La institucionalización de las regiones en Europa La institucionalización de las regiones en Europa Juan Cruz Alli Las regiones constituyen realidades Aranguren culturales, económicas y políticas que se integran en los Estados miembros de la Unión Europea, a las que se les va reconociendo entidad propia. La configuración regional es distinta en los diferentes países de la Unión, en función de sus propias características, de su evolución histórica y del modelo de ordenación interna del poder político y económico. Se puede afirmar que existe una corriente descentralizadora cuyo alcance varía desde la forma federal de Alemania, Bélgica o Austria, hasta la reducida descentralización administrativa que se produjo en Francia con el reconocimiento de las regiones. El movimiento regionalista europeo surgió en los años 40 de la mano de europeístas como Denis de Rougemont, Guy Heraud y Léopold Kohr, tratando de conciliar la idea de un gobierno paneuropeo de Kant, Nietzsche y Proudhom, con la democracia local participativa de J.S. Mill y el principio de subsidiariedad de inspiración cristiana. La superación del Estado Nación, que había conducido a dos graves conflictos bélicos, debía producirse en una comunidad de poder en un mundo basado en la democracia participativa y en la subsidiariedad. Las nuevas estructuras europeas comunes debían ser el medio para conseguir que la soberanía nacional de los Estados quedara diluida en los nuevos espacios descentralizados internos y en los ámbitos supraestatales. En el proyecto del Tratado de la Unión propuesto por Spinelli y aprobado por el Parlamento Europeo el 14 de febrero de 1984 se recoge la filosofía del federalismo europeo: "En todos los niveles de la sociedad, nacional o internacional, el federalismo conjuga la competencia, la autonomía y la responsabilidad, de manera que la corriente social se hace ascendente y la sociedad de edifica principalmente de abajo a arriba, a partir de la comunidades de vida cotidiana,gracias a sucesivas delegaciones de poder. Ninguna autoridad "superior" interviene en la esfera de acción de un autoridad "inferior" mientras ésta sea eficaz, porque el principio implica el principio de subsidiariedad". Parlamento Europeo. Estrasburgo (hemicycle). De tales principios se derivan unas consecuencias que configuran un sistema institucional por cuanto no es posible "una sociedad federal sin autonomía de las colectividades territoriales". De modo que "las colectividades territoriales y los grupos sociales se federan en comunidades más amplias para gestionar juntos los asuntos comunes". Esta nueva sociedad federal se fundamenta en los principios de subsidiariedad, autonomía, cooperación y participación. El hecho regional es, por tanto, un espacio de participación ciudadana, de ejercicio de la libertad personal y política. La Asamblea de las Regiones de Europa (ARE) las definió como "las entidades situadas inmediatamente por debajo del nivel del Estado central, dotadas de representatividad política, asegurada por la existencia de un Consejo Regional elegido o, en su defecto, por una asociación o un organismo constituido a escala regional por la colectividades de nivel inmediatamente inferior". Se concibe la región como una comunidad política que forma parte de la estructura interna de los Estados, con mayor o menor nivel de configuración participativa, de poder administrativo o político. En todo caso y con diferente alcance, se configuran como espacios de nueva organización del poder político y administrativo, de aproximación ala toma de decisiones a los ciudadanos, de participación de éstos o de búsqueda de mayor eficacia en la gestión pública. Si, además, existen hechos diferenciales entre las distintas comunidades humanas o culturales, permiten la configuración de espacios de cierta homogeneidad cultural y de reconocimiento de tales hechos. El reconocimiento de la pluralidad cultural europea, tanto en ámbitos estatales como regionales, implica superar lasconcepciones uniformistas utilizadas en los procesos de construcción de los Estados nación. Las formas regionales o federales reflejan la diversidad cultural y lingüística que es parte del patrimonio europeo. Esta concepción resulta la única respetuosa de los diversos hechos culturales y acredita la complejidad y diversidad de la sociedad europea. Como dijo Denis de Rougemont: "El federalismo reposa sobre el amor a la complejidad, en contraste con el simplismo brutal que caracteriza el espíritu totalitario. Digo bien el amor y no el respeto o la tolerancia. El amor a las complejidades culturales, sociológicas e incluso económicas, tal es la salud del régimen federalista". En la época de la globalización, la región es una comunidad de escala humana, un espacio de realización personal y de vínculos de integración, un ámbito de reducida dimensión en el que la persona participa porque le resulta comprensible. De modo que lo universal no es incompatible con lo local, ni lo próximo con lo ajeno. Es en este espacio donde el principio democrático de participación adquiere todo su alcance como factor de vinculación identitaria del ciudadano europeo. Así lo constató la declaración de Florencia de 1987: "El desarrollo cultural debe enraizarse en una positiva identidad cultural con relación a la cual la región constituye un espacio privilegiado. Si conviene