139 Zenbakia 2001-10-11 / 2001-10-19

Berrikusketak

Las cuevas de "La Leze" y de "Los Gentiles", el yacimiento de Allaran

EGUREN BENGOA, Enrique

Berrikusketak: Enrique de Eguren Bengoa Enrique de Eguren Bengoa "Las cuevas de "La Leze" y de "Los Gentiles", el yacimiento de Allaran" Título de la publicación: Revista Internacional de los Estudios Vascos Año de la publicación: 1929 Páginas del artículo: 256 268 Resumen: Descripción de las cuevas de "La Leze" y de "Los Gentiles" que se encuentran en Eguino. Se describe lo encontrado en el yacimiento de Allaran: objetos de sílex, cobre, molinos de mano. Considera que estuvo poblado en la prehistoria y por tanto se puede considerar como el "poblado de Allaran". Con motivo de las exploraciones realizadas por encargo de la Delegación Alavesa de la Sociedad de Estudios Vascos, una vez más he de referirme al lugar reseñado en recientes investigaciones , que se halla inmediato al que señala el actual límite provincial del valle navarro alavés de La Borunda. Descrita en aquellos y otros trabajos la orografía del terreno, he de limitarme en la presente ocasión a fijar la posición de los puntos objeto de estudio. A un kilómetro de la orilla izquierda del río Borunda, y poco más distante del trozo del F. C. Madrid Irún, comprendido entre las estaciones de Araya y Olazagutia (aunque más próximo a la primera), se levanta en tajo casi vertical una potente masa caliza que disminuye en altura según su desarrollo S. W. N. E. Se trata de una gran cresta desnuda, a la que, observada a distancia, parecen servir de base los montes comunales de Ilarduya y Eguino, últimos pueblecitos alaveses en el margen izquierdo del citado río antes de su entrada en Navarra. Se reserva el apelativo Olano para la peña acotada entre ambos pueblos, por la que se hallan protegidos de los vientos fríos del NW. a NE. A medida que el observador se aproxima a la masa caliza, advierte que ésta no descansa sobre la cumbre de los montes bajos que la preceden; la realidad es otra, manifestándose marcadamente el declive de sus vertientes contiguas a la roca en flexiones irregulares, cuyos barrancos almacenanen grijo desigual y suelto el derrubio secular de la erosión rocosa. El lugar, objeto de investigación, puede decirse que, poco más o menos, equidista de los pueblos citados. Comprende en extensión una longitud que se aproxima al kilómetro; y si bien la exploración no se ha iniciado más que en tres puntos perfectamente señalados, diríase que por la relación que guardan entre sí, representan jalones escalonados de un todo contínuo, que posiblemente en lo futuro proporcione otros datos de interés. De momento, he de limitarme a consignar cuanto hasta la fecha se ha logrado conocer en la cueva de La Leze y sus alrededores, la cueva de Los Gentiles, y el yacimiento de Allaran. La cueva «La Leze » En cuantas ocasiones he llegado al término Lezea en cuyo fondo se abre la gruta del mismo nombre, fatalmente ha relacionado mi imaginación la deliciosa vida natural a que se presta el paraje con las singulares circunstancias que concurren para señalarlo como apropiadísimo recinto de ocupación prehistórica. Desde este punto de vista, ofrecen más interés sus alrededores que, propiamente, la cueva; sin embargo, consideraciones de otra índole ligan de tal modo su presencia con el objeto inmediato de estudio, que bien merece una breve reseña. En la gran fachada S. de la peña La Leze, más bien que una cueva, se presenta como una gran hendidura natural de más de veinte metros de altura por diez de ancha en su base, latitud que decrece hacia el centro para abrirse arriba en bóveda irregular de mayor dimensión . A muy pocos metros de tan inmenso vestíbulo, redúcense notablemente sus dimensiones para continuarse por angosta y ascendente galería de muy difícil acceso. Semejante túnel natural, no es otra cosa que el paso impuesto por las aguas, procedentes del enorme barranco inmediato a la vertiente N. de la peña, las que en razón del desnivel y su acción erosiva han horadado la peña de parte a parte para brotar en abundante caudal en el suelo de la hendidura antes descrita. Para dar ideade este caudal, baste indicar que, hace ya muchos años, las circunstancias expuestas fueron aprovechadas para establecer un salto de agua y su central eléctrica inmediata a la cueva. Mediante andamiaje se colocó la tubería a través de la galería natural; poco tiempo después una