Tal y como viene siendo habitual, a mediados del presente año
ha habido pocas sorpresas en el panorama de los medios de comunicación
del País Vasco. La prensa diaria presentaba los mismos titulares
y tenía la venta de siempre. Encabezando la lista, cómo no,
los periódicos del Grupo Correo: El Correo, principal en Bizkaia
y Álava -si bien El Periódico de Álava ha perdurado
en el mercado para sorpresa de muchos-, y lo mismo con El Diario Vasco en
Gipuzkoa. A bastante distancia, debido quizás a su matiz político,
aunque manteniendo su cuota de mercado, se hallan Deia y Egin.
En julio, sin embargo, se han producido repentinos imprevistos que nadie
podía sospechar. Para empezar, quien fuera director del Periódico
de Álava, el instruído y conocido periodista José Manuel
Alonso, dejó su cargo. Parece que el joven diario realizado en Álava,
que aún no ha cumplido su segundo aniversario, acaba de sufrir su
primera crisis. Es posible que a la vuelta de las vacaciones estivales se
observen notables transformaciones, al tiempo del comienzo del curso político
y de las elecciones de octubre.
Mas, las mayores sorpresas son las concernientes al cierre tanto de Egin
como de Egin Irratia. Sobre todo por haberse realizado por orden de un juez.
Se produjo a mediados de julio, y parece que, al escribir estas líneas,
el cierre va para largo. Con los miembros del Consejo de Administración,
así como el director Jabier Salutregi, en prisión, las sedes
de los dos medios de comunicación precintadas y todos los trabajadores
en la calle, no resultará fácil que los productos de las empresas
Orain y Ardatza vuelvan a ver luz. Falta por saber si se creará algún
otro periódico cercano a la izquierda abertzale, y, sobre todo, si
las medidas cautelares -provisionales, por tanto- se convertirán
o no en definitivas. La mayoría de las opiniones han sido cautas,
y no falta quien se cuestiona si la medida del juez de la Audiencia Nacional
de Madrid, Garzón, es excesiva. Es ahí donde radica la cuestión:
o las libertades de expresión e información no están
siendo respetadas, o, por el contrario, al igual que todas las libertades,
tienen límites que han sido superados por los de Egin.
Otro imprevisto en julio: el Gobierno de Navarra ha repartido las frecuencias
de radio y, una vez más, Euskalerria Irratia (única radio
que emite su totalidad en euskara) se ha quedado sin frecuencia, al no habérsele
concedido. Xorroxin Irratia, de Baztán, que es también euskalduna,
ha recibido una. Sin lugar a dudas, la situación de Euskalerria Irratia
es mucho más preocupante tras la toma de esta decisión; una
mal noticia para el euskara.
Por otra parte, todas las cosas siguen igual. Los diarios pierden lectores,
o, mejor dicho, no consiguen atraer a lectores jóvenes. Este fenómeno
viene ocurriendo desde hace tiempo en otros lugares como EE.UU. y varios
países de Europa. Parece que tales actitudes nos llegan un poco más
tarde, pero es hora de preocuparse. Las nuevas generaciones están
más acostumbradas a informarse por medio de la televisión.
Las inquietudes comienzan a hacerse públicas incluso en el panorama
internacional: ahí están los libros "Homo videns"
de Giovanni Sartori y "La tiranía de la comunicación"
de Ignacio Ramonet. Dicen que las informaciones sin imagen no sirven de
nada; lo cual supone que la competencia entre los medios de comunicación
es cada vez mayor y más cruel. Eso, claro está, es perjudicial
para el público.
Hay quien pone sus esperanzas en los nuevos medios de comunicación
electrónicos. En el País Vasco no podemos ser muy optimistas:
la revista electrónica de Bilbao Bitniks dejó de lado su versión
impresa y se decidió por el ciberespacio. La mayor -y puede que mejor-
sorpresa resultó ser la apuesta de Argia: además de producir
un CD-ROM, ha preparado un interesante sitio web donde pueden econtrarse,
entre otras cosas, la totalidad las entrevistas publicadas durante su existencia.
No queda más remedio que dar un valor añadido a la versión
tradicional. También algunos diarios están dando sensatos
pasos: el más destacable, El Diario Vasco, es decir, El Correo. En
los demás casos, poca cosa: hay El Diario de Noticias de Pamplona,
Deia no, los del País Vasco continental tampoco, no había
Egin, y el pequeño diario que se publica tras su cierre, Euskadi
Información, ha pasado a la red desde el primer momento. Hay una
provisionalidad, claro.
Así pues, parece ser que el mercado del País Vasco, por
voluntad de las empresas, apenas se mueve. El movimiento proviene de fuera:
ahí radica la cuestión, quién y cómo llenará
el hueco dejado por Egin. |