veces ha habido ese tipo de identificación
que se han dado con una radio.
Además, hicimos todo tipo de programas de radio. Nuestro propósito
era ofrecer a la audiencia todo lo que le convenía o necesitaba,
tanto en castellano como en euskara. Es increíble lo que ha cambiado
el ambiente del País Vasco desde entonces.
Teníamos muchos mitos internacionales, como Ché Guevara, Mao
Tse Tung, Kennedy, Juan XXIII, etc.; la iglesia hizo el Concilio Vaticano;
en la política conocimos los últimos años de Franco;
había una ola de inmigración hacia el País Vasco, por
haber muchos puestos de trabajo. La cultura vasca, hasta entonces bajo la
sombra de la iglesia, proclamó su propia identidad. Los primeros
actos de ETA son también de entonces.
La iglesia católica, tras años de fortaleza, comenzó
a perderla. Fue tiempo de grandes cambios. No era fácil adivinar
qué nos deparaba el futuro.
¿Cómo fueron esos primeros momentos de Euskadi Irratia?
Yo tuve mucha suerte cuando Euskadi Irratia comenzó a ponerse en
marcha junto con Euskal Telebista. El primer objetivo era atraer a jóvenes
hábiles; tenían que ser buenos profesionales, amantes de la
lengua y cultura vascas, y desear una verdadera autonomía para el
País Vasco, respetando nuestro estatuto.
Pero los obstáculos no eran pocos: cuánto y cómo utilizar
el euskara, qué tipo de relación debía mantenerse con
otras radios, ofrecer un buen servicio al país como radio pública,
respetar el estatuto en la política, como en una democracia real,
libre de toda presión.
En aquella época tuvieron que hacer frente a la dificultad
que suponía el uso de una lengua nueva para los medios de comunicación.
A pesar de que desde entonces se han hecho grandes progresos, ¿cree
que es un ámbito en el que aún debe insistirse?
El euskara siempre supondrá una preocupación. Nunca nos dará
tregua, especialmente en los medios de comunicación públicos,
donde siempre he visto como problema -y sigo viéndolo- el sostenimiento,
enriquecimiento y uso de la lengua vasca en la totalidad de los temas. Muchas
veces nos vemos limitados en nuestro quehacer; a veces por ser difícil
expresar determinados temas en euskara, otras veces por no ser fácil
actualizar nuestro léxico, y en otras muchas ocasiones porque el
oyente no es capaz de entender.
Es indudable que el euskara es nuestra característica y joya más
especial. Pero, aun amándolo tanto, a veces me resulta muy difícil.
De todos modos, el euskara no es el único ni mayor valor de un pueblo;
son muchos los países que carecen de una lengua propia, y aun y todo
mantienen su identidad.
Es evidente que tenemos que labrar, enseñar y fortalecer nuestra
identidad como país, donde el idioma siempre tendrá una gran
importancia, pero sin que se convierta en límite u obstáculo.

Arregi con el actor italiano Alberto Sordi
¿Qué cree que le falta a la radio vasca?
Tanto Euskadi Irratia como algunas otras radios han realizado grandes esfuerzos
a favor de la difusión del euskara, pero otras muchas de gran poder
apenas han hecho nada. También la audiencia está totalmente
separada con las emisiones de euskara o castellano. Todavía está
por ver cuánto se va a extender la afición por el euskara,
así como qué tipo de producciones van a poder realizar las
radios que emiten en euskara.
A la radio hay que exigirle más en su producción. Cuando nosotros
empezamos en la Radio Popular de Loyola, era muy normal hacer programas
de todo tipo: cuentos, teatro, etc. En estos últimos años,
por diversas causas, las radios se han convertido muy vagas en este aspecto.
La calidad de la producción de radio se ha perdido y al hacer diferentes
producciones ha decaído mucho, a veces incluso ha desaparecido, lo
cual no tiene justificación. Aquí, en Italia, la radio pública
hace todo tipo de género o programas, y además cada vez mejor.
Y, claro, también es mucha la gente a quien le gusta estos programas.
Por tanto, las radios deberían mejorar bastante su habla y producción,
valiéndose de todas las posibilidades.
¿Por qué se fue a Radio Vaticana, y cuál es su
labor actualmente?
En 1986 la Radio Vaticana deseaba introducir grandes cambios, sobre todo
en la sección de informativos. Así que, tras pasar tres años
en Euskadi Irratia, me ofrecieron la posibilidad de venir a Roma. Al ver
que los propósitos eran buenos, acepté de buen grado aquella
oferta. Hace ya doce años y medio que vine, y aquí sigo, como
responsable de la sección informativa y subdirector de programación.

Ignacio Arregi con la actriz Mónica Bitti
¿En qué idiomas y con qué extensión
emite la Radio Vaticana?
La Radio Vaticana emite en 34 idiomas y puede escucharse en todo el mundo,
ya que tiene gran fuerza. Es espectacular la estructura del transmisor y
de la antena, situados a 25 kilómetros de Roma. Se utilizan los llamados
OM OC y FM, pero ahora, cada vez más, también los satélites
e Internet. Así que no hay duda de que es uno de los mayores del
mundo. En casa somos 400 trabajadores, pero contamos con muchos colaboradores
en todo el mundo. Gracias a las modificaciones en la programación
y en la técnica, la audiencia está aumentando considerablemente.
Son cada vez más las radios que todos los días emiten en directo
nuestros informativos. Por ejemplo Brasil, algunos países de América,
Francia, Italia y Polonia reciben nuestra señal vía satélite
y se la transmiten diariamente a sus oyentes. |