copiosa avenida arrastró aquellos materiales y derrumbó, en gran parte, la central. Posteriormente, la tubería e ha colocado por fuera de la galería y es el caudal sobrante el que circula por la torrentera natural. Con motivo de la avenida de aguas indicada, rebasaron su lecho normal, ascendiendo sobre los ribazos contiguos al punto de nacimiento del río, y excavando de tal modo las orillas, que dejaron al descubierto algunas sepulturas antiguas; no hace todavía muchos años que recogimos los restos humanos conservados en perfecto estado para trasladarlos al Museo de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. Parece ser, que su inhumación data de la época en que existió cerca del lugar una ermita, San Pedro de Leze, en la que celebraba sus juntas la Cofradía de hijosdalgo. Como dato curioso puede añadirse, que por su término pasaba la vía romana de Astorga a Burdeos . DOS INTERESANTES APELATIVOS Se ha advertido antes, la existencia de un marcado desnivel entre el punto de entrada y salida del agua a través de la peña; no incumbe a nuestro fin precisarlo ni tampoco detenerme a exponer las condiciones de la corriente subterránea. Lo único que interesa son los dos hechos siguientes: El punto de entrada del agua a N. de la peña está situado algo más bajo que el correspondiente a una gran cueva llamada «La Goba ». En 1924, hemos visitado esta cueva en compañía del Prof. Obermaier; la impresión obtenida de una mera observación permite deducir, que una excavación metódica practicada en ella ha de mostrar un yacimiento prehistórico. Si aquella no se ha llevado a cabo, es debido a las difíciles condiciones que se presentan para efectuarla. El segundo caso se refiere a un hecho ya señalado de antemano;la alida del agua tiene lugar al S. de la peña por el suelo de «La Leze ». He aquí dos denominaciones, La Goba y La Leze, no exentas de interés. En vasco: «gobi a »y «leze a », designan, al parecer, el mismo concepto de cueva, caverna. Sin embargo, la circunstancia de proximidad y la distinta configuración de ambas en relación con la diferencia de apelativo, parece por otro lado significar que ambas denominaciones, corresponden a dos conceptos diferentes. «Gobi a »=la cueva, caverna natural con más o menos condiciones de amplitud y refugio. «Leze a »=la sima, o abismo; es decir gruta o hendidura, inaprovechable para el albergue. Como final, la castellanización de ambos toponímicos ha implicado la precesión del artículo a los sustantivos vascos. UN DATO SIGNIFICATIVO A unos 250 metros del nacimiento del río La Leze y en su orilla izquierda, existe una fuente construída con algunas de las piedras que pertenecieron a la antigua ermita antes indicada. En este punto y otros inmediatos al río, en los que aparece a la vista el corte del terreno, se advierte claramente su facies cuaternaria de acarreo. Muy fácil de desmenuzar la tierra amarillenta interpuesta de algunos cantos rodados de arenisca, se encuentra entre tales materiales algunos núcleos de pedernal con muestras patentes de haber sido aprovechados en la obtención de útiles, numerosas lascas de deshecho, etc. Diríase que el recinto fué dedicado a lugar de laboreo de instrumentos de silex, y desde luego, por la posición que ocupa bien puede relacionarse con los yacimientos a que me refiero a continuación. La cueva de «Los Gentiles » Si tratase de seguir paso a paso a nuestro compañero D. José M. de Barandiaran, en sus hojas de investigación, en los Anuarios de Eusko Folklore , en tantos trabajos de Prehistoria en los que nuestras investigaciones rozaban con la leyenda del lugar, bien pronto podría deducirse que no es esta ocasión adecuada para ocuparse del motivo de la denominación que se asigna a esta cueva. Porde pronto, el nombre, traduce su antigüedad legendaria, y si bien es cierto que no es cosa de asignar a aquellos antepasados que pudieron habitarla, atributos de extraordinario poder humano, también es verdad que a cuantos la cueva sirvió de albergue han demostrado cualidades de hombres fornidos, vigorosos, con entereza y decisión de ánimo; a tal conclusión conduce la situación de la cueva y peñascos inmediatos. No es tampoco momento de recorrer las vicisitudes de carácter histórico en las que el ilustre D. Arturo Campión, señala la ocupación de algunas cuevas de estos contornos como verdaderas madrigueras de gentes dispuestas a jugarse el todo por el todo, en acecho del paso de