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Son pocas las investigaciones relativas
a la capacidad perceptivo-cognitiva de los sujetos con oído
absoluto (OA), ya que la mayoría de las investigaciones
realizadas a éstos han tenido por objeto, precisamente,
el análisis de la habilidad propia de los mismos. Sin
embargo, en los últimos años se han creado interesantes
líneas de investigación que pretenden estudiar
los efectos de esta cualidad perceptiva en la práctica
musical.
Este artículo presenta
la repercusión del OA sobre diferentes destrezas melódicas:
la discriminación tonal, la percepción de intervalos,
el transporte, y la percepción de estructuras tonales
y atonales. Además, describe las posibles ventajas y desventajas
de su posesión en la vida profesional de un músico.
Denominamos discriminación
tonal a la comparación entre dos sonidos en lo que se
refiere a su altura. Diversos estudios sugieren que la discriminación
tonal podría estar más relacionada con la vida
musical del propio sujeto evaluado que con la posesión
o no de OA. Parece razonable pensar que la interpretación
musical con un instrumento de afinación no fija o la mera
interpretación en grupo de cámara u orquesta favorezca
y desarrolle la discriminación tonal. Igualmente ha sido
detectada la contribución de la interpretación
o la audición cotidiana de música microtonal al
desarrollo de esta cualidad.
Respecto a la capacidad para
identificar intervalos se observa que, en general, tanto los
poseedores de OA como los que carecen de esta habilidad responden
favorablemente a la categorización de los intervalos musicales.
Sin embargo, se han realizado pruebas de identificación
de intervalos que incorporan tareas de discriminación
interválica (Miyazaki, 1993; 1995) en las que se ha detectado
mayor dificultad en los poseedores de OA frente a personas sin
esta habilidad, sobre todo, fuera de la tonalidad de Do mayor.
Se dice, además, que la mayoría de las personas
procesan el intervalo musical de una forma directa, es decir,
haciendo uso de la audición relativa reconocen directamente
la relación entre los dos sonidos que componen el intervalo.
Levitin (1996) y Miyazaki (1988), no obstante, señalan
la dificultad de muchos sujetos con OA para identificar los intervalos
de un modo directo.
En nuestro estudio (Laucirica,
1998) detectamos una tendencia generalizada (en personas con
OA y sujetos sin esta habilidad) al recurso al procesamiento
indirecto, es decir, nombrando los dos sonidos componentes del
intervalo, aunque como es razonable no coincidiera con el sonido
real en las personas sin OA. También se observó
una general mejor puntuación en los intervalos compuestos
por sonidos de la escala de Do mayor frente a los procedentes
de la escala cromática. Esta diferencia no se percibió
en los sujetos con OA no limitados por las alteraciones, aunque
sí se produjo en las personas con OA con esta limitación,
y en las personas sin OA. Tanto la tendencia al procesamiento
indirecto del intervalo musical como la acomodación a
la tonalidad de Do mayor las atribuimos a una determinada inclinación
en nuestro entorno educativo hacia estos modos de procesamiento
y de introducción en el sentido tonal. Salvo escasas excepciones,
en nuestras escuelas de música no se trabaja la categorización
interválica, nos encontramos en una cultura del "do
fijo" y la tonalidad de Do mayor invade la literatura musical
de los primeros años de estudio.
De cualquier manera, si parece
cierto que los sujetos con OA tienen dificultades para transportar
(Ward, 1963b; Miyazaki, 1993, 1995). Es lógico si se defiende
la tesis de que estas personas perciben los tonos y no las relaciones
tonales, porque al transportar se cambian los primeros manteniéndose
las segundas y, en algunos casos, la dificultad podría
encontrarse, simplemente, en la diferencia entre los tonos escuchados
y los escritos. Consideramos necesarias más pruebas de
transporte en sujetos con OA. Debería ser considerada
la tipología dentro de esta habilidad, aunque en el caso
del transporte parece determinante la práctica musical
del sujeto evaluado y el grado de desarrollo de audición
relativa con independencia de la audición absoluta.
