El
periodista Alberto Pérez Echevarrieta, pionero investigador
de la historia del cine del País Vasco, ha publicado, en
el periódico Bilbao (marzo 2002), editado por el
Ayuntamiento de Bilbao, un artículo sobre la película
Jai Alai, largometraje de tema y ambiente vasco rodado
en Elantxobe en 1940 por el director bilbaíno Ricardo Rodríguez
Quintana. El caso de esta cinta es realmente peculiar ya que,
según relata López Echevarrieta, tras su estreno
en el Palacio de la Música de Madrid en diciembre de 1940
y otras posteriores proyecciones en Bilbao en abril de 1941, Jai
Alai desapareció del mapa. Las copias se evaporaron
misteriosamente y el negativo fue destruido. La Filmoteca Vasca
ha buscado rastros de la película y no ha logrado dar con
pistas que lleven a ella.
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Los
Bocheros durante el rodaje de Jai-Alai de R.R. Quintana. |
Diversos historiadores especializados
en el cine vasco han hablado en sus estudios de Jai Alai.
Empezando por el propio López Echevarrieta que en su libro
Cine Vasco: de ayer a hoy, época sonora, publicado
en 1984 por la editorial Mensajero, ya habla de un "filme
misterioso, desconocido por casi todos y del que no se conserva
material alguno". En ese libro el periodista bilbaíno
lamenta la triste suerte corrida por este trabajo de Ricardo Rodríguez
Quintana y muestra el anhelo de "recuperar esta extraña
película sobre el deporte de la pelota vasca que tan mala
suerte tuvo en tiempos de Franco". López Echevarrieta,
tras señalar la importancia de este largometraje ya que,
a partir de 1940, varias películas con temática
vasca llegan a las pantallas gracias a su ejemplo, relata brevemente
la sinopsis de Jai Alai:
"Cuenta la historia
de la rivalidad de Josechu y Mikel por el amor de Mirentxu
en el ambiente de unas pruebas deportivas organizadas durante
las fiestas de Elanchove. Josechu acaba ganando el trofeo
tras salvar la vida de su rival, Mikel, que está a
punto de morir ahogado. Después de este enfrentamiento,
Don Venancio, alcalde de Otamendi y tío de Mirentxu,
desafía al pueblo de Elanchove a un torneo de pelota.
Los representantes de Elanchove
son Mikel y Josechu. Este se entera de que Don Venancio protege
a Mikel y decide perder el partido para arruinarle. Pero Mikel
juega con celo y entusiasmo y consigue ganar la partida, salva
después la vida de Josechu, que está a punto
de morir en una galerna, y termina casándose con Mirentxu.
A Josechu no le queda otro recurso que lanzarse a la mar en
su barca, que ha bautizado con el nombre de "Mirentxu"."
José
María Unsain, en su obra El cine y los vascos, editada
por Eusko Ikaskuntza y la Filmoteca Vasca en 1985 cita también
a la película y la enmarca dentro de esa imagen rural y
bucólica asociada a lo vasco en el cine iniciada por Ramuntcho
(1918) de Jacques Baroncelli y seguida por otras cintas como Le
chemin d’Ernoa (1921) de Louis Delluc o La sirena del Cantábrico
(1926) de Agustín C. Carrasco. Esta visión, -en
la que a tenor de su argumento, parece enmarcarse plenamente Jai
Alai-, poblada de paisajes y personajes típicos vascos,
envueltos en tramas folletinescas, sigue, impregnada de un tono
folklórico incapaz de adentrarse con rigor en la realidad
vasca,
con películas como Le chant de l’exile (1943) de
Andre Hugon, El emigrado (1947) de Ramón Torrado
o Cancha vasca (1955) de Aselo Plaza y Alfredo Hurtado.
Por supuesto, Koldo Larrañaga y Enrique Calvo en Lo
vasco en el cine (las películas), libro editado por
la Filmoteca Vasca en 1997, dan una completa ficha artística
y técnica, además de una sinopsis de la película.
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El
emigrado (1947) de Ramón
Torrado. |
Dejando atrás los estudios
sobre el film, la cuestión es ¿Cómo es posible que
la película se perdiera?. Hay que decir que, en principio,
la trama argumental de Jai Alai no despertó las
iras de la terrible censura de la época. Nada extraño,
ya que, según se deduce de los textos citados más
arriba, se trata de un folletín romántico sin pretensiones
socio-políticas. Más sorprendente parece, tal y
como declara Alberto López Echevarrieta en su artículo
de Bilbao que la censura –hay que recordar que estamos
hablando de 1940, primer año de la posguerra- admitiera
que nombres vascos como Mikel, Mirentxu, etc, asomaran a las pantallas
o que se aceptara que un grupo de música, en este caso
los Bocheros, interpretaran en euskera el zortziko Maite.