evitar todas las formas de repliegue que puedan ser un freno al cambio y a la innovación, es preciso también tener en cuenta la fuerza y la vitalidad que brota de la iniciativa colectiva en la conciencia de identidad cultural vivida cuando ella es sostenida por un proyecto de desarrollo regional. Desde ese punto de vista, la región debe estar particularmente atenta a la conservación de tradiciones populares que constituyen muy a menudo la memoria viva en la que se alimente la conciencia colectiva". Tratado de Roma. La región como espacio económico ha adquirido importancia desde el Tratado de Roma, en cuanto la política regionalha sido capital en la superación de las desigualdades sociales y económicas, imprescindible para lograr la cohesión económica y territorial. A partir del Acta Unica Europea de 1986 se potenciaron los "fondos estructurales" para conseguir un "desarrollo armonioso del conjunto de la Comunidad" que redujera "las diferencias entre los niveles de desarrollo de la diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas, incluidas las zonas rurales" (Art. 130 A). Por medio del FEDER se persiguió "la corrección de los principales desequilibrios regionales dentro de la Comunidad mediante una participación en el desarrollo y en el ajuste estructural de las regiones menos desarrolladas y en la reconversión de las regiones industriales en declive" (Art. 130 C). Este propósito se ha seguido manteniendo en los sucesivos tratados y es uno de los pilares de la integración y del progreso común basado en la solidaridad. El salto cualitativo se ha producido desde el espacio nacional al comunitario. El reconocimiento del poder político regional dentro de los estados tiene directa relación con la Unión, aunque ésta esté siendo construida por los Estados. Las regiones buscan su espacio en las fases ascendente o predecisional y en la descendente o de aplicación de la políticas comunitarias que les afectan siempre, pero principalmente cuando se trata de materias que les competen en el ámbito nacional Sus demandas de participación en los procesos de toma de decisiones y en la formación de voluntad comunitaria están plenamente justificadas, y así lo han reconocido los estados europeos de mayor sensibilidad sobre el poder regional. Esta concepción pragmática ha sido reforzada con la plena asunción por el Tratado de la Unión del principio de subsidiariedad (Art. 3 B). La creación del Comité de las Regiones, con carácter consultivo en ámbitos relativos al desarrollo regional y la cohesión económica y social, implica admitir el poder regional dentro de los Estados y su trascendencia enla política comunitaria. En el lento proceso de construcción de la nueva Europa, las regiones asumen un pequeño protagonismo, más como medios de ejecución que de decisión. Esta sigue en manos de los Estados, que continúan creando dificultades a la renuncia de parcelas importantes de su poder, tanto en las Comunidades como a las regiones en su interior. El Estado Nación tardará muchos años en trasformarse, del mismo modo que ocurrió en su proceso de construcción. No podemos afirmar que la Europa que conocemos sea la "Europa de las regiones", ni siquiera la de la plena efectividad, dentro y fuera de los Estados miembros, del principio de subsidiariedad. Es una nueva comunidad política en construcción, en la que los niveles de poder infra y supra estatal están adquiriendo, poco a poco, con avances y retrocesos, su propia entidad. Hoy mismo vemos cómo no existe unidad de criterio sobre el modelo y el progreso hacia el mismo entre los dos países "motores", Francia y Alemania. La vieja soberanía nacional se resiste frente al nuevo federalismo europeo. Por ello sigue siendo válida la observación de Jean Monnet en sus Memorias: Berlin. "Lo esencial es atenerse a unos cuantos puntos fijos que nos han guiado desde el primer día: crear progresivamente entre los hombres de Europa el más vasto interés común, gestionado por instituciones comunes y democráticas, en las que se delegue la necesaria soberanía. Esta es la dinámica que no ha cesado de funcionar, rompiendo prejuicios, borrando fronteras, ampliando en pocos años a todo un continente el proceso que a lo largo de los siglos habían formado nuestros viejos países. Jamás he dudado de que este proceso nos llevaría un día a unos Estados Unidos de Europa, pero no intento imaginar desde hoy su marco político, tan imprecisos son los términos por los que hoy se disputa: confederación o federación. Lo que estamos preparando a través de la acción de la Comunidad probablemente carece de precedentes. Esta Comunidad está fundada en institucionesque es preciso reforzar, pero conscientes de que la auténtica autoridad política que un día se darán las democracias europeas está por concebir y realizar ... las naciones soberanas del pasado han dejado de ser el marco donde se pueden resolver los problemas del presente. Y la propia comunidad no es sino una etapa hacia las formas de organización del mundo del mañana". Juan Cruz Alli Aranguren, Doctor en Derecho Administrativo y profesor asociado de la Universidad Pública de Navarra Fotografías: Mediateca de la Comisión europea http://europa.eu.int/comm/mediatheque Euskonews & Media 139.zbk (2001/10/11 19) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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