Según la vanguardia histórica, el arte ya no acompaña
al mundo, sino que lo reconstruye a su imagen y semejanza. Y es
en este momento como dice Brihuega cuando la actividad artística,
no es sólo entendida como obra artística o conjunto
de obras materializadas en un conjunto de objetos con un "status"
determinado, portantes de un artefacto significador concreto, sino
también, la poética en la que se inscriben, es decir,
una teoría artística (que implicará un lenguaje
y unos presupuestos ideológicos y funcionales específicos)
y unos mecanismos de práctica artística determinados
(que implicarán un proceso de producción también
específicos) que son los que aglutinan a todos los niveles
la relaciones entre el autor y la obra por lo menos hasta el momento
en que ésta entra en circulación. Así tendremos
que la actividad artística se perfecciona en una triple dimensión:
la obra, la teoría y la práctica (1).
Más que nunca en este siglo XX el fenómeno artístico
debe entenderse a la luz de estos tres aspectos.
Este fenómeno tridimensional, formado por la teoría,
obra y práctica, también se da en el País Vasco.
Aparece paralelo a los grupos que surgieron en la décadas
50 y 60. Son grupos de investigación, con carácter
reivindicativo y con propósito vanguardista.
Estos no se configurarán como colectivos estables, y sólidos,
pero estos amagos de colectividad reivindicativa nos recuerdan a
los movimientos vanguardistas europeos. Sobre todo en su carácter
de lucha contra el sistema establecido y de reivindicación
de nuevas ideas. Es la dimensión política la que quizás
más los separe de los grupos europeos. Si bien ésta
viene dada por la represión a la que la actividad cultural
estuvo sometida durante los años franquistas.
Este fenómeno se agudiza en Euskadi por una represión
doble ya que el fenómeno nacionalista fue duramente combatido.
La primera actividad que Oteiza realiza colectivamente tras su
vuelta de América es Aránzazu.
Aranzazu
A Oteiza se le encargó la estatuaria pero en un primer momento
rechazó la designación y propuso, un concurso en el
que tuvo que rivalizar con Joaquin Lucarini, (hijo de escultor italiano
que se trasladó a Vitoria a esculpir figuras en la nueva
catedral de la capital alavesa). Estudió en la Escuela de
artes y oficios, realizó viajes de estudios a París,
Bruselas, Roma y Florencia. Pertenecía a la Asociación
Artística Vizcaina. Su escultura era de estilo neoclásico.
Oteiza ganó el concurso y definitivamente se le adjudicaron
las estatuas. La empresa de Aránzazu, se comenzó por
iniciativa franciscana. El desarrollo de las obras tuvo una incidencia
importante en la sociedad del momento.
Los trabajos se desarrollaron de la siguiente manera:
- La construcción de la Nueva Basílica de Aránzazu
respetaba el convento y parte de la iglesia existente.
- Fue promovida por el Padre Lete, ministro provincial de los
franciscanos.
- El proyecto del padre Lete era, en palabras de Oteiza.
"Hacer de Aránzazu la capital religiosa y de
cultura popular de nuestro país, talleres de arte,
museo de nuestras tradiciones, falleció con su secretario,
P. Lizarralde, en accidente de aviación cuando llegaba
a Cuba, etapa primera de su viaje de relación con todos
los vascos del mundo, en consulta y ayuda, aceleración
proyectas." (2)
Idea que se asemeja a las que tenía el escultor:
"...puede ser la gran expresión actual de nuestra
arquitectura religiosa. Ambientados frente a los ensayos europeos
de un nuevo arte religioso, aportar en un coherente y avanzado
pensamiento formal, toda la carga contenida de nuestra personalidad
humana y de nuestra fé, que jamás ha tenido oportunidad
histórica para expresarse, o no la ha sabido aprovechar.