comunicación entre Alava, Guipúzcoa y Navarra. Al objeto de nuestro estudio he de referirme al que, de índole anexa, podría considerarse como precursor de los ahora realizados, la Memoria de nuestro compañero D. Luis Heintz, sobre La Espeleología en Alava . Desde 1913 a la fecha, son varias las ocasiones en que he visitado la cueva; a primera vista parece que el hecho no tiene importancia, pero si se tiene en cuenta que desde hace cuatro años se ha tratado de mejorar el acceso a la misma para que sirva de cobijo a las cabras, disposición que relativamente favorece el paso a la cueva, fácilmente se comprende que la empresa en circunstancias anteriores, si no imposible rayaba en caso de temeridad por el peligro que ofrecía. Condicionada la cueva a tales dificultades, ha sido este motivo suficiente para retrasar un intento de investigación metódica. Con todo, la excelente posición que ocupa, reclamaba de contínuo una exploración. Interesaba de momento conocer el dato prehistórico el cual e ha logrado. En la rebusca, han aparecido también pruebas de que la cueva ha sido habitada con posterioridad; estas últimas abundan en tanto que el primero es escaso hasta la fecha. Mientras que no se realicen otras excavaciones que permitan un trabajo de conjunto al mismo tiempo que sea completado con el planode la cueva, me limito por ahora a dar cuenta de su situación y descripción de los objetos más interesantes hallados. SITUACIÓN DE LA CUEVA Si desde puntos de tránsito, como son el F. C. sobre el paso a nivel de Eguino situado en la sección antes señalada, o la carretera de Vitoria Alsasua (km. 34 36), se dirige la vista a N., se aprecia en el frontispicio grisáceo de la peña Olano un punto oscuro que es la boca de la cueva, diminuto punto de referencia si se compara con la mole caliza . La observación de conjunto precisa ser hecha desde puntos tan alejados (de medio a un kilómetro), por la circunstancia que, desde lugares más próximos no se ve la cueva, pudiéndose añadir, que en virtud de su posición la boca no se advierte hasta el momento de hallarse a cuatro metros por bajo de su entrada. Abrese ésta, en un tajo vertical de la peña de muy cerca de veinte metros de altura, imposible de ser escalado. En tales condiciones el acceso a la cueva es únicamente factible por el costado de Poniente. Aún este camino, digamos trazado, no deja de presentar serios inconvenientes. A medida que se sube más o menos escalonadamente y hacia la mitad del ascenso hace la peña un marcado saliente que es necesario rebasar. No está de más consignar que en este punto ofrécense muestras de haber sido adosadas a la peña natural algunos bloques calizos, que prestan al conjunto un cierto aspecto de cierre amurallado; probablemente esta obra, data de tiempos históricos no muy antiguos. Semejante antepecho natural que se continúa peña arriba, a la par que dificulta el paso a la cueva sirve de excelente punto de observación a W. para toda la parte oriental de la llanada alavesa, ya que desde la misma boca no puede verse por estar orientada hacia SE. Desde el punto indicado con un nuevo descenso de tres metros y una subida de otros cuatro, ambos en peña viva y el precipicio al pie, se logra llegar a la cueva. LAS ATALAYAS DE LA CUEVA Por si no fuese suficiente el punto de observación a queme acabo de referir, cuenta la cueva con una natural y singular disposición que bien merece una sucinta reseña, ya que por otro lado las fotografías obtenidas contribuyen con claridad a demostrar el concepto supuesto. Desplazados de la peña de Olano y distantes de su base en veinte metros, aparecen erguidos dos altos picachos, gemelos por su tamaño y posición simétrica con respecto a la cueva . Su altura pasa de 15 metros sobre el despeñadero que los separa de la peña; llega a los 20 metros si se observan por su frente; la distancia comprendida entre ambos es de 11 metros, la que es ocupada por muro de piedras artificial, constituyendo el conjunto una verdadera fortaleza. Finalmente, sus cimas, cuya altura es algo menor que la propia de la cueva, representan verdaderas atalayas de observación. Diríase que en ellas se muestran los restos de una balconada toscamente labrada en la propia peña . No ha sido posible obtener una fotografía de la cueva desde la cima de uno de estos picachos, únicos puntos apropiados para este fin. En interés de mostrar la posición de la cueva, ha sido preciso despejar su