
1. El Uruguay
en los años treinta
Ubicada
al norte del Río de la Plata, teniendo como vecinos a Brasil
y Argentina, el Uruguay se constituyó como estado independiente
en 1830. A mediados del siglo XIX, en diferentes oleadas, canarios,
piamonteses y vascos duplicaron prontamente su población
original. En 1930 se estimaban un millón
ochocientos mil habitantes con importantes índices de urbanización,
y alfabetización. Su capital, centro urbano por excelencia,
agrupaba algo más de un tercio de la población
(1). Dos partidos dominaban
la escena política, el Colorado y el Blanco o Nacional.
Surgidos en 1836 (2),
se habían transformado de iniciales bandas armadas, en
dos corrientes doctrinarias definidas. En una gruesa simplificación,
podemos decir que el Partido Colorado, representaba una postura
liberal, con énfasis en lo urbano y con una base cierta
en los inmigrantes. El Partido Blanco, tenía su apoyo en
el medio rural con mayoría criolla y era conservador. A
inicios de los treinta la crisis económica obligó
a la búsqueda de medidas ante la nueva situación;
el Presidente, el Dr. Gabriel Terra propuso una reforma constitucional
que diera agilidad al gobierno. Frente a la negativa del Poder
Legislativo, Terra el 31 de marzo de 1933, consumó un autogolpe.
Apoyaron a Terra, los sectores tradicionales y más conservadores
de ambos partidos. Se opusieron, grupos blancos y colorados con
orientaciones progresistas, comunistas y socialistas. (INDICE)
2.
La Inmigración vasca al Uruguay
La inmigración
vasca al Uruguay fue de las corrientes inmigratorias masivas la
que cumplió un papel más decisivo en la economía
en el siglo XIX. Sus frutos se vieron entonces en las primeras
y segundas generaciones de hijos de inmigrantes, conformando una
colectividad prestigiosa en todos los ámbitos de la sociedad.
En los años treinta existían dos centros que nucleaban
la colectividad, el Centro Eúskaro Español y Euskal
Erria. Las corrientes nacionalistas tomaron impulso tras el arribo
en 1932 de una joven vasca, Angela Bilbao. Militante política
de primera línea, su labor incansable se realizó
en el seno de la colectividad. Por su intermedio la Emakume Abertzale
Batzar de Bilbao envío a Montevideo varias ikurriñas,
a los centros vascos y a una audición
radial nacionalista, la "Euskal Ordua". Precisamente,
el director de este programa había tenido en 1934 un sonado
incidente con el obispo de Madrid, Monseñor Eijo y Garay
(3). (INDICE)
3.
Conflictos ideológicos y Guerra Civil a través de
la Prensa
La prensa era en
los años treinta uno de los medios fundamentales de expresión
política. En el Uruguay se podían asimilar las diferentes
posiciones a las más o menos iguales del viejo continente.
Así se podrían encontrar nacionalistas conservadores,
liberales anticlericales, socialdemócratas, socialistas
y comunistas. Esto más allá de que muchos de ellos
en el país revistaran como colorados, batllistas
o terristas, blancos, herreristas o radicales.
De ahí que lo que sucedía en el plano europeo se
atacaba o defendía con énfasis, entendiendo que
así se sostenían también, de alguna forma,
posiciones locales. Por otra parte, la asunción de un gobierno
tras un autogolpe con características autoritarias, favorecía
naturalmente las semejanzas y discrepancias. La intervención
fascista en España fue motivo de reseñas en la prensa.
Si bien en el Uruguay la nutrida colectividad italiana establecía
cierta receptividad para las propuestas del Duce, puede
decirse que casi la totalidad de la sociedad uruguaya rechazaba
la prédica fascista y la figura de Mussolini. En noviembre
de 1936, Mussolini efectuó declaraciones que apuntaban
a una revisión de las trabajosas propuestas de paz mundial
encabezadas por Estados Unidos. Sucesos políticos de este
último país, el triunfo de los demócratas,
el mismo partido del presidente Wilson, son interpretados como
una respuesta a Mussolini y el fascismo por parte
de la democracia norteamericana. El editorial del diario blanco
"El País", augura el fin del fascismo a mano
de las democracias occidentales
(4). " . . . Se diría que a un conjuro histórico
la respuesta se ha producido. Con . . . oportunidad . . . una
gran nación de 127 millones de habitantes le ha contestado.
. . . Se equivoca, pues, Mussolini . . . La ola de regresión,
de egoísmo y de barbarie a cuyo frente marcha,
encontrará obstáculos insuperables a su avance.
Las grandes democracias se cruzarán en ese camino que gusta
imaginar cubierto de ruinas y empapado de sangre." El bombardeo
de Guernica tuvo diferente difusión en la prensa. Así
la antifascista destacó el hecho apenas sucedido. El 28
de abril, "El País" lo dio a conocer en la primera página
con este titular en grandes letras "La población civil
de Guernica fue aniquilada por la aviación rebelde
". Dos días después en la página de editoriales,
en un artículo de opinión, expresó
la suya con un título que exime de comentarios, "Si
el fascio del mundo no tuviese otro enemigo que los vascos ya
podría darse por bien muertos " El 5 de mayo "El País"
en su editorial (5) titulado
"Guernica ", se refiere en estos términos, " Examinemos
el bombardeo de Guernica . . . el Santuario de un pueblo de cuyo
catolicismo . . . nunca nadie habrá dudado. Guernica .