Esta vez tenemos verdadera necesidad de expresamos, sabemos
cómo hacerlo y para qué." (3)
Para él supone la oportunidad de expresar el valor de su
arte y del arte vasco al servicio del país. En este momento
un sector de los franciscanos encabezados por el Padre Lete, trabajaban
en defensa de la cultura vasca.
Oteiza desde el principio mantiene una estrecha relación
epistolar con el P. Lete en una de sus carta fechadas el 30 de abril
de 1952, muestra ilusión:
"En fin, en todo le consultaré a usted antes de
concretar nada. Tenga una fé absoluta en los resultados.
Estoy entusiasmado con el trabajo, y espiritualmente ambicionaba
esto y venía desde hace años como preparándome
para ello, exactamente." (4)
En el año 1950 se convoca, un concurso nacional de arquitectura,
para construir un nuevo santuario, respetando el convento, el templo
existente y la carretera de acceso, de acuerdo con el proyecto del
Padre Lete, que no consideraba digna la basílica para la
celebridad que poseía:
"La basílica de la Virgen de Aránzazu, linda
y devota, no es digna de la celebridad de aquel Santuario, ni
digan de Guipúzcoa, que ha levantado a Dios y a su Santísima
Madre otro templo suntuoso y de gran valor artístico.
El de Aránzazu, es pobre y manifiestamente insuficiente
para acoger a los miles de peregrinos que acuden allí..."
(5)
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Javier Saenz de Oiza (Fotografía: Lamia) |
Al concurso concurrieron un total de 39 proyectos procedentes de
los colegios de arquitectos vasco-navarro (Guipúzcoa, Vizcaya,
Alava y Navarra), Madrid, Avila, Aragón y Rioja, Cataluña
y Baleares, León, Salamanca y Andalucía Occidental
(5). En Septiembre del mismo año se falló
el concurso que fue ganado por los arquitectos Luis de Laorga y
Javier Saenz de Oiza, quienes declararon que la nueva Basílica
tendría, caracteres de robustez y sencillez del pueblo vasco:
"Nada de líneas femeninas y académicas,
que respiran a salón romántico. Será robusta,
francamente agreste, la torre del campanil irá tachonada
de piedra en punta, símbolo del espino..." (6)
Desde el primer momento el proyecto de la Basílica de Aránzazu,
asume características nacionalistas y renovadoras.
Los arquitectos propusieron a Oteiza la realización de la
parte escultórica, este no aceptó, en un primer momento,
como ya hemos dicho anteriormente, por considerar Aránzazu
una empresa de gran envergadura:
"Pero justamente, por tratarse de un servicio al país
lleno de responsabilidad religiosa y política, estimaba
que, en buena ley, ni él ni ningún otro escultor
de la tierra podía atreverse a decir: "Yo soy capaz
de tocar este muro". Por ello, cuando los arquitectos que
llevaban la obra le seleccionaron no aceptó "no
me atreví" fueron sus propias palabras. Y lo que
hizo fue proponer que se convocara un concurso entre Lucarini
y él." (7)
Lucarini, como ya hemos indicado, era un escultor de estilo neoclásico,
por lo que Oteiza, sin ninguna dificultad ganó el concurso
(8).
El ganador, en un escrito dirigido a los P. P. franciscanos resume
la Idea de la Escultura de la Nueva Basílica. En sus palabras
se repite la idea de luchar por un arte comprometido y de valor
universal:
"El oficio del escultor es una colaboración espiritual
de salvación. Por esto es documento histórico
toda plástica veraz. Espero que aspira a esto hoy, la
renovación de1 arte cristiano. Nuestra Nueva Basílica
de Nuestra Señora de Aránzazu, puede significar
estética y religiosamente algo en esta preocupación
reciente y universal." (9)
Oteiza, compagina a lo largo de su vida, su trabajo de escultor
con la de intérprete del arte. Estas ideas de un arte universal
y de salvación, ya están resumidas en el libro Interpretación
estética de la estatuaria megalítica americana,
que publica en 1952.
