La
historia de la familia Laborde no se diferencia en mayor medida
de la de tantos otros vascos que llegaron a Chile. Familia que llegó
a estas tierras sin dinero y gracias a su esfuerzo y tesón
logra hacerse de fortuna. Sin embargo, no son muchos los que luego
de varias generaciones se empeñan en dar a conocer a su país
y al mundo la epopeya vasca en América Latina. Este es el
caso de Miguel Laborde, quien se ha preocupado de plasmar en sus
escritos verdaderos tributos a aquellos que hicieron historia en
nuestro país.
Corría el año 1903 cuando los hermanos Laborde, Martín
y Domingo, pisan puerto en Valparaíso con las maletas llenas
sólo de fuerza e ilusiones. Estos jóvenes vascos,
de Ustarizt, en Laburdi, a sus tempranos 19 y 17 años, respectivamente,
deciden dejar su tierra y buscar nuevos horizontes. Así comienza
a trazarse la historia del escritor, Miguel Laborde Duronea.
Martín, su abuelo, una vez llegado a Santiago se interesa
por trabajar en el área industrial, para lo cual se contacta
con Etxepare, empresario que lo recibe y lo ayuda a dar sus primeros
pasos. Luego de ser empleado, por varios años, forma su propio
negocio en el mismo rubro: la fábrica de calzado. Esta es
la primera industria manufacturera que tiene el país, donde
se forman los primeros sindicatos, se importan las primeras máquinas,
y está básicamente en manos de vascos. No todo en la vida es trabajo. El destino lo unió a Ana
Duhalde, quien había llegado desde Euskadi a Bolivia con
sus tres hermanos, pero una vez estallada la primera Guerra Mundial
dos de ellos parten a combatir y el otro prefiere venir a Chile
junto a Ana. Aquí conoce a Martín, con quien compartiría
el resto de su vida. Gracias al nivel económico que logra
esta nueva familia pueden viajar constantemente y deciden que sus
hijos hagan sus estudios en el País Vasco. "Mi padre,
René, gracias a esto quedó sumamente 'vascófilo'.
Jugó Pelota hasta los 68 años todas las semanas, fue
presidente de Eusko Etxea de Chile, y nos trasmitió a los
hijos un gran amor por este país", señala
el escritor.
La historia se repite
Al igual que su abuelo, un viaje por mar marcaría la vida
de Miguel Laborde.
Junto
a 3 compañeros de aula, mientras cursaba su carrera de leyes,
decide comprar en un remate de la Gobernación Marítima
un velero a muy bajo precio - hundido y saqueado en varias oportunidades
-. Cuatro años demoraron en reparar esta verdadera 'cáscara',
y cuando estuvo listo, no demoraron ni un minuto en zarpar rumbo
a California.
Mientras sus amigos se quedaron en Estados Unidos, Miguel prefirió
conocer la tierra de sus ancestros. "Me separé y
me fui a Euskal Herria, donde descubrí mis raíces.
Este viaje me marcó de una forma personal y muy fuerte. De
alguna manera descubrí allá también que yo
era chileno, sentí algo que no me esperaba. Tenía
muchas similitudes, tanto físicas como culturales, sin embargo,
se daban cuenta que no era vasco, no era de ese corral. Lo chileno,
que nunca me había tocado, me tocó allá".
Luego de tres años de viaje volvió para dedicarse
a fondo a investigar y difundir la historia y cultura chilena, abarcando
un inmenso abanico de temas y dando origen a libros como: "Templos
históricos de Santiago", "Calles de Providencia",
"Calles del Santiago Antiguo", "La sela fría
y sagrada (Cosmovisión araucana)", "Santiago, lugares
con historia", entre otros. Trabajo que le ha valido para ser
cronista de uno de los periódicos más importantes
del país, profesor de una prestigiosa universidad, formar
parte del directorio de Sociedad Chilena de Historia y Geografía,
de la Corporación del Patrimonio Cultural, de la Comisión
Bicentenario, entre otras.
Volver con el corazón y el intelecto En 1992, el Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco
y Eusko Etxea de Santiago le piden que realice un estudio, dando
origen a su libro: "Vascos en Santiago de Chile", el que
marcará el inicio de una investigación sistemática
que hará Laborde sobre este tema. Su propuesta fue muy original,
a través de las innumerables calles de la capital con apellidos
vascos, el escritor fue narrando la historia de cada uno de los
personajes formando un mosaico nacional, en el que más allá
de los hechos políticos y militares de la historia tradicional,
en el que los apellidos vascos son numerosos, surgió toda
una ramificación de historias paralelas del más alto
interés: artístico, industrial, científico...
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Miguel Laborde. |
Con motivo de esta primera obra, años después, Euskal
Fundazioa, institución privada dedicada a promover la cultura
vasca en el mundo (creada por Juan Zelaya, quien comienza su relación
con Chile en su caserío Zañartu en Oñati),
le plantea la posibilidad de financiar un nuevo proyecto. "En
mi primer trabajo me di cuenta que existía un enorme vacío
en la historiografía nacional respecto al aporte vasco. Eso
me quedó doliendo y cuando la fundación me plantea
la posibilidad dije que me interesaba mucho la República
de Chile, ya que existe mucha literatura del siglo XVIII, donde
la sociedad dirigente está colmada de vascos, pero hay tanta
o más influencia desde 1810 en adelante". Este nuevo
libro titulado, "Vascos en la República de Chile",
publicado gracias a una empresa chilena, será un develador
viaje sobre el aporte de los vascos a la Independencia y al desarrollo
y orden político posterior. "El vasco tiene más de que lo sabe. Este mundo vasco
americano es una colonización propia, con rasgos diferentes
a lo que hicieron los españoles o portugueses en estas tierras.
Es necesario que retomen este pasado del que no se han apropiado,
ya que hay una especie de sometimiento a una historia oficial que
se repite con ciertos elementos que no se aprecian de tanto repetirlos,
mientras frente a sus ojos existe un universo, para ellos desconocido.
Los vascos americanos también contribuyen muy poco porque
no ha habido mucha inquietud en registrar el papel de los vascos,
y dentro de las mismas familias se pierden fácilmente los
vínculos."
Europa
y el mundo
Para Miguel Laborde en la vecindad del
siglo XXI, la historia se escribe con lenguaje
nuevo. En un planeta transformado en aldea global,
lo prioritario ya no es la formación de
las repúblicas, ni el registro detallado
de las guerras y constituciones que dieron origen
a los estados modernos. Cada día más
lo que interesa es la historia de la cultura,
que es lo propiamente humano en su más
alta expresión.
"Europa crece frente a Estados Unidos,
Japón y China, ya que busca en sus raíces
lo que le es propio. Lo normando, lo bretón,
lo vasco... está creando identidades muy
marcadas, está resurgiendo un nuevo mapa
de Europa. Y si ésta no es capaz de asumir
este desafío va a resultar arrasada frente
a las grandes potencias mundiales, pero creo que
sí va a poder manejar esta nueva etapa
marcada, claramente, por los pueblos".
La historia vasca tiene una condición
original, poco común: gran parte de ella,
debido a sus emigrantes, ha tenido como escenario
ámbitos geográficos lejanos, por
lo que se hace necesario develar los grandes capítulos
de su historia escrita en América. |
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Palmira Oyanguren |