Radios municipales en la CAV: un pepino
Traducción al español del original en euskera
Patxi Montero

Este artículo ha sido escrito por un nostálgico. Es la crónica de lo que pudo haber sido pero no ha llegado a ser. Es el epitafio de los tiempos románticos en los que, cegados por los sueños, se construían proyectos vivos.

La radio ha sido sinónimo de libertad, viveza, dinámica social, pluralidad. Por eso, al conocer la noticia de que estaba a punto de aprobarse la ley reguladora de la posibilidad de que cada pueblo tuviera su propia radio local, vimos ante nosotros el momento de realizar nuestro sueño. Algunos creímos que las radios locales iban a ocupar el hueco dejado por las radios libres cerradas; que estábamos ante un proyecto más firme basado en el espíritu de aquel movimiento censurado, con la garantía de la protección legal y una organización más racional. ¡Pobres!

El último esfuerzo para resucitar aquel instrumento dinamizador, la esperanza de expandir las radios locales legales, está a punto de desvanecerse. De no cambiar la situación, la historia de las radios públicas locales corre el riesgo de ser recordada como un discreto esfuerzo que quedó en nada.

Por fin llegó el famoso Decreto, al que ciertamente le costó llegar (primero a nivel estatal, luego en Navarra, y año y medio más tarde, en la CAV), pero no vino para ayudar a las radios a florecer. Ni mucho menos. La ley es muy limitativa. Tanto, que muchos de los proyectos que había en algunos pueblos de la CAV para crear o consolidar pequeñas radios han decaído; han quedado en propósitos incumplidos. Desde la aprobación del Decreto no se ha creado ninguna radio local pública nueva. Y de los que ya estaban en marcha o en proceso de creación, algunos están mudos, otros han continuado adheridos a alguna escuela, alguno que otro se ha convertido en radio comercial pirata…

Por aquel entonces había en la CAV media docena de radios con el firme propósito de ser sólidas radios locales públicas protegidas por las instituciones municipales. ¿Qué hay de ellas? Las creadas por los Ayuntamientos andan deambulando ante la pasividad del gobierno municipal, que no sabe qué hacer con el servicio que ha creado; vivir mientras se pueda, con un eco social y audiencia irrisorios, retrocediendo más que avanzando, en espera del milagro o del orden municipal que cierre definitivamente sus puertas. Dos radios, sin embargo, Durango Irratia e Itsuki Irratia, ésta última de Bermeo, andan algo mejor, aunque su punto de partida es diferente. No han sido creadas al amparo del Ayuntamiento. Estas dos radios eran anteriormente libres; más tarde, tratando de ser un servicio público, obtuvieron la protección municipal, pero tienen tras de sí su marcha autónoma y un grupo de personas impulsoras. Ya no son "radios libres", sino bastante estándares, pero al menos son radios vivas. Resulta significativo. Lo popular vs. lo institucional.

No es difícil entender el porqué de este declive. Desde los tiempos en que el Gobierno Civil cerraba las radios libres, tenemos asumido que para crear radios serias con garantía y sin temor al cierre, hemos de contar con la bendición de la legalidad. Hoy, el único ámbito para crear radios locales legalmente es la ley de las radios municipales. Y el texto legal dice que los Ayuntamientos deben gestionar y guiar estas radios directamente. En este punto surgen, entre otros, cuatro problemas:

PRIMERO. La mayoría de los municipios no están en condiciones de invertir en radios y hacerse cargo del costo de los trabajadores. Esta condición ha sido determinante a la hora de cerrar las puertas a varios proyectos que en un principio fueron bien acogidos entre las autoridades municipales.

SEGUNDO. Una cosa es que un grupo organice una radio con vocación de servicio público y pida protección al Ayuntamiento, y otra cosa bien distinta es que sea el Ayuntamiento mismo quien la gestione. Un Ayuntamiento hallará miles de necesidades más importantes que la creación de una radio donde gastar su dinero.

TERCERO. Una radio que esté en manos del gobierno municipal no es un medio de comunicación libre, sino un panfleto. Si la finalidad es ésa, bien, adelante; pero yo pondría en duda el éxito del proyecto.

