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 Es un hecho incuestionable
 el espectacular crecimiento de las ONGs en las dos últimas
 décadas. La cuestión no puede contemplarse como
 novedosa sino como cambio del contexto religioso por el civil.
 Se analizan las bondades de las ONGs, en todos los campos sociales,
 pero se advierte del peligro de participar consciente o inconscientemente
 en el debilitamiento del estatus de ciudadanía. Este debilitamiento
 supondría un hecho importante; canjear una cuestión
 de derecho por una dimensión benéfico-paternalista
 pre-Estado de Bienestar. 
 Existe un consenso generalizado
 entre los estudiosos del llamado Tercer Sector, Asociaciones
 no Lucrativas, Organizaciones No Gubernamentales, o "Sociedad
 Civil" sobre el espectacular crecimiento, difusión
 y protagonismo socioeconómico que han alcanzado estas
 organizaciones en las dos últimas décadas. 
Este protagonismo viene impulsado
 y alimentado por distintas vías sociales, pero sobre todo,
 y cada vez mas, por las Administraciones tanto locales, nacionales
 como internacionales. El reclamo participativo de los distintos
 Gobiernos en el campo de materias relacionadas con el bienestar
 social hacia estos grupos civiles es constante y manifiesto.
 Baste citar como ejemplo, las recientes Disposiciones que en
 este sentido aparecen en el BOPV (29/9/2000), donde se aprueba
 el reglamento de funcionamiento del Censo General de Organizaciones
 del Voluntariado y donde se regulan aspectos relativos sobre
 estos grupos. A lo largo del citado texto, la propia Administración
 reconoce la necesaria relación entre las Administraciones
 Públicas y las Organizaciones sin ánimo de lucro,
 basadas en la complementariedad, colaboración y participación,
 especificándose la imposibilidad de dar respuesta a las
 nuevas necesidades desde la responsabilidad absoluta de la Administración.
 Es mas, se reconoce que solo mediante la corresponsabilidad compartida
 entre ésta y la solidaridad social voluntaria se puede
 construir una sociedad mas justa e igualitaria. 
Es similares términos
 se ha pronunciado recientemente en Bruselas (10/10/00) el Consejo
 de la Unión Europea (2000) 649 final, por la que se establece
 un programa de acción comunitario para luchar contra la
 discriminación múltiple. Así, en varios
 artículos del programa (artículo 2 párrafo
 2, artículo 5 punto 1 b, artículo 9 punto 2 a)
 se recurre a la corresponsabilidad de las ONGs para la puesta
 en práctica seguimiento y evaluación del programa,
 considerándose indispensable la financiación básica
 de las ONGs que actúan con eficacia en este ámbito. 
El deseo de una aproximación
 estadística cuantitativa fiable sobre el crecimiento de
 estas Organizaciones sin Animo de Lucro, se ha visto rodeado
 de una serie de dificultades metodológicas insalvables.
 Esta problemática se suscita principalmente desde una
 serie de arbitrariedades incluidas en la categorización
 asociativa, arbitrariedad generada desde la heterogeneidad conceptual
 y terminológica que acompaña a este sector emergente
 (Tercer Sector). Por lo tanto las divergencias cuantitativas
 , no responden en general a una falta de rigor del investigador, sino a cuestiones
 derivadas de la falta de consenso conceptual. 
Según Zaidi (1)
 por ejemplo, solo considera ONGs aquellas organizaciones que
 además de no tener fines lucrativos, ser privadas y nacionales,
 están implicadas en el trabajo para el desarrollo en los
 países subdesarrollados. Esta definición dejaría
 fuera de cómputo a todas las ONGs del Norte. 
Por el contrario, la definición
 utilizada en este sentido por el estudio comparativo internacional, diseñado
 por el equipo de la Universidad de Johns Hopkins en el que hemos
 participado a nivel español (2), es sustancialmente
 diferente ya que contempla la necesaria presencia de cinco cuestiones; 
 a) que sean organizaciones formales, 
 b) que sean autónomas, 
 c) que no repartan beneficios, 
 d) que sean privadas y 
 e) que tengan un cierto nivel de aportaciones voluntarias de
 tiempo y dinero. 
A estas divergencias conceptuales
 y estadísticas debe añadirse otro sesgo del propio
 personal asociacionista debido a un registro de altas y bajas
 poco actualizado. A pesar de estas dificultades, los datos que
 se presentan a continuación no dejan de tener un cierto
 interés ilustrativo y aproximativo al evento. 
 