Encontramos, asimismo resultados
contradictorios respecto a la mayor o menor facilidad de los
sujetos con OA para la percepción de la música
atonal (Barkowsky, 1987; Crutchfield, 1990, citado en Takeuchi
y Hulse, 1993; Zielinska y Miklaszewski, 1992). Podría
ser que los propios sujetos evaluados tuvieran una experiencia
musical previa que facilitara la cognición de estructuras
atonales. Además, la posesión de determinados tipos
de OA (Laucirica, 1998) podría ser la causa de esta disparidad
de resultados. Los sujetos con un OA limitado por las alteraciones
con un insuficiente desarrollo de la audición relativa
sufrirían carencias en la percepción de mensajes
sonoros ajenos a la tonalidad.
Así, se han barajado en
los últimos veinte años las posibilidades de que
el OA sea una cualidad envidiable y la de que su posesión
produzca ciertas desventajas desde el punto de vista musical.
Por un lado, siguen realizándose investigaciones para
conseguir la cualidad de OA incluso en personas adultas (Nering,
1991) y, por otro, se comienzan a realizar estudios empíricos
que demuestran ciertas incapacidades de los sujetos con OA frente
a los que carecen de esta habilidad (Miyazaki, 1993, 1995). Radocy
y Boyle (1988) piensan que la posesión de OA es algo sorprendente
para alguien que no lo posee y puede llegar a ser molesto para
las personas con esta cualidad.
Es conocida la facilidad de las
personas con OA para la lectura a primera vista, la audición
interior, el dictado musical y cualquier actividad que requiera
memoria musical, a corto o a largo plazo. También es cierta
la llamada "pereza auditiva" que se puede producir
en personas con OA cuando no desarrollan adecuadamente la audición
relativa, imprescindible para un buen músico. O su incomodidad
cuando se escucha o se interpreta música en una afinación
ajena a la habitual (La4=440 Hz, nomenclatura norteamericana),
tan frecuente en música antigua.
Podemos concluir que, objetivamente,
lo ideal en un músico es la posesión de ambas cualidades.
El problema que aparece cuando un poseedor de OA tiene dificultades
en la audición relativa ha de solucionarse introduciendo
a este sujeto en un programa específico de educación
musical destinado al desarrollo de la audición relativa.
Referencias bibliográficas
BARKOWSKY, J. J. (1987): An investigation into pitch identification
behavior of absolute pitch and relative pitch subjects Michigan:
UMI Dissertation Services
LAUCIRICA, A. (1998): Efectos del oído absoluto
sobre el procesamiento del intervalo melódico temperado.
Tesis no publicada. Facultad de Psicología. Universidad
del País Vasco.
LEVITIN, D. J. (1996): Mechanisms of memory for musical
attributes Michigan: UMI Dissertation Services
MIYAZAKI, K. (1988): "Musical pitch identification
by absolute pitch possessors" en Perception & Psychophysics
Vol. 44 nº 6 Pags. 501-512
MIYAZAKI, K. (1993): "Absolute Pitch As an Inability:
Identification of Musical Intervals in a Tonal Context"
en Music Perception Vol. 11 nº 1 Pags. 55-72
MIYAZAKI, K. (1995): "Perception of relative pitch
with different references: Some absolute-pitch listeners can't
tell musical interval names" en Perception & Psychophysics
Vol. 57 nº 7 Pags. 962-970
NERING, M. E. (1991): A study to determine the effectiveness
of the David L. Burge technique for development of perfect pitch
Michigan: UMI Dissertation Services
RADOCY, R. E. y BOYLE, J. D. (1988): Psychological Foundations
of Musical Behavior (2ª ed.) Springfield, Illinois: Charles
C Thomas. Publisher
TAKEUCHI, A. y HULSE, S. H. (1993): "Absolute Pitch"
en Psychological Bulletin Vol. 113 nº 2 Pags. 345-361
WARD, W. D. (1963b): "Absolute pitch. Part II" en Sound
Vol. 2 nº 4 Pags. 33-41
ZIELINSKA, H. Y MIKLASZEWSKI, K. (1992): "Memorising
Two Melodies of Different Style" en Psychology of Music
Vol. 20 Pags. 95-111
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Ana Laucirica Larrinaga |