En este momento, manifestó de forma abierta su fé,
en la religión cristiana, quizás este proyecto avivara
su conciencia. Al explicar su labor dice expresando de forma un
tanto sentenciosa:
"...hay una literatura de lo banal, cuando falta contenido
para la profundidad. Aquí sobra contenido, tanto en lo
que respecta al tema religioso que queda incluido en el primero
de los Mandamientos: el de Amor a Dios. Para su comentario plástico,
se parte de lo popular vasco, y se proclama la necesidad universal
de una fé sobrenatural, ardiente y práctica. La
conclusión estética es esta: la solución
de una forma está fuera de sí misma. La conclusión
religiosa: el ser católico es ser fuera de sí
mismo. Conclusión moral: se conserva o se gana solamente
lo que se da. Quien da la vida, tiene Vida. Quien da la muerte
tiene Muerte." (10)
A partir de 1953 las cartas de Oteiza, estarán dirigidas
al P. Aranguren, que tras la muerte accidental, del P. Lete se ocupará
del desarrollo de las obras.
Oteiza explicará a través de sus cartas, con detalle,
todos los pasos de la evolución de sus proyectos, bocetos
y estudios.
Hasta Junio de 1953 trabaja en su taller de Madrid, en la calle
Fernández de Caro, 3 de la Ciudad Lineal a partir de esta
fecha se traslada a Aránzazu, donde junto con sus ayudantes,
Lara y Nestor Basterretxea, vivirá en el hostal Goiko-Venta
de Aranzázu.
En 1952, cuando el edificio basilical está terminándose,
se convoca el concurso para sus decoraciones pictóricas,
al que son invitados un número considerable de artistas;
Ignacio Echande, Juan Aranoa, Genaro Urrutia, José Sarriegui,
Gaspar Montes Iturrioz, Santiago Uranga, Simón Arrieta, Agustín
Ibarrola, Jesús Olasagasti y Fernández Pasajes.
Algunos otros como: Nestor Basterretxea, Pascual Lara, Valentín
Ruiz de Morquedo y Matías Alvarez Ajuria se sumaron al concurso.
Una comisión presidida por el Padre Fray Ignacio Ormaecheverria,
en representación de la Provincia franciscana de Cantabria
y asesorado por Daniel Vazquez Díaz, profesor de pintura
mural de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Primera medalla
y premio de honor de la Bienal Hispanoa-mericana de Arte, Secundino
Zuazu Ugalde, Arquitecto y Académico de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando, miembro que fue jurado para la
selección de anteproyectos de la Nueva Basílica, Jorge
de Oteiza escultor, encargado de la estatuaria del templo, y los
arquitectos Luis Laorga Gutierrez y Francisco Javier Saenz de Oiza,
realizó la valoración de las obras representantes.
(11)
Por opinión unánime, consideraron como pintores capacitados
para desarrollar la decoración mural de la Basílica
a Nestor Basterretxea y Carlos Pascual de Lara.
Destacando también los trabajos de Ibarrola y Xabier de
Eulate, aunque apreciaron que no reunían las cualidades necesarias
para emprender con plena fortuna una obra de tal envergadura, pero
sí podrían contar con ellos para alguna colaboración.
La comisión propone que Basterretxea pinte el pórtico
y Lara el prebisterio. Y que el Padre Eulate e Ibarrola trabajen
en el pórtico lateral exterior.
El definitorio de la Provincia de Cantabria otorgó a Lara
la decoración mural del ábside y a Basterretxea de
la cripta. Al franciscasno Eulate le encargaron la realización
de las vidrieras y a Ibarrola el pórtico lateral.
Ibarrola tenía 22 años y estaba influenciado por
Oteiza, a quien había conocido en Bilbao.
Los bocetos que tenía preparados para Aránzazu, los
realizó en la Escuela de Bellas Artes de Achuri, (medio derruída).