. . ha visto . . . la muerte . . . (representada) . . .
por los poderosos aviones enviados por Hitler . . . cuyas
desavenencias con la iglesia católica son bien notorias.
. . . Esa es la manera como luchan los 'defensores de la humanidad'
... rindiendo honores al Califa de Marruecos y a las tropas
moras . . .Ciertamente que la versión nacionalista
fue la aceptada por la prensa oficialista o pro-franquista como
lo evidencian las aseveraciones del diario progubernamental "El
Pueblo" el 30 de abril (6),
que en un artículo de opinión manifestó "Los
nacionalistas han tomado fotografías aéreas
de Guernica, para demostrar que la destrucción de este
poblado no ha sido obra de su aviación . . . ". Por
su parte "El Bien Público" bajo el título
"La destrucción de Guernica" (7)
expresó que la villa fue destruida por orden de un "Comité
Rojo". (INDICE)
4.
La sociedad uruguaya y la colectividad vasca ante el conflicto
La
colectividad vasca disfrutaba de un prestigio en la sociedad,
que necesariamente se reflejaba en las opiniones que se vertían
por los diferentes medios de prensa, favorables a los republicanos
o a los nacionales. Para los primeros, la vocación democrática
de los vascos era incuestionable dada su adhesión a la
República y al régimen democrático. Las tradiciones
seculares del pueblo vasco en lo que hace a la representatividad
de individuos y comarcas, más allá de su perfectibilidad
eran siempre reseñados y tomados en cuenta. Incluso el
hecho de que Gran Bretaña se preocupase por apoyar a los
nacionalistas vascos evidenciaba un aval democrático que
no todas las fuerzas políticas republicanas podían
ostentar. Para los segundos, los vascos constituían un
pueblo engañado en su buena fe, que atraídos por
una dirigencia política perversa se habían aliado
con quienes en los hechos consideraban un enemigo común.
Como sabemos para uno y otro bando la postura de los nacionalistas
vascos les ocasionó un quebradero de cabeza en más
de una vez. Puede resumirse en conjunto que para los representantes
de las diferentes corrientes políticas del espectro uruguayo,
recorriéndolo, tanto de derecha como de izquierda los vascos
aparecen como un pueblo víctima de las circunstancias,
arrastrado a la vorágine bélica por acontecimientos
que le son en gran parte ajenos. Los centros trataron de apartarse
de las discrepancias ideológicas, y se volcaron a buscar
el auxilio de las víctimas de ambos bandos. Iniciada la
segunda guerra mundial, los campos estaban delimitados más
claramente y buena parte de la colectividad vasca pudo manifestarse
en apoyo de quienes representaban los ideales democráticos,
opuestos a la prédica totalitaria. En ese panorama la celebración
de la Gran Semana Vasca en 1943, fue un esfuerzo y un hecho memorable.
Podemos agregar como culminación de los esfuerzos en el
período la concreción en una zona residencial de
Montevideo de una plaza pública que se bautizó con
el nombre de Guernica. En ella no solo se representaba el holocausto
de la villa, sino también el reconocimiento a una identidad
nacional. Estos logros fueron posibles en la medida del trabajo
de los centros y el apoyo general de vascos y descendientes. Esto
ha configurado un legado valioso dadas las posibilidades y limitaciones
de la colectividad en un momento particularmente difícil,
que debemos valorar. (INDICE)
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1990.
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Primer Seminario. Inmigración, Historia y Cultura
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5 a 7 de agosto de 1996.
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- Melogno, Tabaré "El Uruguay del siglo XX",
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Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1995.
- Prensa : El Pueblo,
julio a diciembre 1936, marzo a julio 1937. El Debate,
julio a noviembre 1936. El País, julio a diciembre
1936, marzo a julio 1937.El Día, abril a julio
1937. El Bien Público, abril a julio 1937. El Sol,
enero a julio 1937.
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(INDICE)
(1) Oddone, Juan "El
Uruguay en los treinta " pág.18. (VOLVER)
(2) En agosto de 1836, el Presidente Oribe estableció
el uso obligatorio de la divisa blanca con la leyenda "Defensores
de las leyes ". Sus adversarios autodenominados " Constitucionales
" para distinguirse optaron por el celeste, el color de la escarapela,
pero el uso al aire libre los desteñía prontamente
por lo que se decidieron por el colorado. (VOLVER)
(3) Álvarez Gila, Óscar, "sección
vasca", del Congreso Eucarístico de Buenos Aires, Archivum
XVIII, Junta de Historia Eclesiástica Argentina", pág.
421 a 429, Buenos Aires, 1998. (VOLVER)
(4) El País, Editorial, 07.11.1936, pág.
5 "La respuesta de Wilson" (VOLVER)
(5) El País, 05.05.1937,
Editorial, pág. 5. (VOLVER) (6) El
Pueblo "Sinopsis sobre la guerra de España " 30.04.1937
pág. 4. (VOLVER)
(7) El Bien Público, 07.05.1937, pág.
3. (VOLVER)
Óscar Álvarez Gila, Dr.
en Historia (U.P.V. Eusko Ikaskuntza, - País Vasco)
Juan C. Luzuriaga,
Lic. en Historia (Centro Haize Hegoa, Montevideo - Uruguay) |