Un hecho intrascendente hoy, desde luego, (o por lo menos debería
serlo) pero hay que situarse en ese momento histórico contemplando
en qué situación ha quedado la lengua vasca tras
la pérdida de la guerra por parte del nacionalismo vasco.
Además, la presencia en el proyecto del músico Pablo
Sorozabal, conocido republicano que tuvo el coraje de salir por
Madrid interpretando con una banda musical el Himno de Riego
mientras entraban las tropas fascistas de Franco, no sería,
desde luego, un aval para esta obra.
Como ya se ha señalado,
tras su breve estreno, la película desapareció.
Es muy probable que, como apunta López Echevarrieta, Jai
Alai, a pesar de haber salvado el filtro de la censura, hubiera
caído en desgracia por su vasquismo. Así, pudo darse
el caso de que las autoridades reinantes consideraran el trabajo
realizado por Rodríguez Quintana demasiado alejado de la
imagen de "España" diseñada por el bando
vencedor en la contienda y directamente, eliminaran la cinta.
En el folleto publicitario de la película, al leer frases
como "...la alegría desbordante de las fiestas típicas
vascas, el esfuerzo atlético de los remeros y los jugadores
de pelota, el encanto melódico de las canciones ancestrales
... el alma, la música y el paisaje de una raza viril y
eterna" uno se pregunta por la reacción de los gobernantes
ante este canto al alma vasca con el recuerdo de la guerra –y
del rechazo del nacionalismo vasco al franquismo- tan fresco en
la memoria.
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Néstor Basterretxea
y Fernando Larruquert durante el rodaje de Ama Lur. |
Nos movemos en el
terreno de la hipótesis y el caso exigiría una investigación
más detallada pero el ejemplo de Ama Lur, película
de Fernando Larruquert y Néstor Basterretxea estrenada
en 1968, es elocuente en este sentido. Al ver las imágenes
rodadas por los cineastas vascos la censura del régimen
franquista, entre otras cosas, impuso a Larruquert y Basterretxea
citar en su "osado" documental tres veces la palabra
"España". Es evidente que esas imágenes
de la vida cotidiana vasca escapaban, para las propias autoridades
españolas, de su ideal iconográfico de la hispanidad
y tuvieron, de alguna manera, que integrar ese mundo extraño
en su particular "mapa político". Si esto ocurrió
en 1968, recta final del régimen, es fácil imaginar
la situación de la censura recién terminada la guerra
civil. Además el director de la película, Ricardo
Rodríguez Quintana, no volvió a dirigir un largometraje
nunca más... ¿pagó así cara su osadía
o simplemente se alejó por voluntad propia del mundo profesional
del cine?
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Ama Lur. |
Se sabe también
que Jai Alai llegó a ser emitida en su momento por
una cadena norteamericana. ¿La prestó algún particular
para esa emisión? ¿Existe todavía esa copia? Y si
existe ¿Cuál es su estado? De conservarse, debido a su
edad la emulsión estará a punto de desprenderse
del soporte. Sin contar que estamos hablando de un material altamente
inflamable, lo cual constituye un serio riesgo para su poseedor. El
objetivo de López Echevarrieta con su artículo,
al que se une éste otro de Euskonews & Media,
revista electrónica que en sus viajes por la red llegará
con más facilidad a la diáspora vasca asentada en
América, es dar con alguien que pueda aportar datos sobre
la existencia de Jai Alai. La idea es recuperar la película
para la Filmoteca Vasca. Esta institución sacaría
un contratipo en material moderno posibilitando así su
conservación definitiva, para disfrute de cinéfilos
e investigadores de la historia del cine. Si alguien conoce el
paradero de la película o puede dar alguna pista que lleve
a ella puede aportar su información a la siguiente dirección
de correo electrónico: webmaster@euskonews.com.
Sería un ilusionante hallazgo para la historia del cine
de Euskal Herria y para la cultura vasca en general.
Carlos Roldán
Larreta, Doctor
en Historia del Arte
Fotografías: Están
publicadas en el libro
de José María Unsain, El cine y los vascos,
editada por Eusko Ikaskuntza y la Filmoteca Vasca y en la enciclopedia
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