frente, mediante una poda de árboles cuyas ramas impedían su vista. Así se ha conseguido la , tomada de SE. Si la representa el paisaje de su frente al S. , el avance de los picachos sobre la masa caliza, permite divisar, todo el valle de La Borunda a E. y hasta los confines de la llanada alavesa hacia W. Como puede deducirse, todas las circunstancias naturales condicionan favorablemente la defensa y situación inexpugnable en otros tiempos de la cueva. LOS DATOS DE LA EXCAVACIÓN He de referirme, únicamente, a los que aparecen en la ; es ello debido, a la gran mezcla en que aparece el yacimiento en el lugar donde se ha efectuado la zanja transversal de excávación inicial. Si bien es cierto que ésta ha proporcionado una gran abundancia de cerámica de muy distintos tipos afines a épocas diversas; gran cantidad de huesos y dientes de diferentes especies animales;objetos y útiles correspondientes a edades muy distintas; todo ello, exige una revisión detenida, una confirmación de origen en razón de la época a que pertenecen por comparación de niveles en otros puntos del yacimiento, que es de presumir que aparezcan intactos en el momento que se realicen nuevas excavaciones con más detenimiento. En interés de no retrasar la publicación de los datos hasta ahora adquiridos, me limito en el presente trabajo a ocuparme de la exposición de aquellos que se señalan como más típicos. A dos épocas muy diferentes corresponden los objetos que he de reseñar. Si una prehistórica, la otra es francamente histórica y por los hallazgos e deduce que no concierne a tiempos muy antiguos. En definitiva, estos restos no vienen a ser otra cosa, que la confirmación plena de la sospecha admitida acerca de la continuidad de que ha sido objeto la cueva, por sus condiciones especiales, para servir de habitación y de albergue hasta tiempos todavía recientes. OBJETOS PREHISTÓRICOS Entre numerosas lascas informes y nódulos de pedernal, aparecen bien determinados: El raspador a, roto en la punta; cuyas dimensiones son 41 mms. de largo, por 12 mms. de ancho y 3 mms. de grueso en el dorso, de doble rebajo. El raspador b, también con la punta rota; es mayor que el anterior, mide 57 mms. de largo, 15 mms. de ancho por 3 mms. de grueso en el dorso: Los otros dos fragmentos de raspador aparecen muy incompletos. Llama la atención el pedernal n.º1, en cuya arista se advierten claramente algunos dientes a modo de sierra; el fragmento tiene 32 mms. de largo, 25 de ancho y 11 en el dorso, que se halla inmediato al corte dentado. Entre los numerosos restos óseos, se ha hallado un punzón en hueso, n.º2, perfectamente conservado; es de largo 93 mms. por 7 de ancho en la base y disminuyendo paulatinamente llega a 2 mms. en la punta. Finalmente, e presenta en forma extraña un trozo de hueso, n.º7, que por su forma, parece que puede ser referido a un mango de punzón; sus dimensionesson: 83 mms. de largo por 40 y 24 respectivamente de ancho y grueso en la base, y 12 mms. de diámetro en la punta; el agujero en ésta, mide 7 mms. de diámetro. OBJETOS DE CARÁCTER HISTÓRICO A épocas muy distintas parecen pertenecer aquellos que se han seleccionado entre los numerosos e incompletos que ha proporcionado la excavación, también representados en la . Se trata de: Una moneda romana, n.º 4, que por su estado de deterioro, únicamente puede ser referida en términos generales a la época del Imperio. Su diámetro es de 21 mms. por 2 mms. de grueso. Un trozo de vasija de cobre, n.º 3, correspondiente a la parte del borde que se aprecia, se vuelve sobre si mismo; es de 45 mms: por 28 mms. en su mayor altura. Una punta de dardo en hierro, n.º 5; sus dimensiones son: 62 mms. de largo, 14 mms: de ancho en la hoja y 9 de diámetro en el mango. Por último un botón o cabeza de clavo metálico, n.