Pero su obra nunca llegó a la Basilíca tal y como
lo cuenta Ibarrola:
"Yo participaba en las conversaciones por amistad pero
a mí no me dieron entrada en el trabajo. Las dificultades
económicas y los problemas con los mismos franciscanos
y con el obispo, comenzaban a pesar sobre el proyecto y sus
realizadores." (12)
Debido a la prematura muerte de Lara, Basterretxea quedó
como el único responsabel de la decoración mural.
En 1962 un nuevo concurso de carácter nacional, otorgó
las pinturas del ábside a Lucio Muñoz.
Al segundo concurso organizado para realizar la pintura mural del
ábside se presentarion un total de 42 proyectos que correspondían
a los siguientes artistas:
1.- Julián Ugarte. ZARAGOZA.
2.- Ramón de Vargas. BILBAO.
3.- Ramón de Lecea. BILBAO.
4.- Vicente Martinez-José Luis Iriondo. VALENCIA.
5.- Genaro No Soler. SALAMANCA.
6.- José Sarriegui. BILBAO.
7.- Jesús Arencibia. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA.
8.- José Carrillero Gil. SALAMANCA.
9.- Ignacio del Rio Miguel. BURGOS.
10.- Camil Fabregas. SABADELL (Barcelona).
11.- Remigio Mendiburu. FUENTERRABIA (Guipúzcoa).
12.- Julio Finó. SAN SEBASTIAN.
13.- Fernando Román Jimenez. HARO (Logroño).
14.- Carlos Andrés López del Rey. IBIZA.
15.- José Alfonso Cuní. MADRID.
16.- Eusebio Sempere. MADRID.
17.- Manuel Hernández Mompó. MADRID.
18.- Carretero -Rubio- Camín. MADRID.
19.- Germán Calvo. MADRID.
20.- Miguel Diaz. MADRID.
21.- Manuel López Villaseñor. MADRID.
22.- José María Posta. MADRID.
23.- Federico Delclaux. MADRID.
24.- Lucio Muñoz. MADRID.
25.- Jesús Valverde - Susana Polac. MADRID.
26.- Juan Moncada. BARCELONA.
27.- Vicente Rodilla. VALENCIA.
28.- Julio Antonio Ortiz. MADRID.
29.- Manuel Ortega y Pérez de Monforte. MADRID.
30.- Arcadio Blasco - José Vento. MADRID.
31.- Camilo Posta. MADRID.
32.- Jose Luis Sánchez. MADRID.
33.- Rafael de Aburro. MADRID.
34.- Francisco Zueras. CORDOBA.
35.- Antonio Martín Méndez. MADRID.
36.- Juan Lleó Sáncez. BARCELONA.
37.- Oriol Balmes Bosch. BARCELONA.
38.- María Pilar Burgués. ZARAGOZA.
39.- José María Gual Bendell. BARCELONA.
40.- Javier Arocena. SAN SEBASTIAN.
41.- Nassio Bayarri - Andrés Cillero. VALENCIA.
42.- Jaime López de Astain - Justo Luis Rodríguez.
PAMPLONA. (13)
El 16 de Marzo de 1962 el jurado, reunido en la Dirección
General de Bellas Artes y compuesto por Agapito Fernández
Alonso, José Manuel Aguilar, Modesto López Otero,
Enrique Lafuente Ferrari, Godofredo Ortega Muñoz, Eduardo
Chillida, Ramón Vázquez Molezón, Francisco
Javier Saenz de Oiza, Luis Alustiza y Benito Mendia; otorga el primer
premio al pintor Lucio Muñoz. (14)
En 1953 quedó constituído, lo que será el
grupo de artistas de Aránzazu, a exepción de Chillida
que se integrará con el encargo de la realización
de las puertas en 1954.
Estas junto con la decoración escultórica y las vidrieras,
son las únicas obras realizadas de los primitivos proyectos.