CUARTO. La administración y los medios de comunicación son incompatibles en la marcha diaria. En un medio de comunicación el ritmo es muy vivo, al igual que en un medio de comunicación popular; muchas decisiones han de tomarse en pocos segundos, o, como mucho, el mismo día. Por otro lado, es bien sabido cuán lentas son las cosas de palacio. Un medio de comunicación no puede progresar sumergido en la lógica de la administración. No es posible (ya no digo que sea en vano. Yo mismo he tenido que padecerlo).

Aunque estas limitaciones no son pocas, lo cierto es que no son todas. Hay aún más. En los tiempos anteriores y posteriores a la aprobación del proyecto, quienes andábamos en el mundo de las radios locales nos reunimos en varias ocasiones y hablábamos largamente. Basándonos cada cual en su experiencia, todos teníamos la misma impresión: el Gobierno Vasco no tenía la más mínima intención de impulsar las radios municipales. No sólo debido a esa ley limitativa. Todas las consultas realizadas en torno a las radios locales recibieron la misma mágica respuesta por parte de la Sección de Cultura: "NO". Ésa era la omnipresente palabra mágica. Imposibilidades por doquier. Impedimentos en todas partes. Y así es como lo tomamos; llevar a cabo nuestros proyectos de radios se convirtió en una lucha.

A la mencionada actitud hermética le encontramos una sola posible interpretación: en el caso de las televisiones locales, el Gobierno Vasco no tenía medios para detener el fenómeno que se estaba extendiendo, puesto que la situación no era ilegal, sino alegal (no había ninguna ley), y parecía ser que en el caso de las radios no quería perder la oportunidad de conservar el sacrosanto monopolio de la información pública vasca. Sean las causas que fueren, la cuestión es que el Decreto de las radios municipales ha resultado ser un eficaz medio para cerrar las puertas al desarrollo de las radios locales y poner en peligro de desaparición las existentes.

¿Y ahora qué? Parece que últimamente la cerrada actitud institucional ha cambiado. Pero ya es tarde. La era de las radios ha pasado. En las sociedades, pueblos, entre los movimientos sociales no se nota ningún afán especial por crear radios locales o fortalecer las existentes. Vivimos en la era de la imagen, de la televisión. Debido al desarrollo tecnológico, cada vez es más fácil y más barato poner en marcha una televisión. Hoy en día los grupos humanos activos miran a la televisión.

Las televisiones quieren ocupar el camino que se ha cerrado a las radios, y lo ocuparán, desde luego. Además, tienen a su favor la ley de las televisiones locales, ya que es una ley bastante amplia, bastante más que la de las radios municipales. Otra cosa es qué debe ofrecer una televisión local, a qué precio, y si la mayor parte de lo que debe ofrecer no lo podría servir una radio que resulta mucho más barata. Yo creo que sí. Pero vivimos en el momento en que vivimos, y, teniendo la imagen, la radio queda out.

Aun y todo, ¿qué decir a quien quiera crear una radio local? Que lo haga, que obtenga la protección del Ayuntamiento, que mantenga una buena relación de trabajo y la buena intención, pero que se aleje de él en el funcionamiento práctico, al igual que el vampiro se aleja de la cruz. Y que la legalidad no se convierta en su principal preocupación; no la cerrarán. Al contrario, que dedique todo su esfuerzo a construir un verdadero medio de comunicación, amplio, práctico, cercano y popular, a conseguir un gran eco en el pueblo. Obtendrá protección social en la medida en que se valore el servicio ofrecido por la radio. Una vez conseguido, es entonces cuando ha de buscarse protección legal para el proyecto.



Patxi Montero es periodista
 


Dohaneko harpidetza | Suscripción gratuita | Abonnement gratuit |
Free subscription


Aurreko Aleak | Números anteriores | Numéros Précedents |
Previous issues


Kredituak | Créditos | Crédits | Credits

webmaster@euskonews.com

Copyright © Eusko Ikaskuntza
All rights reserved