 Fuente: Estudio sobre el
 Sector Emergente. Obra citada. pp. 120
En el gráfico se observa
 el rápido crecimiento del número de asociaciones
 sin ánimo de lucro. Pero este crecimiento se intensifica
 en los últimos cinco años de manera muy superior
 al crecimiento habido en una década. No obstante seguimos
 recordando que estas cifras están singularmente mermadas
 por cuestiones metodológicas. 
BONDADES Y PELIGROS DEL
 ASOCIACIONISMO NO LUCRATIVO 
 
 
 El
 singular crecimiento de las ONGs ha generado la creencia de ser
 éste un fenómeno novedoso. Autores estudiosos del
 tema (Orella, J.L., Gutiérrez, M) sostienen sin embargo,
 que la presencia y tradición de Órdenes Religiosas,
 Cofradías, Hermandades, Mutuas etc..., demuestra sin lugar
 a dudas que valores universales de solidaridad, generosidad,
 cooperación y ayuda al necesitado, han tenido profundas
 raíces en España a lo largo de los siglos. Por
 ello, salvo en la etapa franquista donde esta actividad estaba
 restringida y controlada, no puede aceptarse la novedosidad del
 evento.
 El asociacionismo de carácter
 no lucrativo, de corte benéfico paternalista, era practicado
 de manera especialísima por las órdenes religiosas,
 lo cual no excluye la presencia de otros grupos no religiosos.
 Estas órdenes religiosas ejercían sus actividades
 tanto en sus países de origen como en otros países
 subdesarrollados. El formidable número de vocaciones religiosas
 que se dieron en España después de la Guerra Civil,
 permitía a estas Organizaciones No Gubernamentales dotarse
 de un fuerte capital humano para llevar adelante sus actividades.
 Debido al proceso de modernización
 y su correspondiente secularización, esta situación
 se ve modificada de manera drástica, lo que no significa
 que estos valores universales de mano tendida hacia el necesitado
 desaparezcan. Lo que sucede es que entran nuevos actores en escena.
 Estos valores siguen vivos en determinados segmentos de la población,
 si bien pierden la dimensión religiosa, situándose
 en el espacio civil. Podemos hablar por lo tanto de un misionerismo
 civil que sustituye en gran manera al misionerismo religioso.
 Son estos en su mayoría un voluntariado juvenil en versión
 moderna, que toman el relevo desde la nueva plataforma de la
 modernidad.
 Ellos configuran un misionerismo
 civil que va a cubrir viejas necesidades mayoritariamente,
 y nuevas necesidades minoritariamente. Un misionerismo civil
 que junto a su vocación de ayuda benéfica, altruista,
 sacrificada, genera intra e intergrupos oportunidades de identidad,
 integración conexión del yo individual con
 el yo social, experiencia laboral, trabajo, estatus sociomeritorio
 e incluso algo de aventura.
 En términos generales,
 podemos reconocer que además de lo expuesto con anterioridad
 , estas asociaciones ofrecen una respuesta ágil a problemáticas
 críticas de solución inmediata, supliendo las dificultades
 que todo trámite burócrata-estatal genera.
 Aparte de las referidas e incuestionables
 bondades, no podemos olvidar que existe un Estado de Bienestar,
 mas o menos desarrollado, pero con un importante elemento a considerar
 ; el estatus de ciudadanía que dota a cada individuo
 de una serie de derechos civiles, políticos y sociales.
 Es por lo tanto el Estado el garante, el que ha asumido el compromiso
 de proporcionar bienestar social a sus ciudadanos. Si en gran
 parte esta responsabilidad se descarga en las ONGs, estamos cambiando
 no el que sino el como. Estamos retrocediendo a la etapa
 pre-Estado de Bienestar, donde la cobertura de las necesidades
 se realizaban dentro de un entorno de beneficencia y paternalismo,
 colaborando consciente o inconscientemente al debilitamiento
 de la dimensión de derecho implícita en
 el estatus de ciudadanía.
  El
 ímpetu de entrada en escena de las ONGs para la cobertura
 de todo tipo de necesidades, el arrope presupuestario, la convocatoria
 y reclamo de colaboración, corresponsabilidad y complementariedad
 lanzada desde las distintas Administraciones nacionales y europeas,
 nos generan al menos el temor de que se escondan intereses solapados
 que ayuden a los Gobiernos neoliberales al desmantelamiento sin
 conflictos del Estado de Bienestar.
 No es de recibo manejar argumentos
 sobre la ineficacia del Estado para cubrir sus compromisos, o
 de que las ONGs, la "sociedad civil" son mas eficaces
 y eficientes en la distribución de ayudas que lo que éste,
 el Estado lo es. Si no queremos colaborar al cambio del como,
 quizás tendríamos que aprovechar esta importante
 movilización civil, para reclamar responsabilidades y
 una auténtica reestructuración de los poderes públicos.  
 
(1) Zaidi, S.A. (1998) "El Fracaso de las
 Organizaciones No Gubernamentales" . en "Zona Abierta"
 82/83 pp. 75-85 (VOLVER) 
(2) Estudio panel sobre "El Sector
 Emergente" (2000) realizado en colaboración con la
 Universidad de Johns Hopkins, patrocinado por la Fundación
 BBV, dirigido por Ruíz Olabuenaga, J.I. y figurando como
 equipo investigador; Oiarzabal , Mª. A. Casado, D. Jiménez,
 A. Orella , J.L. Mancisidor, M. Labrador, C. Soto, S. y Fernández,
 A.
 (VOLVER) 
 Mª Angeles
 Oiarzabal Fernández, Catedrática E.U. de la UPV/EHU-Departamento
 de Sociología 
 Fotografías: Página Web Médicos del Mundo
 y Cooperación Internacional |