º 6, que presenta un escudo con baño dorado; su diámetro es de 18 mms: y el escudo tiene 13 mms. de alto por 10 mms. de ancho máximo. La referencia que del mismo me proporcionan, lo refiere por su parecido al escudo de Juana, reina de Francia y Navarra (1836), (Oncken, tom. XVII, pág. 147 ). El yacimiento de Allaran Inmediato a los picachos de vanguardia de la cueva de «Los Gentiles », podría decirse que sirviéndoles propiamente de base, existe un recinto de muy poco desnivel, al que se designa con el nombre genérico de «los llanos de Allaran ». Representan éstos la cima del monte Surbi, y tanto el monte como aquellos llanos se hallan poblados del bosque característico y propio de los llamados montes bajos en la llanada alavesa; más abundante el roble que el azkarrio (Acer campestre, L. ), se intercalan sus pies entre la maleza de espino y zarza, cuya maraña proporciona abundante humedad para el desarrollo del helecho que adquiere altura muy cercana al metro, y sin que en general pueda calificarse el bosque de cerrado. Señala el barómetro para los llanos de Allaran una alturade poco más de cien metros sobre la estación de Araya (583, 3) y 75ms. más que sobre la cueva La Leze. El término conocido con aquella denominación es un recinto claramente delimitado. En efecto, a 25 ms. de la base de la peña Olano y a 30 ms. a W. del picacho de Poniente, punto donde se ha realizado la excavación, parecen iniciarse las muestras de un muro derruido que desciende de N. a S. y remata un cuadrilátero comprendido entre los 25 ms. aproximadamente de lado. Se trata, al parecer, de un cierre artificial hecho con piedras en seco, de las que hoy puede decirse no queda una sobre otra, presentándose en amontonamientos alargados y dispuestos con más o menos regularidad, cubiertos de césped. No deja de llamar la atención el caso que se observa en muchos de los robles que han nacido entre los restos del muro, cuyas raíces se han visto obligadas a dominar las piedras que quedan aprisionadas aún dentro de la base de los troncos. Se aprecian, pues, en conjunto, una serie de circunstancias que permiten sospechar que el cerrado no data de momentos históricos ya que por su situación no se presta, como otros lugares inmediatos ya señalados, a significar un reducto de fortaleza, y desde luego, en nada se asemeja por su aspecto a las construcciones abandonadas y más o menos antiguas que se han destinado a cierre o abrigo de ganados. Si a estas consideraciones que rechazan las posibles referencias de aprovechamiento del lugar en un momento histórico, se añade la presencia de un yacimiento francamente eneolítico en uno de sus ángulos, no es extraño que esta prueba positiva haya contribuído a confirmar la facies prehistórica que al recinto se asignó desde un principio. En el ángulo NW. del cuadrilátero, reconoció el Prof. del Colegio de Santa María de Vitoria, D. Marcelo Alonso, en el verano de 1925, un amontonamiento de piedras no muy grandes, cubiertas en parte de césped y todo el conjunto de helechos, que aparecían sueltas sin relación alguna con el subsuelo calizo. Bienpronto halló la prueba de sus sospechas, ya que removidas algunas piedras se hallaron fragmentos de primitiva cerámica negra, de los que algunos aparecieron a flor de tierra. Semejantes muestras indujeron a realizar una excavación detenida que se llevó a cabo dicho verano, volviendose en el de 1927 a requisar los resíduos de la excavación anterior por si algún objeto de pequeño tamaño hubiera pasado inadvertido durante los primeros trabajos. SE TRATA DE UN FONDO DE CABAÑA? Si por razón del desorden en que ha aparecido el reducto no ha sido posible apreciar, y mucho menos precisar, su forma y dimensiones, difícil se hace comprobar la duda propuesta; sin embargo, el reconocimiento de ciertos objetos y la ausencia de otros restos parecen confirmar la sospecha. Acostumbrados a reconocer en el País Vasco la presencia de manifestaciones tumulares prehistóricas en gran diversidad de formas, al primer golpe de vista el yacimiento de Allaran por la disposición de sus piedras bien podría referirse a un caso más de semejante naturaleza; pero la realidad que nos muestra la excavación es otra muy distinta. No se ha reconocido resto humano alguno; no cabe referir esta falta a posible destrucción aún de partes duras como son los dientes, porque precisamente restos óseos y numerosos molares de animales son los que han aparecido en el yacimiento; este hecho significa lo suficiente para rechazar el menor asomo de destino funerario humano. A otro muy distinto fué dedicado el lugar. El recinto que ha sido excavado es de contorno irregular, pero podría referirse a un cuadrado de tres metros de lado; la excavación se ha seguido en todas direcciones hasta apreciar en todo el perímetro la esterilidad del yacimiento, ya que la falta de un límite preciso no permitía otra guía de trabajo. Por la disposición de las piedras del conjunto no pudo advertirse un ordenamiento más o menos regular; únicamente, se reconoció que las más grandes ocupaban el nivel más inferior pero sin