Los artistas trabajarán en comunicación discutiendo
los proyectos. En una carta que Oteiza escribe al padre Aranburu,
el siete de Marzo de 1953, se expresa en estos términos:
"Deseo comunicarle ahora, que ayer lunes tuvimos reunión
general y finalmente en el mío, con los P.P. Ormaecheverria
y Eulate y los arquitectos como seguramente ya debe usted estar
bien informado. La impresión sobre el futuro, de la pintura
en Aránzazu es magnífica. Creo que va bien la
escultura y ahora estamos en el momento decisivo. Hemos discutido
mi último friso, que ya no sé que número
hace pues nada me parece suficientemente digno. Hemos convenido
que sea el definitivo y lo puse en yeso". (15)
De esta carta se deduce el carácter unitario que tuvo el
proyecto de la Basílica y la integración de todas
las expresiones plásticas.
Incluso el inicial proyecto de Laorga y Saenz de Oiza fue modificado
en alguno de sus aspectos como el de la portada. (16)
Los artistas trabajaron en equipo, de aquí, que Santiago
Amón en 1975, propusiera la denominación de grupo
de Aránzazu:
"Para delimitar y calificar la empresa en la que de 1950
a 1954 participaron una serie de artistas entre ellos un considerable
número de vascos". (17)
Este proyecto, introducía al artista vasco en la realidad
cultural de su País, incorporaha el movimiento vasco en el
movimiento internacional y convertía lo nacional como algo
característico del arte de una época, así se
explica Oteiza:
"Puede ser la gran expresión actual de nuestra
arquitectura religiosa. Ambicionamos, frente a los ensayos europeos
de un nuevo arte religioso aportar en un coherente y avanzado
pensamiento formal, toda la carga contenida de nuestra personalidad
humana y de nuestra fé, que jamás ha tenido oportunidad
histórica para expresarse o no la ha sabido aprovechar.
Esta vez tenemos verdadera necesidad de expresarnos, sabemos
como hacerlo y por qué." (18)
Cuando el proyecto ya tenía su andadura, hubo de ser paralizado.
Los primeros síntomas de descontento de un sector del pueblo
vasco ya datan de 1951.
La exposición de las obras presentadas para el concurso
de pintura mural, despertaron una evidente oposición. Esta
se manifestó en un artículo publicado por el pintor
donostiarra, Vicente Cobreros Uranga, bajo el seudónimo de
J. Arramale: "eran demasiado abstractos y no correspondían
en absoluto al espíritu tradicional de la religiosidad vasca".
(19)
La reacción no se hizo esperar. Fue Agustín Ibarrola,
joven lleno de ímpetu quien dirigió a la sección
"Cuarto a espadas" del diario vespertino Unidad, una carta
titulada "Yo, expositor de los bocetos de Aránzazu",
en la que defiende el carácter artístico, social e
incluso religioso de los citados bocetos.
Flores Kaperotxipi, hace referencia a este escrito en su libro
Arte Vasco:
"Y terminaba diciendo, en su carta, al dirigirse al crítico,
J. Arramale y otros: ya que para él y también
para los demás, no pueden ignorar devoción estos
bocetos, puesto que están hechos sin inspiración
ni devoción señor "crítico" yo
no creo en Dios, sin embargo quisiera pintar en Aránzazu
para creer en los hombres".
Naturalmente una declaración así en nuestra dulce
y católica Guipúzcoa escandalizón a la provincia
entera. (20)
La polémica continuó a pesar de las opiniones contrarias
al proyecto, las obras continuaron hasta 1955, año en que
fueron paralizadas.
En Septiembre de 1953, el obispo y las autoridades de la provincia
visitaron el Santuario y se originó la primera discrepancia,
entre el punto de vista de los artistas y en particular la de Monseñor
Font y Andreu, quien resolvió nombrar una comisión
diocesana de Arte Sacro, con el fin de juzgar el trabajo.
Tardaron diez meses en nombrarla. Se les exigieron informes a los
artistas. La comisión se declaró incompetente para
aprobar o desaprobar la obra, y decidió elevar un informe
a Roma.
El encargado de realizarlo fue el arquitecto Irizar, presidente
de la comisión, en la que negaba a la obra el carácter
de plástica religiosa.
Tras estas gestiones, los artistas apelan al Padre Madariaga, en
una carta fechada el 6 de Diciembre de 1954, pidiendo ser atendidos.
Se hacen eco de la división de la opinión pública,
pero aluden tener a su favor el sector más culto del pueblo:
"Tenemos la satisfacción de contar a nuestro favor
al sector más culto del pueblo. Frente a nosotros se
agrupan animados subterráneamente por profesionales resentidos
por el fallo de los concursos, y elementos antivascos, una masa
consecuente de gente cuya falta de preparación no les
permite comprender nuestra obra y muchísimo menos sin
haberla terminado." (21)
De estas palabras deducimos, el carácter de avanzadilla
que caracterizó al grupo de Aránzazu, muy en conexión
con las actitudes vanguardistas. También mostraron su desinteresada
labor en favor de los artistas, del pueblo vasco y de los propios
P.P. franciscanos. Expresaron la imposibilidad de que su obra fuera
calificada aisladamente como arte católico o no católico,
sino que debía ser valorado el comportamiento del espacio
religioso que ellos contribuyeron a crear y cuya expresión
era el objeto que ellos planteaban. El Padre Madariaga no pudo facilitarles
ninguna ayuda porque no estaba en sus manos, aunque él particularmente
fuera partidario de la continuación de las obras. Apelaron
entonces, a la Comisión Romana de Artes Sacros, fueron Oteiza,
Basterretxea, y Lara, quienes escribieron un informe explicando
su actitud artística. Se mostraron defensores de la conjunción
de todas las artes, que diera como resultado un arte más
religioso; el siguiente párrafo entresacado del informe dirigido
a Roma nos lo corrobora:
"...faltaba pues la conjunción equilibrada de los
factores que conformaban el Templo. Esto es como decimos, lo
que nos hemos propuesto a conciencia en esta obra de Aránzazu.
Para ello trabajamos íntimamente compenetrados en espíritu;
arquitectos, pintores y escultores, instalados a la sombra de
la Basílica y asesorados por los religiosos franciscanos
del Santuario, para que cada detalle sea parte orgánica,
viva y digna de su todo, que es el Templo. Queremos que cada
fragmento sea una predicación plástica de las
verdades de nuestra Fé, y que el conjunto sea un conjunto
de Teología Católica y Mariana". (22)
Los tres artistas explicaban, en un informe con fotografías,
las características de sus respectivos trabajos.
Oteiza decía:
"...toda la ornamentación de esta fachada se reduce
a un sobrio y enérgico comentario plástico del
Primer Mandamiento de la Ley de Dios, desde la naturaleza de
la arquitectura. Se proclama la necesidad universal de una Fe
sobrenatural, ardiente y práctica. La pared exterior
de la Basílica representa la pared interna y cristiana
de nuestro pueblo de su forma tradicional de vida..." (23)
El se encargó de la escultura de la fachada que llevaría
a cabo con un friso de 14 apóstoles. Este fue un tema polémico
se le acusaría de que el número de los apóstoles
era de 12 y no de 14. El escultor años más tarde en
su libro Ejercicios Espirituales escribe:
"El imaginero de los apóstoles en la fachada de
Aránzazu, confiaba en lo que su pueblo podría
sentir al verlos, que se imaginaría como él mismo
se imaginaba que, por lo menos aquellas catorce piedras estaban
en presencia de Dios." (24)
Basterretxea, había proyectado para la cripta, tratar plásticamente
el problema del mal y del pecado, la redención, de la penitencia,
de la expiación y del martirio que conduce a la gloria.
Basterretxea explicaba en el informe sus ideas:
"Tratándose de la naturaleza de los temas que debo
encarar, en que son más bien ideas que hechos, debo recurrir
a la fuerza expresiva del símbolo, ya que el mensaje
que transciende de una escena, es excesivamente físico,
terrenal. Lo sobrenatural, exige un lenguaje que transponga
la visión exterior de los objetos. Esto significa, que
la representación adecuada del símbolo requiere
una transformación de los elementos naturales. El objeto-cosa
se convierte en objeto-idea. La pintura se hace religiosa. El
simbolismo debe sin embargo, ser claramente comprensible, por
lo que he elegido, que incluidos en el proceso Pecado, Expiación,
Perdón, Gloria, son populares directos e incisivos. Pretendo
que los murales sean como los propios ejercicios espirituales:
Una potente llamada a la conciencia." (25)
Para Lara, el tema fundamental del ábside fue la Eucaristía,
la concibió con una rica gama de color, claros, vibrantes
y luminosos. En el informe, precisa detalladamente la composición
de su obra.
Los arquitectos de la Basílica, añadieron un apéndice
en el informe, adheriéndose a la postura de los artistas.
Exponen en tres puntos, las razones de su apoyo: en el primero,
concibe la pintura y escultura proyectadas para la Basílica
como necesaria. En el segundo afirman que las objeciones que pueden
oponerse son fácilmente rebatibles. Y en el tercero remarcan
que la elección de los artistas ofrece las mayores garantías
de acierto.
Los artistas, encargados de la decoración pictórica
y escultórica, respetaron la ideología del proyecto
con seriedad pero su traducción formal no fue debidamente
entendida.
El proyecto hubo de ser paralizado definitivamente el 6 de Junio
de 1955, cuando la Pontificia Comisión Central para el arte
sacro en Italia, emite su veredicto con firma del cardenal Constantini,
que manifiesta que la citada comisión tiene el dolor de no
poder aprobar los proyectos.
Años más tarde, se autorizó la obra, pero
esta vez fue el mismo Oteiza quien no quiso reemprenderla.
Pelay Orozco nos los relata de la siguiente manera:
"Para él hacia años que la obra estaba hecha
y no se podía empezar a hacer lo que ya estaba concluido.
Por otra parte, Jorge, opinaba ahora que el vacío para
el friso, sin estatuas, era más hermoso y significativo.
Así, vacio y con los hierros destinados a sujetar los
bloques de piedra, tal como habían quedado y se veían
retorcidos oxidados, amenazantes. Y por si fuera poco, manifestaba
rotundamente que su ciclo escultórico y artístico
había concluido definitivamente..." (26)
Animado por José Artetxe, Pelay Orozco y el P. Goitia, accedió
en Noviembre de 1968 a subir a Aránzazu y terminar la estatuaria.
Señalemos como contradicciones del destino, la existencia
de algunas esculturas de Oteiza -que la pontificia Comisión
Central para el arte sacro estimó en 1955 como aberrantes
y monseñor Antoniutti incluso llegó a hablar de profanaciones-
en el Museo de Arte Religioso Moderno del Vaticano.
Basterretxea tras hablar en 1984 con el Diputado General de Guipúzcoa
Xabier Aizarna, realizó las obras de la cripta con un presupuesto
de 4.700.000. Consideró que el proyecto anterior no era válido
y diseñó una nueva decoración mural para la
cripta que hoy se exhibe en Aránzazu. (27)
Con este proyecto unitario, que provocó escandalo, al igual
"que las veladas dada", aunque ni las causas ni los motivos
fueron los mismos, si denotan, un común ataque, ya sea bien
intencionado o más visceral, contra las posiciones plásticas
caducas. En Aránzazu, se mezcla la renovación formal
con lo político, estos artistas representaban y luchaban
por crear una conciencia de la cultura vasca. Una vez más,
años más tarde, las polémicas y escandalosas
obras de antaño pudieron ser terminadas.
Apéndice
documental (PDF, 1.7 MB)
(1)
BRIHUEGA, J. Las vanguardias artísticas en España
1909-1936. Ed. Istmo Madrid, 1981. Pág. 69
(2) PELAY O ROZCO, M. Oteiza.
Ed. La gran enciclopedia vasca. Bilbao, 1978. Pág. 267
(3) ARRIBAS, M.J. 40 años
de arte vasco 1937-1977, H y Documentos. Ed. Erein. San Sebastián,
1979. Pág. 44.
(4) Carta de OTEIZA al Padre Lete
30-4-52. Archivo Aránzazu. Armario 5. Carpeta 9. Documento
núm. 18.
(5a) ARRIBAS, M.J. Op. Cit. Pág.
44
(5b) Concurso de anteproyectos
para la Nueva Basílica de Ntra. Sra. de Aránzazu. Archivo
de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 2. Documento núm. 9.
Vid. Documento núm. 1 y 2.
(6) ARRIBAS, M.J. Op. Cit.. Pág.
44
(7) PELAY OROZCO, M. Op. Cit.. Pág.
239
(8) Entrevista realizada a Basterretxea.
22-2-87 (testimonio oral).
(9) OTEIZA, J. Idea de la Escultura
de la Nueva Basílica de Aránzazu. Bilbao 30 de Julio
de 1951. Archivo de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 9. Documento
núm. 7.
(10) OTEIZA, J. "La escultura
en el exterior". Carta 1-12-1953. Archivo de Aránzazu.
Armario 5. Carpeta 9. Documento núm. 28.
(11) Acta de la reunión
celebrada el 22 de Noviembre de 1952 para examinar los bocetos presentados
por los muralistas para la pintura de la Basílica. Archivo
de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 3. Documento núm. 8.
Vid. Documento núm. 3
(12) ANGULO, J. Ibarrola ¿un
pintor maldito?. Arte Vasco de Postguerra (1950-1977). Ed. Haranburu.
San Sebastián 1978. Pág. 46.
(13) Serie numerada de artistas
que han intervenido en el Concurso para la terminación del
Abside de la Basílica de Nuestra Señora de Aránzazu.
Archivo de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 18. Documento núm.
1
(14) Acta del fallo del Concurso
para la terminación del ábside de la Basílica.
Archivo de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 22. Documento núm.
6. Vid. Documento núm. 4
(15) Carta de Oteiza al Padre
Aranguren 7-4-53. Archivo de Aránzazu. Armario 5. Carpeta 9.
Documento núm. 22
(16) Entrevista realizada a Nestor
Basterretxea 22-2-87 (Testimonio oral).
(17) Citado por ANA MARIA GUASCH,
Arte e ideología en el País Vasco 1940-1980.
Ed. Akal Madrid, 1985. Pág. 95.
(18) Citado por MARIA JOSE ARRIBAS.
Op. cit. Pág. 44.
(19) Citado por GUASCH, A. M.
Op. Cit.. Pág. 100.
(20) Citado por ANGULO, J. Op.
Cit.. Págs. 39-40.
(21) Basterretxea, Oteiza, Lara.
Carta al P. Madariaga 4-12-54. Archivo de Aránzazu. Armario
5. Carpeta 16. Documento núm. 6.
(22) OTEIZA, J. BASTERRETXEA Y
LARA. Informe dirigido a la Ilustrísima Comisión
Románica de Arte Sacro 6-12-54. Archivo de Aránzazu.
Armario 5. Carpeta 16. Documento núm. 17. Vid. Documento núm.
6.
(23) Informe OTEIZA. Op. Cit..
Vid. Documento núm. 6.
(24) OTEIZA, J. Ejercicios
espirituales en un túnel. Ed. Hordago. Donostia, 1964.
Pág. 390.
(25) Informe Basterretxea. Op.
Cit. Vid. Documento núm 6.
(26) PELAY OROZCO, M. Op. Cit.
Pág. 244.
(27) Entrevista realizada a Nestor
Basterretxea 22-2-87 (Testimonio oral).
Publicado originalmente
en Cuadernos de Sección. Artes Plásticas y Monumentales,
v. 6, 1989, pp. 297-336. |