posibilidad de referirsu posición a forma determinada. Es de suponer, que aquellos materiales estarían en la época colocados en muro más o menos alto, rodeado exteriormente de tierra hasta cierta altura; probablemente el derrumbamiento de aquéllos y la acción del tiempo en tantos siglos, no ha dejado para nuestra observación otra cosa que un montón informe. No parece, que este sospechado tipo de construcción sea infundado. Lo corrobora la diferencia de nivel del suelo actual al propio de la peña natural que sirvió de asiento al yacimiento propiamente dicho. La excavación ha interesado una altura variable de 50 a 60 centímetros, en cuyo espesor han aparecido las piedras entremezcladas de tierra, y bajo de ellas una delgada capa de tierra negra característica del yacimiento, entre la que no ha faltado la ceniza y resíduos de carbón. Ante estos hallazgos, se trató de precisar su situación con objeto de reconocer, si era posible, algunas piedras propias de hogar, pero la idea perseguida no dió fruto positivo como consecuencia seguramente del desorden antes señalado. La , representa el corte de la excavación durante un descanso en las tareas del cernido de la tierra. El fondo de helechos puede demostrar las dificultades que se han presentado para desentrañar las piedras y tierras de sus entrecruzadas raíces, a fin de no dejar desapercibido algún objeto de pequeño tamaño. OBJETOS DE SILEX Se han hallado pedernales informes y raspadores no muy típicos. Merecen particular descripción las dos puntas de flecha . La flecha a, ha aparecido con la punta rota; mide 29 mms. de largo, 18 mms. en sus alas, 6 mms. de grueso el pedúnculo, y su espesor máximo es de 5 mms. que disminuye hacia los bordes. La flecha b, más pequeña que la anterior pero más finamente trabajada, está incompleta en la punta y en el extremo de una de sus alas. Sus dimensiones son: 21 mms. de largo, 14 mms. en sus alas, y 4 mms. de espesor máximo. OBJETOS DE COBRE Bien determinado y característico es el punzón de cobre, n.º3,afilado por ambos extremos. Mide 38 mms. de largo, y su mayor grueso es de 3 mms. Ha aparecido una pequeña lámina de cobre, que por su tamaño y estado de conservación se hace difícil referirla a objeto alguno. LA CERÁMICA Y SUS TIPOS Puede decirse que es en esta clase de industria en la que se reconoce mayor variedad. El fragmento pequeñito, n.º2, de 16 x 12mms. es el único trozo recogido de semejante clase. Se trata de una parte correspondiente al borde, es de color negro; por su aspecto y dibujo parece recordar a la de tipo de Ciempozuelos, pero dado su pequeño tamaño no permite fijar la comparación con exactitud. El fragmento c, recuerda a su vez la llamada cerámica de cordón; es negra como las restantes. Los trozos d y e, señalan claramente sus salientes y rebajos toscamente trabajados. En el fragmento f, se reconocen tres incisiones, que por su tamaño parecen haber sido hechas mediante el punzón de cobre. Todos estos fragmentos tienen un tamaño medio de 40 a 50mms. de lado. MOLINOS DE MANO No han dejado de aparecer trozos grandes, en asperón basto, correspondientes a más de un molino de esta clase. QUE HA REPRESENTADO ALLARAN? En dos hechos significativos basados en pruebas manifiestas trato de fundamentar mi aserto. Por un lado, la precedente enumeración de restos y objetos hallados en el lugar de su término, testimonia francamente la ocupación y vivienda durante caracterizada época prehistórica. De otra parte, basta examinar la topografía de los «llanos de Allaran »en relación con la propia de sus contornos para deducir su favorable posición al objeto destinado. En tales condiciones, no resulta aventurado atribuir al lugar y referido a la época indicada, el carácter de «poblado de Allaran». Por último, estimo que no han de hacerse esperar mucho tiempo las nuevas pruebas que confirmen el concepto apuntado. E. DE EGUREN 1. «Los dólmenes clásicos alaveses, etc. E. de Eguren. Rev. Internac. de Est. Vascos. San Sebastián. I 9 27. 2. Geografía del País Vasco Navarro.Tom. Alava; pág. 400. 3. Eusko Folklore. Anuarios de Eusko Folklore; publicaciones mensual y anual del Laboratorio de Etnología y Eusko Folklore de la Sociedad de Estudios Vascos. J. M. de Barandiaran, Vitoria. 4. Estado actual de la Espeleología. La Espeleología en España, etc., página 68 . Madrid, I908. Euskonews & Media 139.zbk (2001/10/11 19) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria